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jueves, abril 18, 2024

Insensibilidad política

La vida cotidiana de miles de personas que se cruzan en un día cualquiera ante cada uno de nosotros es una extensa trama de realidades sociales y profundamente humanas. Cada persona va ajustando su realidad a los hechos que le tocan vivir, sus circunstancias, su trayectoria de vida y los recursos con los que va construyendo las posibilidades de enfrentar los retos que la vida misma –por así decirlo- se encarga de poner como parte de la existencia individual y colectiva.

Como sociedad hemos construido una serie de acuerdos en el tiempo, que dan sentido a una serie de lógicas que buscan hacer que la vida sea más sencilla, dejando en una serie de instituciones del estado a través de leyes, así como de normas sociales y aun morales que nos permiten – idealmente- tener un marco social de acción para poder vivir y convivir con otras personas, es decir vivir en sociedad.

Cuando la norma y la acción social del estado se desdibujan ante la ciudadanía, el desencanto aparece. En qué creer cuando los responsables de hacer cumplir la ley y de ofrecer los servicios que el gobierno está mandatado a brindar a sus ciudadanos y ciudadanas, son omisos, y caen en prácticas de impunidad y corrupción y también en la demagogia política.

Desde hace varios años en México, se va documentando por diversos estudios la baja confianza que se tiene en las instituciones del estado, en las y los legisladores, en los partidos políticos y en otras instituciones como las iglesias y los medios de comunicación. Lo preocupante es que cada día que pasa pareciera que se normaliza la ineficiencia del aparato de estado y las historias que vamos conociendo a través de una prensa independiente y crítica, -que es marginal en cuanto a las grandes audiencias- confirma que el poder político y económico dan la pauta para naturalizar los vicios del propio poder y que lo que van generando que es que se agudicen los problemas que tenemos en la sociedad.

Los recientes hechos denunciados en Veracruz, las desapariciones de jóvenes en Tierra Blanca, los levantones de personas en los últimos días, los cientos de fosas clandestinas descubiertas, la colusión de la policía con organizaciones criminales, el desvío de fondos públicos, la no entrega del presupuesto que le corresponde a la Universidad Veracruzana, y recientemente las acciones de denuncia que han hecho de forma individual algunas familias para protestar por el grado impunidad y la falta de justicia en ese estado, como es el caso de la protección de las autoridades a cuatro jóvenes pudientes y confesos del delito de violación a una jovencita de 16 años en Boca del Rio o la protesta con el féretro de un joven asesinado a manos de policías del estado frente al Palacio de Gobierno, son muestras del hartazgo de la crisis de autoridad y de gobierno.

Ante la petición de juicio político al gobernador Duarte, el Congreso del Estado politizó aún más el hecho y los legisladores del PRI y Partido Verde desestimaron las denuncias, todas reales, ante el argumento de que se estaba utilizando la petición del desafuero con fines electorales, -ya hay elecciones en Veracruz este año-. La pregunta que queda es y ¿La justicia? ¿La responsabilidad del gobernador cómo se va sancionar? ¿Qué se va hacer con una deuda que supera los 115 mil millones de pesos? ¿Ese dinero en dónde está? ¿Qué pasa con los 3576 desaparecidos reconocidos por la Procuraduría de Justicia de la entidad? ¿Qué pasa con la impunidad ante los asesinatos y hostigamiento de reporteros y reporteras?

En fin, la realidad rebasa por mucho la imaginación que pudiéramos tener de lo que es capaz la clase política. Lo cierto es que el PRI y el Partido Verde defenderán a Javier Duarte. Desde el amago hecho por el líder del PRI para que diera Duarte respuestas a los cuestionamientos que le han hecho, hasta la franca insensibilidad política que con un burdo cinismo el gobernador ha respondido y se ha burlado de quienes lo demandan y le exigen justicia.

Lo que pasa en Veracruz es el botón de muestra. Pero también están otros gobiernos y otras figuras políticas, otros fraudes, otros casos de impunidad y de injusticia. No es un hecho menor el que hace unos días la CEPAL informara que México es el país de la región latinoamericana en dónde más creció la pobreza en los últimos años. Todo indica que se requiere sensibilidad e inteligencia política, ambos aspectos ausentes en los actuales gobiernos. Por lo pronto el caso de Veracruz reclama justicia por donde se quiera mirar.

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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