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viernes, marzo 29, 2024

Memoria e historia

“El sistema en su conjunto se ha endurecido. Cientos de miles de firmas pidieron que no se instalara a Medina Mora en la Suprema Corte y resultaron infructuosas. Pudieron haber sido millones de firmas y habría dado lo mismo. Los que están en la cima han decidido dejar de escuchar. O para ponerlo en términos de la Plaza Tiananmen, de China, no es el momento de ponerse enfrente de los tanques, porque está claro que estos no van a detenerse”.  Jorge Zepeda Paterson

 

Hemos escuchado y leído muchas veces que el pueblo de México pareciera que no tiene memoria. Esto en alusión directa a que rápidamente se nos olvida lo que han hecho las y los políticos en sus trayectorias, los eventos y hechos en los cuales han estado relacionados y que comprometen su honorabilidad y que ponen en duda su vocación como servidores públicos o como representantes del pueblo en su sentido más amplio. Han querido institucionalizar el olvido.

La llegada de un renovado presidencialismo, cargado de lógicas autoritarias y que ha quedado arropado promovido por un nuevo PRI que apela a sus tradiciones, triquiñuelas, vicios y prácticas del poder, mismas que ha ido reuniendo a lo largo de más 85 años, debe poner a la sociedad civil en la posibilidad de recuperar la memoria colectiva y con ello la historia social y política de nuestro país, de nuestro estado, del municipio en donde vivamos.

Hoy tenemos una nueva fractura en la forma de gobernar, una contradicción muy fuerte entre lo que dice y lo que hace la clase política. Un discurso desde el poder para defender y garantizar la libertad, hacia el respeto a las y los ciudadanos, una retahíla que habla de democracia, de transparencia, de rendición de cuentas, de desarrollo, progreso social y económico, sin embargo la palabra se disuelve en el viento y si bien queda registrada en medios magnéticos y electrónicos, impresa en periódicos y revistas, emerge en las élites un conjunto de prácticas propias de una nueva monarquía ególatra que se viste con lujo de sordera, ceguera y soberbia.

Vemos cómo se van el descredito a las instituciones del estado se expresa en la desconfianza. Vemos la danza de las cifras millonarias en partidos políticos, en obras públicas, en fraudes y desfalcos, en contratos y licitaciones a modo, el “Grupo Higa” por ejemplo ha recibido contratos por más de 60 mil millones de pesos según reportajes de medios de comunicación e investigaciones en seno de la Cámara de Diputados y vemos que pese a las denuncias públicas no pasa nada, las investigaciones como muchas otras en la historia política del país quedaran como parte del anecdotario, pero nunca habrá culpables y mucho menos reparación del daño, que sería lo menos que se esperaría que sucediera, si la clase política quisiera ser congruente con lo que anuncia y con lo que pregona.

Lo que pasó con el nombramiento por el Senado del nuevo miembro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Eduardo Medina Mora es una evidencia de este presidencialismo basado en sus caprichos e intereses. La idea de la separación de los poderes, es un mecanismo que nos hemos dado como nación, para lograr equilibrios y control entre los poderes que lo conforman. El que el presidente y el PRI impusieran a este nuevo magistrado, pese a las denuncias de su participación y responsabilidad en el trasiego de armas de Estados Unidos a México, y los demás hechos en los que está relacionado en su trayectoria como servidor público y a las miles de firmas reunidas para evitar su designación, deja claro que el nuevo PRI y el jefe del poder ejecutivo quiere tener control de todo, ya lo tiene en la Cámara de Diputados y en el Senado, lo tendrá en después del 7 de junio, con el apoyo del Partido Verde y de Nueva Alianza en el nueva cámara de Diputados, ya tiene el control de su equipo y ahora inicia el proceso de control del Poder Judicial.

La historia está ahí como parte de la conciencia del pueblo, aunque desde el poder se quiera reescribir, desde la negación y la indiferencia. La sociedad civil, el pueblo en su conjunto tiene la posibilidad del “no olvido” de buscar desde la realidad recuperar la memoria y reconstruir la memoria colectiva de todo el país, con los matices propios de cada comunidad, de cada localidad, de cada ciudad y municipio, de recuperar el papel y los resultados que han dado quienes nos han gobernado y que se les olvido muy rápido que eran empleados nuestros.

Hemos visto el ataque, agresiones y asesinatos de reporteros y comunicadores sociales. Somos testigos de la muerte de luchadoras y luchadores sociales. Hemos visto prácticas que pensábamos superadas como la de comprar ediciones completas de revistas y de periódicos para que las y los ciudadanos no se enteren de lo que hace algún “buen” servidor público o instrucciones para censurar y manejar la información. Hemos visto como se hizo la cobertura oficial de la vista de Peña Nieto, su familia y el gabinete a Inglaterra, y como revistas del corazón trataran su viaje como si se tratara del Jet Set y del encuentro de dos monarquías opulentas.

Hemos visto como se encubre la realidad y cómo se quiere poner en el archivo del abandono casos como el de la guardería ABC. Vemos como se quiere control y regular el acceso a la información con la nueva Ley de Acceso a la Información Pública. Observamos como juega sucio el despacho jurídico de la presidencia de la república con las y los legisladores entre otras expresiones de este presidencialismo autoritario que se viene reinstalando.

Ahora está en marcha una estrategia desde el poder y de presión en contra de Carmen Aristegui y su equipo. Ya al inicio del gobierno de Peña Nieto se había contratado a “periodistas y académicos” españoles para desprestigiar el trabajo de Aristegui. Está claro que el equipo de gobierno no puede con la crítica social y con la crítica constructiva. Por ahora queda en claro que el gobierno federal piensa que todos y todas son sus enemigos.

Entre todo esto, se anuncia el encuentro amistoso entre Brasil y México el 7 de junio próximo. Está claro que el equipo de gobierno de Peña Nieto no puede ver que el enemigo real está entre ellos. De paso no quieren tener memoria y se les olvida la historia reciente de la lucha por la democracia, la justicia y la libertad.

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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