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viernes, abril 26, 2024

Exterior e Interior

“Sólo nos convertimos en lo que somos a partir del rechazo total y profundo de aquello que los otros han hecho de nosotros”.

Jean-Paul Sartre

“La búsqueda del viaje interior, no debería separarse de la búsqueda hecha en la travesía externa y social ya que no somos seres aislados”.

Mahatma Gandhi

Exterior
La pandemia no ha puesto a prueba como sociedad y como personas. Esta contingencia hace visibles las profundas contradicciones sociales, económicas, políticas y educativas.

Somos un país fragmentado, dividido, con una historia por demás heterogénea y con un mosaico de actores sociales, de intereses y expresiones de fuerza desde los poderes reales y fácticos, que usan el poder para muchas cosas, pero muy pocas veces para igualar las condiciones de vida con calidad y dignidad para quienes vivimos en México. Tenemos un país sumido en la violencia, en la corrupción y con la impunidad como única certeza.

Me han contado y he leído algunas de las historias se zozobra, temor, miedo e inseguridad que se viven en colonias, barrios y municipios. Lo que pasa en Celaya, Salamanca, León e Irapuato y otros municipios vecinos de estos da cuenta de la falta autoridad y de la ineficacia de las acciones de seguridad implementadas, pero también, demuestra que las personas no tienen con quien acudir, a quien pedir ayuda o dónde sentirse protegidas. El exterior es caos, es incertidumbre y desconfianza en las autoridades.

Hay miedo, temor, preocupación, desasosiego, intranquilidad y desesperanza.

La vida política que se podría pensar ha mejorado desde la creación de IFE, ahora INE, para buscar en un sistema de representación democrática a través de partidos políticos y que ahora deja mucho que desear en la práctica.

Todo el diseño institucional y las bases legales están puestas para construir la democracia. Sin embargo, en la lógica del poder, el ser gobierno se ha usado para obtener prebendas, hacer arreglos y establecer contubernios, para beneficiarse de contratos, negocios, plazas, y de aprovechar la ocasión de concentrar poder y dinero.

La historia política de usar a las y los ciudadanos solo como votantes, hizo que dejáramos en algunas manos y en muy pocas cabezas pensantes, las decisiones del país, y con ello la ausencia de las políticas públicas que necesitamos como nación, desde una visión social que procurara la igualdad y justicia.

Dejamos la responsabilidad y la operación del estado y de sus instituciones en los partidos políticos, que han tenido como característica la traición permanente a sus principios y la defensa de intereses poco transparentes, por un lado y por el otro, esos partidos políticos vistos como oposición, son verdaderas galimatías, que sólo juegan al espectáculo de buscar en estar en los medios de comunicación y en las redes sociales digitales. Las propuestas, las soluciones, los argumentos, las iniciativas son verdaderos florilegios de lenguaje que están vacíos, que son inocuos e infames. Algo habrá que hacer, más temprano que tarde.

Interior
La pandemia también está haciendo evidente la complejidad de la realidad humana. Todas las personas somos diversas, con historias y con situaciones de vida que no tienen guiones prescritos. La sociedad y la cultura crean y establecen desde sus prácticas cotidianas forma de generalizar, homogenizar, e imponer clasificaciones y estereotipos, para encasillar todo.

De ahí que también seamos racistas, clasistas, intolerantes y excluyentes, dentro de una sociedad patriarcal que se resiste a entender y aceptar también la diversidad cultural y sexual, en un entorno económico que además ha aceptado sin ninguna reserva un culto al individualismo, al consumo, a la productividad y éxito como sinónimos de realización personal.

Buena parte de los problemas que ahora emergen en las familias, en las personas, están anclados en la forma en que interiorizamos la vida social, política y económica, junto con la forma en que idealizamos lo que es la realización personal, lo que es el bienestar, la felicidad y el amor. Es un proceso interior en el que se pone a jugar la historia personal y familiar, con relación a las formas y posibilidades que hemos tenido para ir creando nuestro carácter, forjado nuestra personalidad y con ello los valores y actitudes que se han aprendido en los contextos familiares, culturales y sociales con los que actuamos –consiente e inconsciente- ante las personas con las que nos relacionamos y con las personas que nos rodean, en el sentido más amplio.

Ahora el conflicto se expresa, se hace visible, se puede hablar o al menos denunciar o demandar ayuda más que en otros tiempos. Este encierro ha demostrado una serie de situaciones de riesgo y vulnerabilidad humana, de reacciones impulsivas, de pensamientos que se expresan con angustia, como tristeza, melancolía, depresión y hasta suicidio. Pero también ha puesto en el escenario la gran carencia para la expresión adecuada de las emociones y los sentimientos, abriendo a su vez, la necesidad y de revisar el mundo interior de cada uno de nosotros, de nosotras.

Esta revisión de la vida interior –personal-, implica una reflexión seria y profunda, y en el mejor de los casos urgente, para reconocer en lo posible todo aquello que nos descontrola y que nos lleva a situaciones extremas de agresión y violencia verbal, psicológica y física, junto con actitudes y reacciones de intolerancia y desprecio a las necesidades de las personas y de sus derechos humanos, y más cuando son las personas que queremos, amamos, que son esposas y esposos, hijas e hijos, que son padres y abuelos, pero también de amigos y amigas, compañeros y compañeras, incluso vecinos.

El conflicto es inherente a la condición humana, pero, si algo ha aportado la cultura y la inteligencia, junto con las diversas psicologías que se han desarrollado en los últimos 100 años, es la posibilidad explorar ese mundo interior, de poder ponerlo a revisión y encontrar en la toma de conciencia y en el entendimiento, las oportunidades de mejorar, de aceptar quienes somos y asumir un mayor control de nuestras emociones y de nuestros sentimientos. En poder expresar lo que se piensa y se siente para construir proceso de comunicación propositivos, asertivos y sanos. La dualidad -interior y exterior-se toca, se trastocan, y permiten también, si se pone una buena parte de voluntad, el poder aprender de uno mismo y cambiar. Las y los profesionales de la salud mental tienen mucho por aportar y por hacer.

La política tiene que ser un asunto de interés público, la realidad social nos tiene que importar en lo individual y colectivo. La salud mental tiene que ser un asunto de interés público y nos tiene que importar de manera colectiva y también de forma individual.

La pandemia nos afectó como sociedad y como personas en lo singular. Sería deseable y sin duda necesario, iniciar un proceso para hacernos cargo de nosotros partir de este adentro y este afuera, de que nos importe el exterior y el interior de quienes somos en lo individual y en lo colectivo.

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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