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martes, abril 16, 2024

Ciudadanía Adulta

El sistema político mexicano está en crisis. Salvo algunos analistas que sólo quieren ver un lado de la moneda se dan a la tarea de apoyar las lógicas vigentes del desarrollo económico principalmente y las estrategias implementadas y seguidas por el gabinete de Peña Nieto. El resto de los analistas políticos y económicos ponen en entre dicho los logros que ahora su anuncian, ofrecen elementos suficientes para confirmar el barco se hunde poco a poco y los motores no se ponen en marcha. El capitán está preocupado por la cena que van a servir a sus pasajeros y su esfuerzo esta decidir que usaran él y su esposa como vestimenta de gala.

Es cierto que sus operadores políticos pudieron llevar a cabo la mayoría de los compromisos del llamado Pacto por México obligando políticamente hablando a que los dos partidos más importantes de oposición fueran coparticipes de la aprobación de las reformas estructurales se aprobaron en las cámaras legislativas y que tanto se han ufanado en presumir en el ámbito internacional.

Entre las reformas logradas esta la que refiere a las leyes electorales. Que van desde el nuevo Instituto Nacional Electoral y el “alebrije” institucional que se creó para dar cabida a los institutos electorales de los estados (los OPLES). Se puede entender que los partidos políticos quisieran hacer mejoras al sistema electoral y que incluyeran preceptos como la reelección que había sido un tema tabú durante casi un siglo y que ahora se pusieran ellos mismos más controles y candados para evitar malas prácticas y vicios dentro de los procesos electorales.

El nuevo marco electoral se pondrá a prueba. Sobre todo ahora que en esta semana se dé el registro de candidatos y candidatas y con el inicio de las campañas propiamente dichas a partir del 5 de abril. Los setenta nuevos atributos que las y los legisladores del dieron al INE le dan en su conjunto una serie de elementos y herramientas para hacer su trabajo de árbitro en la contienda entre los partidos

Se tiene la obligación de que la conformación de las candidaturas en todos los niveles de aspirantes a cargos de elección popular, este conformada con una proporción de 50% para mujeres y 50% para hombres, como una media afirmativa para garantizar la representación social de la población de mujeres que es poco mayor al 50% en la estructura demográfica del país. Habrá que ver cómo se comportaran los partidos para cubrir esta disposición electoral.

Por otra parte, está el ámbito de la fiscalización de los gastos de campaña de los partidos políticos y de las y los candidatos. Hay topes de campaña, hay criterios para la consecución de fondos privados, hay criterios para los gastos de campaña, se crea un Registro Nacional de Proveedores, se fijan reglas para la entrega de informes de gastos. Ahora los candidatos y candidatas son obligados solidarios con los partidos para dar cuenta de los gastos y del uso de las prerrogativas que tienen. Se crean mecanismos para el monitoreo de la propaganda de los llamados espectaculares, pero también de las bardas, lonas y publicidad en su conjunto. Se prorratearan gastos de propaganda genérica. Se incorporaron disposiciones para que la promoción a través de los llamados productos utilitarios sólo sea con materiales textiles, que en la publicidad se usen materiales biodegradables, reutilizables y reciclables. Por primera vez se hará un monitoreo y seguimiento de costos de publicidad en internet. También por primera vez el rebase de costos de campaña será un elemento para decidir el triunfo electoral.

Las elecciones en su organización están garantizadas en todos los niveles y etapas del proceso. El servicio profesional que opera en el INE es uno de los más serios y confiables en todos los sentidos. El modelo de participación ciudadana en los consejos locales y distritales, junto con la participación de los representantes de los partidos políticos en cada uno de los 332 consejos, da la certeza, transparencia, imparcialidad y objetividad al proceso en su conjunto.

Pero ¿Qué falta? A mi modo de ver faltan tres elementos que podrían hacer que el país y sus sistema político pudiera dar pasos en sentido positivo y con ello poder seguir en el largo proceso de la construcción de la democracia, esto más allá de la democracia electoral.

Un primer elemento. Se requiere que se inicie un largo proceso democrático al interior de los partidos políticos, que pasa necesariamente por educación cívica y por el reconocimiento pleno de los derechos políticos de sus militantes. Hemos visto la forma en que se han designado a candidatos y candidatas, en algunos caso usando el “dedazo”, y lo más patético creyendo que esa es una práctica democrática. También estamos viendo la “puerta abierta” para que quien quiera se pueda registrar como candidato, sin más requisito que tener sus derechos vigentes como ciudadanos o ciudadanas. Vemos partidos políticos que no trabajan con sus bases sociales con sus militantes y simpatizantes y que los recursos económicos de las prerrogativas que tienen grandes oportunidades para invertir en sus cuadros, en las mujeres de sus partidos como lo es el fondo del 2% para la equidad de género y éstos lo ocupan en otras cosas distintas y burdas.

El segundo elemento. Se requiere que los partidos políticos se den a la tarea de fomentar la participación social y política de las y los ciudadanos. Se requiere que hagan un trabajo desde sus principios políticos, desde su ideología, (si es que la tienen) para presentar el modelo de país, de sociedad, de gobierno que desean ser e impulsar. Que expresen con claridad qué programas de gobierno estarán impulsando, cuál es su agenda social, política, cultural, económica, ambiental, cultural, educativa, salubridad, en seguridad y estado de derecho. Que digan con claridad sus compromisos de campaña en contra de la corrupción, de la impunidad, de la ineficiencia de las instituciones del estado. Que expliquen a la población sus plataformas y ofertas políticas y digan a qué se van a comprometer y sobre todo digan cómo van dar cuenta de su trabajo, cómo van a transparentar su trabajo, y cómo piensan que la sociedad debe participar para que de la rendición de cuentas y cómo van a cuidar sus correligionarios para evitar que defrauden o engañen.

Tercer elemento. Necesitamos una ciudadanía adulta. Se requieren hombres y mujeres que revisemos con criticidad la oferta política que se presenta, que revisemos las trayectorias de los partidos políticos y de las y los candidatos que nos proponen. Necesitamos conocer sus propuestas de gobierno. Se requieren ciudadanos y ciudadanas que exijan y demanden sus derechos humanos en todos los sentidos consagrados en la Constitución. Se requieren ciudadanos que hagan valer sus derechos políticos y que pasemos a ser ciudadanos de tiempo completo. Una ciudadanía que recupere la memoria histórica y con ello la fuerza de la colectividad. Una ciudadanía que se empodera y pide cuentas, que comprende que trabaja cinco meses completos de cada año, para el gobierno aunque no nos demos cuenta (a través del pago de impuestos). Se requiere una actitud de exigencia social y de vigilancia comunitaria. Todo esto pasa por reconocernos como ciudadanos, como vecinos, como contribuyentes, como pares, como colegas, como compañeros y compañeras, como mexicanos y mexicanas.

En las próximas elecciones no demos un cheque en blanco. Participemos con el voto, para tener la confianza y el derecho de exigir y demandar dignidad, justicia, equidad, desarrollo y libertad seguir en la construcción de una ciudadanía adulta y de un mejor país que todos y todas nos merecemos.

 

 

 

 

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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