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jueves, marzo 28, 2024

Malabares y equilibristas

La política es un campo complejo a la hora de traducirse en un ejercicio de administración pública y en la forma de gobernar, que está matizada por la realidad social y por la complejidad de los problemas que se entretejen en sus diversas dimensiones y sus alcances. Resolver los problemas sociales de fondo hace que la solución a muchos de ellos reclame la toma de decisiones contundentes, pero también el desarrollo de estrategias para lograr los objetivos deseados, aunque estos últimos estén también en el campo de la percepción social.

El problema del saqueo a Pemex es más que alarmante. Representa el fracaso de las instituciones del Estado y muestra los niveles que ha alcanzado la corrupción en el país. Las quejas en contra del desabasto de gasolinas en siete estados de la República son cada vez más crecientes y al mismo tiempo crece la percepción positiva de que ya era hora de que se hiciera algo en contra del negocio del huachicol, no solo por lo económico que conlleva sino por la larga cadena de muertes que ha generado.

Cada vez más, la sociedad actual, -la ciudadanía-, requiere información clara, adecuada y cierta. El gobierno federal no ha logrado explicar qué pasa y sobre todo cuándo se volverá a surtir de forma suficiente la gasolina en dónde hay desabasto, y más cuando se afirma que hay gasolina en el país. Si bien el presidente ha salido a dar la cara e indicar que es una estrategia para combatir el robo a la nación, se requiere de un discurso que tiene que ir más allá de la petición de tener comprensión y de no caer en la paranoia. Lo cierto es que la vida social, económica y productiva ha sido trastocada, mostrando que falta una estrategia de comunicación social, junto con la implementación de medidas emergentes ante las afectaciones concretas a las personas.

En política las decisiones tienen costos, tienen efectos y hay daños colaterales. No hay decisión que sea perfecta para todos los actores involucrados. Se pueden hacer acciones para contener y paliar los efectos de las medidas tomadas, pero no hay receta, ni manual de procedimientos previos para detener un problema de la complejidad  y tamaño que implica el robo de combustibles.

Lo que se va difundiendo en los medios de comunicación revela la escala y el descaro de quienes han hecho negocio al ordeñar ilegalmente a la paraestatal y muestra la complicidad y complacencia que han tenido  las autoridades de los tres niveles de gobierno, sin importar el partido político al que pertenezcan. Hay responsables y se esperaría haya sanciones y sobre todo la reparación del daño, que implicaría al menos el regreso de miles de millones de pesos. Es claro que los responsables no lo harán.

Se trata de resistir unos días y de sacar lecciones urgentes como país y como ciudadanía. Se trata de resolver creativamente una situación inédita como sociedad y se trata de dar valor a la acción de gobernar cuando se trata de una causa justa, en este caso lo es por donde se le vea. Ya hay iniciativas que salen desde las personas, que no están esperando que el gobierno resuelva todo, propuestas para organizarnos en rondas con los vecinos y familiares para ir al trabajo y para llevar las niñas y niños a las escuelas, para animarnos a usar el transporte público y exigir a la vez calidad en el servicio, invitaciones que incluyen  usar la bicicleta en distancias cortas y medias, -más cuando se tiene un circuito de ciclovías-, la de caminar, y sobre todo la de buscar poner en práctica la solidaridad.

El desabasto es temporal, aunque pareciera ya son muchos días. El problema del robo a Pemex es de años. Por ahora el gobierno, -junto con todas y todos- estamos aprendiendo a hacer malabares y a mantener el equilibrio en un escenario inédito en el campo de la lucha contra la corrupción.

Los legisladores a nivel federal empiezan a actuar. Los gobernadores se suman a buscar soluciones para el abasto y sería deseable que se sumaran a buscar a los responsables de permitir la venta ilegal de hidrocarburos y resolver, -porque les corresponde- la enorme cantidad de homicidios dolosos asociados al huachicoleo.

Entre todo se podrían poner en práctica esquemas municipales para que de forma organizada se dé la compra de combustible, -por el número de placas- como se propuesto y difundido en las redes sociales. Solo haciendo malabares y manteniendo el equilibrio con el apoyo de amigos, de vecinos, de familiares, de compañeros y compañeras de trabajo, de escuela, de deporte, de iglesias, para ir recuperando nuestra capacidad de acción y de ahí pasar como ciudadanía a la exigencia permanente de la transparencia del gasto, de los contratos, de la licitaciones, de las compras del gobierno y con ello a la rendición de cuentas, a operar el gobierno abierto, para contar con gobiernos profesionales, eficaces y profundamente honestos.

 

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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