En unos días más los gobiernos municipales deberán dar a conocer sus planes de gobierno. Una constante ha sido la ausencia de procesos de consulta ciudadana. El riesgo que se corre con ello, es la soberbia como forma de gobierno. Las diversas situaciones y necesidades de la población en cada municipio reclama cada vez más, ejercicios sociales para el diseño de acciones y de políticas públicas diferenciadas y acordes con realidades específicas. La noción de política pública se ha ido ajustando a entender que la acción del gobierno no se puede cerrar visiones generalistas.
El municipio al ser la unidad básica de la organización política de la administración pública, se convierte en el espacio territorial en donde se deben atender y concretar las acciones de estado y desde la autonomía que las constituciones federal y estatal le otorgan, tienen los atributos para particularizar la acción gubernamental de acuerdo a las necesidades y los problemas que los habitantes tienen. El punto clave es preguntar a la gente que es lo que necesita del gobierno, esto es que lo que necesita, que es lo que quiere, para de ahí partir crear procesos de comunicación social y gobernanza.
Algunos alcaldes seguramente aludirán que en sus campañas recogieron las necesidades de los electores y que con eso es suficiente para elaborar los planes de gobierno, pero lo que es cierto, es que los municipios van acumulando rezagos en muchos temas. Ahora muchos de los gobiernos municipales se centran el tema de la seguridad y en el tema de las obras públicas, especialmente en pavimentación de calles y construcción de vialidades, pero los problemas y necesidades múltiples y tiene muchas aristas.
Hay necesidades que van desde dar mantenimiento a lo que ya se tiene. Por ejemplo, en materia de obras y espacios públicos, no solo es tema de la falta de aseo, si no la ausencia de programas de conservación del equipamiento urbano, puentes sin pintar, oxidados, protecciones viales dañadas por accidentes automovilísticos que no son reparados, hoyos en banquetas, falta de tapaderas en coladeras, postes tirados, falta de señalética urbana y de letreros de nombres de calles y avenidas, junto con la impresionante cantidad de baches en la vía pública, de las fracturas y fallas constructivas en las pavimentaciones en calles y avenidas, así como la cantidad de calles y avenidas sin banquetas, entre otros muchos elementos que deja cuidar el municipio. Los gobiernos municipales se van por las obras nuevas y por los reflectores que les ofrece su anuncio en los medios de comunicación.
El crecimiento urbano de los municipios se da más allá de cualquier planeación posible, los fraccionadores y los llamados desarrolladores urbanos son los que van decidiendo por donde se expanden las ciudades y el municipio que tiene la facultad de regular el uso de suelo va cediendo a las presiones económicas, al pago de favores y vamos viendo como la mancha urbana se expande y se va tragando las zonas rurales, va invadiendo laderas de cerros con vocación forestal, va consumiendo las reservas territoriales y las zona de protección ecológicas del propio municipio, dando paso a la especulación en el valor de la tierra y comprometer la dotación de servicios municipales a las nuevas áreas de crecimiento, con cargo al erario público en favor de la ganancia de los especuladores urbanos.
Por otra parte, la carencia de programas para dotar de vivienda social, de programas para la autoconstrucción y de programas de regularización de la tenencia de la tierra para miles de familias que van buscando un espacio para vivir con dignidad hace que complique aún más la situación de las familias.
También vemos como en muchos municipios, al menos en los del corredor industrial en Guanajuato, existen una gran cantidad de predios baldíos, muchos de ellos dentro de las zonas urbanas y que se ubican en vialidades importantes de las ciudades y que han adquirido un alto valor comercial a costa de la inversión pública y que se benefician sus dueños al pagar impuestos prediales mínimos. El Programa Nacional de Desarrollo Urbano y Vivienda 2013-2018, señala que las ciudades deben densificarse, que se deben usar los predios baldíos existentes y detener el crecimiento de las periferias de los municipios. Se plantea que debe impulsar la construcción de vivienda vertical y debe incrementarse el número de metros cuadrados de las viviendas de interés social, todo esto no se aplica en los municipios, lo que nos lleva a otra situación.
Los gobiernos estatales y municipales, desde el marco jurídico de la planeación tienen la obligación de armonizar los Programas Federales, desde el Plan Nacional de Desarrollo y los Planes Nacionales Sectoriales, y armonizar también su plan de desarrollo municipal con el Plan Estatal de Desarrollo, a la vez de hacer consultas públicas, desde el marco legal, para hacer este proceso participativo socialmente hablando.
Habrá que esperar ver lo que cada municipio propone para los próximos tres años, algunos alcaldes están pensando ya en planeaciones de 6 años, en la expectativa de la reelección que se podrá hacer en el 2018. En todo caso habrá que ver si cumplieron con la ley para su elaboración y si realmente están alineados a la planeación nacional y estatal. Por ahora, todo apunta que conoceremos Planes de Desarrollo Municipal diseñados desde los escritorios, desde los intereses de los partidos políticos y desde quienes hoy son los funcionarios municipales.
