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viernes, abril 26, 2024

Gobernar desde lejos

“Si fueras tú, yo te buscaría”

 

La política contemporánea demanda nuevos compromisos a los políticos. Gobernar no es fácil, pero la tentación más grande que se tiene es gobernar sólo para unos cuantos. Es un fenómeno que tiene que ver con ponerse en una zona de confort, que le permita sentir al gobernante que todo está bien. Esta actitud genera una displicente arrogancia, que hace que sólo se escuche lo que se quiere oír y sólo de quienes son los más cercanos colaboradores y amigos.

Gobernar para el pueblo es un desafío. Gobernar para todos y todas es una responsabilidad asumida, pero no es entendida fácilmente y las formas de hacerlo requieren voluntad política y una postura autocrítica que permita entender que comprender las necesidades y demandas de la gente es un derecho. Que la ponerse en el lugar de la ciudadanía y de su realidad les daría el horizonte social y moral para gobernar con justicia y con la idea del bienestar social, pero parecería que una fuerza contraria domina la visión política y el poder distorsiona la función pública y aleja a los gobernantes del pueblo de la realidad del país y de los problemas que se tienen, como nación, sociedad.

Es un hecho que se han ido estableciendo procesos y se ha legislado para impulsar la participación social, se han conformado infinidad de consejos en las diversas instancias de gobierno, que buscan incluir a la ciudadanía en el proceso de la toma de decisiones en las diferentes esferas de la participación política. Sin embargo, los procesos de conformación de los consejos que implican la participación social, en todos los niveles de gobierno, están asociados a las relaciones de poder, con ello a mecanismos de conformación de esos colectivos que garantizan que se gobierne para una élite política y económica. Eso, está por demás demostrado, si revisamos la conformación de esas instancias de participación social promovidas por el gobierno. En los municipios esta situación adquiere una dimensión que raya en la corrupción, si pensamos que ahí, se ven evidenciados con especial perversión, los intereses de los diversos grupos de poder que usan esas instancias de participación ciudadana para su beneficio.

A esa realidad se le suma la distancia física de quien gobierna. En algún espacio de opinión política se leía estos días que Peña Nieto se pone lejos de los problemas. Ya sucedió con la fuga del Chapo Guzmán y ahora pese al encuentro forzado por el informe del grupo de expertos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos con los Padres de los Normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, decidió él y su equipo gobierno salir a Nueva York, a la sede de las Naciones Unidas, el día que se cumplió un año de esta tragedia social y humana.

Ponerse lejos es una forma de huir, aun por motivos políticos que puede parecer buenos. El tema que hace que se confirme que se gobierna desde una cómoda distancia es el hecho de que Peña Nieto fue a la ONU a participar en la Cumbre de Equidad de Género, que busca confirmar las intenciones del gobierno por apoyar la igualdad entre hombres y mujeres. Esta participación en este foro mundial cae en el vacío y amplía la desconfianza y la falta credibilidad que ya se tiene del presidente, que por cierto es muy baja y es la más baja de todos los gobiernos actuales en América Latina.

Esta intervención en la ONU sucede ante la dramática realidad que viven las mujeres en el país. Si bien los gobiernos en turno han firmando los acuerdos internacionales con relación a los derechos de las mujeres, así como, de los niños y niñas, y también ha suscrito los tratados y acuerdos en materia de igualdad y de los derechos económicos y laborales, que junto con las reformas constitucionales en las que obliga a que los Derechos Humanos sean garantía y una responsabilidad de todas las instituciones del Estado Mexicano, el panorama de la violencia en contra de la mujeres se agudiza –en todos los tipos y modalidades de violencia- y de la discriminación que viven, ante la ineficacia, la corrupción y la impunidad del gobierno.

La creciente escalada de feminicidios en el país y en particular en estados como Hidalgo, Oaxaca, Estado de México y Guanajuato, habla de algo que esta fracturado en la sociedad, que algo está muy mal y pone a su vez en evidencia, que lo que se dice desde el gobierno y lo que ahora se suscribe en la ONU, cae en un terreno estéril, si no se cambia de forma urgente el funcionamiento del gobierno, para que este pueda ofrecer muestras contundentes de sus compromisos con todas las mujeres mexicanas.

La esquizofrenia se apodera del gobierno, el poder se vive como discurso para el pueblo. La lejanía con la ciudadanía se confirma. El poder de hace arrogante y se nutre de ignorar la realidad. Peña Nieto sigue sin escuchar, sin ver, sin sentir, sin entender.

En las democracias modernas, se requiere gobernar desde el pueblo, con el pueblo y para el pueblo. Esto es pedirle mucho a la clase política. Ahora está el nombramiento de Arturo Escobar como Subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana en la SEGOB, situación que muestra que se gobierna otorgando premios al Partido Verde, y que confirma que no se escucha a la sociedad civil que ha pedido de forma contundente y clara que sea destituido, porque sin duda él representa lo más sucio de la clase política y de la partidocracia que gobierna. Eso es gobernar desde lejos.

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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