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martes, abril 16, 2024

Los olvidos

“La suya es una sociedad de clases, señora, y la suya también, señor, y téngalo muy en cuenta, si no quieren que su amnesia termine en terapia de choque. También es una sociedad capitalista y accionada por el mercado, uno de cuyos atributos es el ir dando trompicones de una depresión/recesión a otra. Como es una sociedad de clases, reparte los costes de la recesión y los beneficios de la recuperación de forma desigual, aprovechando cualquier ocasión para dotar de mayor firmeza a su columna vertebral: la jerarquía de clases.”

Zygmunt Bauman

 

 

Cada vez la memoria política peca de ser selectiva, si le queremos dar un calificativo de mesura o de conmiseración. La historia la civilización es una narración desde el poder y sólo se recuerda lo que se quiere instituir como relato que exalta o distorsiona los hechos y le pone un sello de “verdad” a favor de los vencedores, de los que ostentan la autoridad en cada época o momento de la historia humana.

En unas semana más se conmemorará el 2 de octubre del 1968. Capital social y político que abrió el paso a la democracia representativa que se tiene ahora, como una democracia imperfecta, montada en un régimen que nació de una Revolución social y que al paso del tiempo se ha ido ajustando a los intereses y visiones de que quien se apropiaron de los saldos de la Revolución Mexicana y que han impuesto desde de las diferentes formas ejercicio del presidencialismo, nuevas lógicas y nuevos proyectos sociales, políticos y económicos al amparo del recuerdo de una revolución que fue traicionada desde su triunfo. Con amnesia y con omisiones en la narrativa los hechos que han creado las galimatías que rayan en el absurdo y en la ignominia. Por lo pronto el 2 de octubre no se olvida.

Desde esa arquitectura institucional y con un proceso de reacomodo de fuerzas y grupos políticos se ha venido desarrollando un modelo político que muestra día con día sus contradicciones, muestra sus excesos en el uso de las facultades que la legalidad construida otorga, con la expresión de una cultura política que no acaba de profesionalizarse, que se niega a la transparencia y opera entre virtudes públicas y vicios privados, en la que usa como consigna la salida fácil, la excusa ingenua, la disculpa frívola y el silencio, para abonar al olvido.

La apuesta es que el desinterés de la ciudadanía en la política, provoque un efecto de olvido casi inmediato, esto debido a que esa ciudadanía invierte su tiempo vital en sobrevivir, literalmente, entre la búsqueda de un sustento y entre el miedo por la inseguridad, un subsistir aderezado por el de fútbol, o por los escándalos en la farándula del espectáculo, entre otros paliativos que son analgésicos que producen amnesia política. 

Esta semana se anunció un nuevo proceso de investigación sobre los normalistas de Ayotzinapa, el gobierno federal  resetea todo el expediente de la investigación. Habrá que ver cómo se vuelve armar un rompecabezas, en el que muchas de las piezas que lo integran ya están por demás deformadas. Lo que prevalece es la falta de confianza y de certezas en todo el proceso de investigación. Lo cierto que es por ahora todavía no hay una narrativa que sea coherente y al menos con un sentido que explique los hechos, sin que se omita o se esconda la verdad, las madres y padres de los normalistas se han encargado de que no gané el olvido y la impunidad.

La alternancia política fue un parteaguas en la vida de la democracia del país. El triunfo de Fox creó una ilusión de cambio de régimen. No sucedió. El saldo después de 12 años de gobiernos panistas en la silla presidencial, fue el triunfo de un PRI recargado que abusó como nunca del poder y entregó el alma al neoliberalismo de mercado, el cuerpo, ya había sido entregado desde Carlos Salinas. Fox y Calderón se encargaron en embalsamarlo. Olvido selectivo es lo que se aplica para no recordar lo que ha pasado en el años recientes y evitar hablar de lo acontecido y querer poner en el olvido el ineficaz gobierno del panistas al frente del país.

Los partidos políticos se olvidaron la tarea de la formación política de sus militantes, abandonaron ideales y principios en aras de prebendas y curules, de puestos de poder y negocios familiares al amparo del sistema de partidos y de sus reglas a modo, -y el resultado es muy grave-, la ausencia de una oposición política real, seria, crítica, que proponga, que corrija, que anime discusiones inteligentes, que desarrolle propuestas legislativas pertinentes y sustentadas, pero que sobre todo se olvida de la historia y de la vida, se olvida de la realidad de las personas, se olvida de las demandas de justicia, se olvida del dolor de las personas, que por cierto, muchas de ellas trabajan todos los días para que no se nos olviden las víctimas de la guerra contra el narco, y que no se  nos olviden las 40,000 personas desaparecidas.

Los olvidos están en todos lados. Se olvida la tarea de gobernar. Se olvida la tarea de brindar seguridad pública y justicia social. Se olvida la responsabilidad asumida. Se olvidan los compromisos de campaña. Se olvida la declaración 3 de 3 de todos las y los servidores públicos. Se olvida el abandono de municipios y comunidades. Se olvida brindar seguridad social y salud a la población. Se olvida trabajar desde la función pública en favor de las personas y del bien común. Se olvidan las carpetas de investigación de homicidios y feminicidios

En política, se olvida que se gobierna desde la evasión de la responsabilidad, la ineficiencia, la corrupción y la impunidad. 

En lo social, se olvida la estructura social de clases y se omiten los mecanismos que la perpetúan.

En lo económico, se olvida que el mercado es un pésimo consejero para lograr el desarrollo social.

Hay un olvido selectivo. Todo indica que ya es tiempo de pensar en una terapia de choque, de esas que nos deben confrontar con la realidad y ver si logramos construir una memoria personal y colectiva que cree una posibilidad de contar con una ciudadanía activa y ética,  que se encargue de ser la conciencia social en favor de la integridad y dignidad de todos y todas. Los partidos políticos, por cierto, están para el olvido.

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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