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martes, abril 23, 2024

Pensar para encontrarnos

“Mantén siempre tu mirada hacia el sol, entonces las sombras caerán de tras tuyo.”

Walt Whitman

“Decidir cuándo es más útil dominar las propias pasiones e inclinarse ante la realidad, y cuándo es más útil tomar partido por ellas y oponerse al mundo exterior, constituye la esencia del saber vivir.”

        Sigmund Freud

“Mi imaginación me hace humana y, me hace ignorante; me da todo un mundo, y hace que me exilie de este”.

    Ursula K. Le Guin

 

Pasan las primeras dos semanas del nuevo año y pareciera que la rueca hilvana más de lo mismo. Los sucesos adquieren una dimensión de hiper realidad, de realidad aumentada como se dice en el argot de las nuevas tecnologías y se hace espectáculo de todo. Los medios de comunicación, en especial las redes sociales y las plataformas digitales que producen, promueven y difunden contenidos monetarizan todo, y entre likes y vistas, las vida se va llenando contenidos propios de lo absurdo, si antes las telenovelas mexicanas se vendían en el mundo como verdaderos dramas en donde la gente “descargaba” sus angustias, pasiones y deseos, ahora las redes sociales juegan esa función, en dónde es más importante “saber” lo que pasa afuera de mi realidad como nueva necesidad y al mismo tiempo hacer creer que a las personas le interesa “saber” lo que nos pasa a nosotros en el día a día.

La sociedad del espectáculo invadió la vida cotidiana y el bigbrother y la bigsister se han convertido en una nueva práctica para quien tiene un celular y que deja de atender satisfactores básicos con el fin de pagar “datos” y videograbarse, poder hacerse toktoks, selfies, y estar siendo a la vez espectadores de contenidos generados por millones de personas que creen en lo mismo, que ser vistos es la una razón de ser y hasta de existir.

La comunicación instantánea de lo banal y de lo que pareciera inocuo se ha convertido en práctica instalada en la vida y los efectos van siendo terribles en lo humano, pero los resultados para las y los dueños del mundo son increíblemente perversos, cuando son puestos en facturas y cuentas de banco y cuando la individualización de la vida se videograba con la vanidad ingenua de pensar que la existencia humana se satisface al estar “circulando” en las pantallas de celulares, tablets y computadoras.

Los minutos de fama en las redes son ahora el nuevo placebo para la felicidad instantánea. Para Zygmunt Bauman la realidad que se centraba en lo que el llamo sólido, se trasmutó en muy poco tiempo en la sociedad líquida y en donde lo provisional se ha vuelto permanente. Paradoja que se expresa en las practicas sociales que vemos en las redes. Las “historias” en Facebook duran unas horas, los “estados” en WhatsApp duran un día.

Lo efímero adquirió su permanencia y de ahí que la sociedad de mercado que busca solo vender y ganar dinero sin ningún escrúpulo este feliz porque en su idea de modelo de consumo se naturaliza y lo superfluo es lo valioso, la obsolescencia programada es asimilada como inevitable, el trabajo precario y volátil es lo que hay que aceptar, las relaciones virtuales son lo único concreto, la fugacidad del voto es la evidencia de la mercadotecnia política y de la opinión pública se mide como tendencia por minutos.

Las adolescencias alargadas son el nuevo refugio de las personas que habitan “la tierra del nunca jamás”, las Wendy y los Peter Pan se multiplican y los adultos se infantilizan al mínimo fracaso amoroso y se paralizan ante la injusticia y justifican su inacción con el desplante de una falta de empatía y compromiso con el otro, aun siendo muchas veces familiares y amigos.

Una sociedad en donde el juego de azahar ha sido convertido el renovado santo grial que se disfraza como la única esperanza de obtener riqueza a través sorteos, loterías, juegos de póker on line y apuestas, que junto con la vendida ilusión de los milagros atrapa la voluntad y diluye la conciencia social de clase. El placebo de la salvación del alma adquiere dimensiones grotescas que solo legitiman la resignación y culpa es usada para el control, la sumisión y para fomentar una falsa resiliencia que se queda solamente en lo personal.

La salud mental millones de personas ha sido afectada sin ningún pudor por la lógica del capital y de la ganancia. La ansiedad, la depresión, las adicciones, las ludopatías, la nomofobia -adicción a las redes sociales- y hasta en muchos casos el suicido, son en gran parte el resultado de las condiciones estructurales de la economía y de la sociedad de consumo y de la venta ideológica de un individualismo que ve en las personas únicamente a consumidores y nunca da valor a los seres humanos, y menos puede apreciar a las personas como ciudadanos y ciudadanas con derechos y con dignidad. Murray Bookchin dice: “Tan arraigada esta la economía de mercado en nuestras mentes que su sucio lenguaje ha ocupado el lugar de nuestras más sagradas expresiones morales y espirituales. Hoy día se «invierte» en los hijos, el matrimonio, las relaciones personales, un término que se equipara con palabras tales como «amor» y «atención». Vivimos en un mundo de «comercio» y preguntamos cual es la «ganancia» de cualquier «transacción» emocional. Usamos la terminología del «contrato» en vez de la de la lealtad y las afinidades espirituales.”

Kathleen Norris escribió: “La vida es más fácil (y feliz) de lo que crees, todo lo que hay que hacer es aceptar lo imposible, prescindir de lo indispensable, y soportar lo intolerable.” Eso es lo que ha hecho el capitalismo, domesticar la conciencia y la voluntad. Nos cuenta mucho trabajo comprender lo que estamos experimentado social y culturalmente, porque en la ideología contemporánea lo que impera es el reinado del conformismo utilitario y de una resignación al destino que nos toca vivir, como su fuera mandato y designio divino, queremos que los dioses del Olimpo, de Teotihuacán o de cualquier ligar sean los únicos responsables de lo que nos pasa y de nuestras acciones, poniendo fuera de nosotros lo que somos y el contexto de realidad en la que se vive y en donde parece que es más fácil la aceptación y rendición incondicional de la voluntad y del entendimiento humano, que asumir la vida como utopía y como responsabilidad humana, propia, libre, auténtica pero, siempre con otros y con otras.

Parece que nos toca perdernos pronto y asumir los miedos y los desafíos de pensar críticamente, esto es hoy más que urgente, sino la condena a la repetición será inmisericorde como las de Sísifo o como Prometeo y el miedo a salir de la caverna perdurará mientras nos vemos en los reflejos de las pantallas y en la penumbra de la existencia que nos arranca las entrañas mientras se suben imágenes y fotografías a las redes sociales o se hacen tiktoks, o nos ponen a subir la roca a la montaña para verla caer al momento de tomar la selfie correspondiente.

De nuestros miedos nacen nuestros corajes, y en nuestras dudas viven nuestras certezas. Los sueños anuncian otra realidad posible y los delirios otra razón. En los extravíos nos esperan los hallazgos porque es preciso perderse para volver a encontrarse.” Eduardo Galeano

 

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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