“La memoria es un monstruo. Uno olvida, ella no. Simplemente archiva las cosas, las guarda, las esconde y las trae al recuerdo con voluntad propia. Se piensa que uno tiene una memoria… No es cierto… la memoria lo tiene a uno.”
John Irving
“Si me preguntan qué es el éxito, respondería que viví, amé y respeté y fui respetado por los otros a los que amé y respeté. El éxito de una vida completa es el éxito en las relaciones humanas. Una vida sin amor habrá sido desastrosa.”
Tzvetan Todorov
“De la vida no quiero mucho. Quiero apenas saber que intenté todo lo que quise, tuve todo lo que pude, amé todo lo que valía la pena y perdí apenas lo que nunca fue mío.”
Pablo Neruda
“La vida es un halo luminoso, una envoltura semitransparente que nos envuelve desde que tenemos una conciencia hasta el final.”
Virginia Woolf
“Necesito algo que me aleje de todo, al menos durante una hora al día. Algo que me haga volver a encontrar el contacto conmigo mismo, con mi cuerpo, algo que me haga asentar mis pensamientos.”
- Ramè
“La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo.”
Maurice Maeterlinck
De todo lo que poseo…
lo que siento es mi bien más preciado…
La forma de vivir que vamos construyendo entre el azar y la necesidad dirían Jacob y Monod, biólogos genetistas que dilucidaron cómo los genes y RNAm opera en la síntesis de proteínas, y esta apuesta, la de vivir en lo real es la que parte de valor a las experiencias de vida, que parte de ser recibidos en el mundo por padres y madres y cuidadores, de forma inmadura, en condición de un tipo de embrión, que le falta desarrollarse y que solo lo puede hacer social y biológicamente en la crianza y esa situación nos da la posibilidad de vivir, y poder llegar a ser “persona” y que para comprender que es la vida en un plano ontológico, se pasa por aceptar eso que nos “falta”, ese algo que se nos pierde y que nos constituye desde y para el deseo, y eso que nos hace intentar ser completos, -siempre en búsqueda-, desde el plano singular y desde las diversas maneras en que nos relacionamos con los demás y que en sentido estricto, perenemente, son las formas inacabadas e imprecisas de ir siendo y estando en el mundo.
Cortés escribió “De eso se trata: amarnos inacabados, incompletos, defectuosos, vacíos, no desarrollados, débiles, frágiles, contradictorios, ignorantes, cansados, imperfectos, limitados. Todos estamos aprendiendo a vivir“. Y solamente viviendo es la manera en que vamos incorporando en un nivel de consciencia lo que llegamos a saber y comprender de nosotros mismos y lo que nos posibilita ser -uno- y estar en y con los otros.
La evolución nos llevo al desarrollo de las emociones y después de los sentimientos. Las respuestas impulsivas nos llevaron desarrollar una capacidad sensorial y utilizar el cuerpo y sus funciones para protegernos, para tener un sistema de alerta, de sobrevivencia y de reconocimiento también de lo agradable, de lo placentero, incluida la alegría, la felicidad y el asombro, -todas las emociones dan seguridad- , lo que permitió establecer las bases de la comunicación, del lenguaje, -incluido el arte y la filosofía- y el inherente desarrollo de los sentimientos.
La cultura como expresión de la inteligencia nos ha llevado a ser seres biológicos, especiales, pero, no dejamos de ser una especie animal, que encontró en el lenguaje y en la construcción de sus prácticas sociales una veta para el desarrollo de la civilización, que, junto con las capacidades cognitivas, que tiene que ver el haber afinado los métodos del cómo se conoce y del cómo se encuentran soluciones y respuestas a los desafíos para resolver el poder cubrir las necesidades básicas que tenemos, y que lo ha hecho a través de las extensiones que inventado desde la cultura, en donde la ciencia y la tecnología son parte importante.
La realidad humana en las últimas décadas ha experimentado un conjunto de cambios que ponen al límite la existencia del planeta como lo conocemos. Los modelos de acumulación de la riqueza ya han llegado extremos en las que un puñado de personas deciden el futuro de la naturaleza, amparados en el uso de la fuerza, el control de los medios de producción material y ahora de las industrias digitales, incluida la inteligencia artificial. Modelo que esta en crisis. Basta ver lo que hace Trump en estos días.
Eduardo Galeano denunció: “Los dueños del mundo lo están convirtiendo en un matadero y en un manicomio. Ellos dicen que la condición humana es así. Puede ser. No sé. No me convencen. Si nuestros abuelos más remotos hubieran sido como somos ahora, no hubiéramos durado ni un ratito en el mundo. Ellos sobrevivieron porque supieron compartir la comida y defenderse juntos. No se aniquilaban entre sí. Las hormigas tampoco, y por eso, insignificantes como son, pesan ahora tanto como todos nosotros sumados. No se matan entre ellas. Nosotros sí. Hemos perdido la memoria de la solidaridad.”
La solidaridad, la amistad y el amor se diluyen cada vez más en un entorno que confunde, que distrae, que divierte, que enajena y que crea esquemas de sumisión, de control social, de dominación económica y que a la vez explota, altera, condiciona y produce un mundo emocional. Una manera de vivir que se queda en lo más superficial del placer y de la obtención de la recompensa inmediata, y en la que se hipersexualiza la cultura, en la que se exalta lo emocional y se fracturan y cambian los modelos de vida social, las formas en que se convive con el otro, junto con reconocimiento social del éxito, abona a un hedonismo como manera de vivir, y de un narcisismo, que es incapaz de aceptar que es un producto social y que puede pasar sobre el otro, sin ningún respeto a la persona y a su dignidad y que se ha convertido en modelo aspiracional de ser.
Es importante asumir nuestra condición socioemocional. Es urgente crear una serie de practicas sociales que nos permitan una gestión emocional pertinente y funcional, y es necesario recuperar y promover valores como la amistad, el compañerismo, la honestidad, la lealtad, la empatía, el respeto, la tolerancia, la inclusión y la dignidad de la persona y con ellos los derechos humanos de todas y de todos.
Los afectos, las emociones, los sentimientos han tomado un lugar importante para poder hablar, pensar y sentir, de todo lo que nos implican, de lo que han jugado en la historia de la humanidad también, y partir desde la parte estrictamente amorosa hasta pasar por todo el enjambre social que se ha realizado para establecer instituciones sociales -matrimonio- y sobre todo instituciones económicas que han ido perfilando las maneras de enamorarse como un contrato y de cómo hoy se configuran y expresan las neosexualidades, que sin duda buscan llenar “eso” que nos falta, y comprender que lo desechable, lo rápido, el gozo y el placer sin filtro, y sin compromiso, han contagiado las relaciones humanas de pareja en todas sus expresiones.
El amor eterno no es una aspiración en lo real, sino una ilusión por demás efímera y en donde la demanda por ser feliz se instala con una fragilidad de origen, y, sin embargo, no dejamos de sentir, de dar valor a las experiencias socio y sexoafectivas, a la necesidad social impuesta de una felicidad estereotipada y de una historia de vida fragmentada, de relaciones afectivas sucesivas. Haruki Murakami escribió: “Tienes que aceptar que algunas personas ocuparán un lugar en tu corazón para siempre sin tener un lugar en tu vida”. Y vaya que aplica en estos tiempos de forma especial.
Solo tenemos que decidir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado. Se dice que nacemos dos veces. Una cuando llegamos al mundo y otra cuando nos damos cuenta del tiempo que no queda por delante. Gabriel Rolón, psicoanalista argentino comento en uno de sus programas “Fue uno de los descubrimientos personales que más me marcaron en el último tiempo: entender que la vida es solamente tiempo, que el 70% de mi tiempo me lo había gastado y por eso tenía que elegir muy bien con quién tomar un café, con quién pasar una tarde y qué libro elegía para leer”.
Y claro que pensando en nosotros valdría la pena y la vida detenernos un poco y ver lo que tenemos. Por otra parte, como el mismo Murakami escribió habrá que reconocer nuestras ilusiones y aprender de lo vivido: “A veces, cuando observamos las cosas al cabo de un tiempo o desde una perspectiva un poco diferente, algo que creíamos absurdamente esplendoroso y absoluto, algo por lo que renunciaríamos a todo para conseguirlo, se vuelve sorprendentemente desvaído. Y entonces te preguntas qué demonios veían tus ojos.”
En estos tiempos especialmente tomando las palabras de Vanessa Montfort “Vivir era una tarea urgente, claro que lo era. Y vivir buscando incesantemente aquello o aquellos que nos hacen felices. Ese tenía que ser mi objetivo a partir de ahora: agarrarme a la felicidad con fuerza y recolectarla.”
Yasunari Kawabata, escritor japonés plasmó: “El tiempo pasó. Pero el tiempo se divide en muchas corrientes. Como en un río, hay una corriente central rápida en algunos sectores y lenta, hasta inmóvil, en otros. El tiempo cósmico es igual para todos, pero el tiempo humano difiere con cada persona. El tiempo corre de la misma manera para todos los seres humanos; pero todo ser humano flota de distinta manera en el tiempo. (…). Las corrientes del tiempo nunca son iguales para dos personas, ni siquiera cuando son amantes…”.
Y entonces ¿qué hacer con el tiempo que se nos ha dado? Meryl Streep, icónica actriz declaró hace poco: “Me dedico lo que me queda de vida, sin prisas ni disculpas. No sé cuánto será, pero quiero gastarlo en fidelidad a mí misma, sin permitir que nada corrompa mi paz. Me doy permiso para abrir una botella de vino sin motivo, regalarme flores sin esperar a nadie, caminar sin mirar atrás. La felicidad llegó cuando dejé de buscarla en otros y la encontré en mí. La vida no se repite. ¡Y yo pienso vivirla!”
Y otra respuesta la da Lupita Leyva poeta mexicana contemporánea:
Lo voy logrando, poquito a poquito.
Ya sé viajar ligera y sin mirar tanto el reloj, ahora me asusta más vivir rodeada de personas falsas, que quedarme en completa soledad.
Hoy estoy aprendiendo a sonreírle a la del espejo, ya no le reprocho sus malos momentos y tampoco pretendo que viva de las tormentas aprendiendo.
Hoy le suelto la rienda al temor y me abrazo de mí con fervor, pero sobre todo con mucho amor.
Habrá que decidir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado.