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miércoles, abril 24, 2024

Plazos 

 

“La compasión es el motor del progreso moral”.

“La alegría empática es el motor del progreso social”.

Jorge Wagensberg

La forma de contar el tiempo para unos y otros se traduce al final de cuentas en plazos que se vencen. Sean años, sean metas, sean promesas, todas tienen fecha de caducidad. Hace unos días oí una breve anécdota: “Una persona cuenta: Acabo de comprar un frasco de sal del Himalaya de 15 mil años de antigüedad, que tiene fecha de caducidad para diciembre del próximo año”. Cierto o no, el breve relato pone en evidencia el juego del tiempo en nuestras vidas. Un mundo en donde la industria del consumo ha puesto fecha de caducidad a todos los productos y si nos anímanos a pensar, a hasta en todos los servicios –plazos para ejercer una garantía, fecha de término para una reclamación, etc., y esto lo podemos llevar aún en la duración de los gobiernos, – ahí esta China y Rusia-, o bien en una obsolescencia programada que tira gobiernos y que hace que todo termine en la basura y en el mejor de los casos en algún uso reciclable. La caída de regímenes y el ascenso de otros, cada vez más se apega al uso de las estrategias de marketing político y la conveniencia programada que los grandes intereses económicos principalmente pueden establecer –imponer- de cualquier forma.

El juicio político ahora se realiza contra Donald Trump en Estados Unidos, la crisis política y la caída de Evo Morales en Bolivia, el arribo de Bolsonaro al poder en Brasil, el triunfo de Lacalle en Uruguay después de 15 años de gobiernos de izquierda, incluidos los años de José Mujica como presidente, son parte de este vencimiento de plazos y con ello de los reacomodos de posiciones, visiones, inversiones e intereses de las sociedades nacionales, pero también, de una expresión de la geopolítica global que  ajusta y toma el control con más desfachatez de países y regiones, buscando alinear las estrategias macroeconómicos que se dictan desde el G-7, desde el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Una cronología que tiene una medición única, la de la mayor ganancia posible y la del mayor control social deseable, con el menor costo económico posible.

El tiempo avanza y los plazos se vencen. Hoy se cumple -1° de diciembre- un año del nuevo gobierno. La incertidumbre sigue siendo la moneda de cambio para no avanzar en los retos plasmados en el Plan Nacional de Desarrollo. Las ocurrencias y demás galimatías que se han dado desde Palacio Nacional en estos 365 días, no ayudan a concretar la certeza de los plazos asociados al crecimiento económico y desarrollo social. Tampoco dan evidencia de los resultados en el largo proceso de empezar a reducir las brechas, atrasos e injusticias sociales de sexenios anteriores y de imposiciones culturales y estructurales que son centenarias. Son tiempos actuales a los que desde el pasado se les cobran facturas históricas e imposibilitan los cambios urgentes y necesarios. Más allá de la 4ta. Transformación, en la que todo es parte de otras alegorías asociadas al tiempo social y político que se vive, en el que los intereses de los sectores económicos prevalecen y en la que hábilmente las élites saben comprar tiempo y se suben a también a tiempo al carrusel político. 

Pero hay tiempos y plazos que agotan. Tiempos que cansan más allá de la retórica del desarrollo  social y económico. Las buenas intenciones y el golpe de timón ya no tienen tiempo. La espera se agotó. No hay más plazo posible. Las promesas de cumplimiento han expirado en Guanajuato. 

Ahora que el poder ejecutivo de Guanajuato quiere comprometer parte del presupuesto de ingresos y egresos –que seguramente lo hará con el Congreso panista alineado- para “fortalecer” el gasto en seguridad pública, medida que demuestra la insensatez y la ominosa pérdida de tiempo en materia de seguridad y justicia que se ha tenido, y en la que el Congreso Local no logra entender que no se requiere más dinero, sino que lo realmente se requiere es exigir una política de seguridad pública que sea integral, amplia, inteligente, estratégica y coordinada para atender las causas estructurales de las violencias y el delito, partiendo del penoso hecho de que Guanajuato esta en los primeros lugares de homicidios dolosos y tiene 2do lugar de feminicidios y  de muerte violenta de menores. Se requiere una estrategia que implica el actuar con profesionalismo y desarrollar políticas públicas desde una visión soportada en la seguridad humana, para desplegar acciones de prevención de la violencia y el delito, que pasa por algo simple: cumplimiento de metas con plazos, en donde la vida y la seguridad de las personas es la principal responsabilidad y prioridad, respetando el Estado Derecho y la vigencia plena de los Derechos Humanos. Por ahora los plazos están vencidos y ya no debe la sociedad dar ninguna prórroga. 

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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