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sábado, abril 27, 2024

Puntas de la madeja

“He dejado de acordarme de lo que ayer ocurrió y de preguntarme qué ocurrirá mañana. Lo que ocurre hoy, en el minuto presente, es lo que me interesa”.

     Nikos Kazantzakis

“Toda mi vida mi corazón ha añorado algo que no puedo nombrar”.

      Sylvia Plath

“Sí, merezco una primavera, y no le debo nada a nadie”.

  Virginia Woolf

“Nada está nunca acabado, basta un poco de felicidad para que todo vuelva a empezar”.

        Émile Zola

 

Encontrar las puntas de la madeja, sabiendo que no conocemos en donde es el principio o el final es la analogía que nos puede ayudar a visualizar la forma en la que podemos explicarnos lo que somos. Una madeja también llega a tener nudos, pocos o muchos sobre la propia hebra y otros amarres que unen otros tramos al azar haciendo que lograr tener una sola línea sin nudos sea un desafió y que desenredarla es tarea que implica paciencia, control de emociones y dedicación de tiempo, que se asemeja al proceso de conocernos como persona.

La memoria opera de la misma manera, las conexiones que hacemos desde de los recuerdos, junto con la información que tenemos, las emociones y sentimientos que se convocan con relación a las experiencias y el nivel de organización de las ideas hace que se una verdadera madeja neuronal. Las relaciones que se establecen entre las diversas áreas del cerebro y la forma en que “organiza” la consciencia y el inconsciente es una compleja madeja biológica que se forma entre axones, neuronas, hormonas, neurotransmisores e impulsos eléctricos en el tiempo, que además implica considerar el desarrollo y funcionamiento metabólico y fisiológico del cerebro.

Hoy vamos sabiendo más sobre como opera el pensamiento y su relación integral con la conducta humana y con muchas de las condiciones de salud física y mental de las personas. Nada tan fascinante como buscar entender y comprender cómo funcionamos.

Encontrar las puntas de la madeja, es una condición necesaria para ser la persona que somos y que deseamos ser, hasta el último día de nuestra existencia. La pulsión de vida como búsqueda del deseo es lo que nos alienta a significar la existencia, a preguntar y responder eso enigmas, dilemas y contradicciones que los seres humanos tenemos.

Pare encontrar la punta e iniciar el trabajo de conectar la paciencia con los dedos, con la mirada y con la mente y el corazón se necesita tener la convicción y la necesidad de aceptar que la vida que hemos tenido es la suma de circunstancias, contextos y decisiones.

Conocernos es un proceso inacabado porque cada nueva experiencia, cada nuevo conocimiento, cada emoción y cada sentir mueve todo, es como si a un caleidoscopio le agregáramos un pedacito de cristal a su interior, con lo que la configuración cambiara totalmente, y entre giros nuevos cristales vamos siendo una versión inédita de nosotros mismos. Pero, si conocemos los cristales de nuestro interior, si sabemos cuándo de agregaron, qué paso con ellos, y si sabemos que nos mueve y con que perspectiva proyectamos lo que somos, estamos en condiciones de conocernos como parte de un proceso terapéutico, que la mas de las veces requiere la presencia de otro, -el analista- y de saber e ir asumiendo qué es lo que esperamos de nosotros mismos y que cosas debemos ajustar y cambiar.

En ese proceso esta el ejercicio de la libertad y con ello de la voluntad. El deseo de conocerse sin atajos y sabiendo que mucho de lo que somos ha implicado renuncias, perdidas y duelos, pero también, logros, recompensas, satisfacción, placer, alegría y felicidad. Y sí, ambas dualidades hacen que se convierta la acción, en la conducta de la búsqueda del deseo y a la vez la protección de uno mismo ante aquello que hiere, lastima o causa dolor.

El encontrar lo que nos ayuda a desenmarañar la madeja, pasa por entender que somos únicos e irrepetibles, pero que se requiere ayuda muchas de las veces para poder lograrlo. El dialogo interior es muy importante, pero, somos seres que necesitamos estar con el otro, necesitamos hablar, poner en palabras la vida y todo lo que conlleva, y se requiere quién nos escuche con atención, sin prejuicios y con empatía.

Encontrar las puntas a la madeja y hacer un carete si nudos, es también la posibilidad de tejer junto con otros la vida misma. Nuestra existencia es un tejido que se crea en el telar de la vida y que muchas personas participan en el trabajo de hacer que cada hilo, cada hebra sea parte de algo más grande, es un tejido multicolor, lleno de signos y símbolos que toman su significado en un yo, y un nosotros.

Eduardo Galeano escribió: “De nuestros miedos nacen nuestros corajes, y en nuestras dudas viven nuestras certezas. Los sueños anuncian otra realidad posible, y los delirios otra razón. En los extravíos nos esperan los hallazgos porque es preciso perderse para volver a encontrarse.” Fernando Pessoa acuñó: “Llega un momento en que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo, y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos.”

Habrá que tomar el coraje y la decisión que se necesita para iniciar la labor de seguir buscando conocernos, de entender al ser en el mundo y un estar el mundo, que es lo que somos desde la reflexión filosófica que desarrollo Heiddegger, que es también encontrar las puntas de la madeja.

 

 

 

 

 

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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