La economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado. Los organismos internacionales que controlan la moneda, el comercio y el crédito practican el terrorismo contra los países pobres, y contra los pobres de todos los países, con una frialdad profesional y una impunidad que humillan al mejor de los tirabombas.
Eduardo Galeano
Al inicio de la semana Luis Videgaray y Agustín Carstens anunciaron cada uno en su campo de competencia las estrategias para contener la depreciación del peso. Por un lado el Banco de México informo sobre la decisión del incremento en las tasas de interés en medio punto, para quedar en 3.75 y por otra parte la Secretaria de Hacienda anunció la reducción del gasto del gobierno federal por 132 mil millones de pesos. Se anunció que la subasta de dólares que se venía haciendo y que llegó hasta 700 millones de dólares en un día quedo suspendida. En el recorte al gasto público se informó que no serán tocados los programas sociales, aunque algunos proyectos como carreteros estarán diferidos.
La visita del Papa, no pudo generar un milagro de fe, como cuando acudió a ella el presidente Peña Nieto para decirnos que la tormenta Patricia no causó lo daños que se predecían. El precio del petróleo está en su cotización más baja desde hace mucho tiempo y las bondades anunciadas todavía la semana antepasada por el primer mandatario de las reformas estructurales no han tenido los resultados que esperaba el gabinete presidencial y el gobierno tuvo que aceptar lo que era inevitable pero sin reconocer su fracaso.
Los ajustes en el equipo de gobierno de Peña Nieto hacen pensar en que las cosas al interior del equipo no están bien, el cambio en la dirección de Pemex y la llegada de José Narro a la Secretaria de Salud son parte la crisis que empieza a tirar cabezas.
Por otra parte, una de las declaraciones que en política tiene significado especial en el contexto de la nueva crisis económica o la prolongación de la misma, como se quiera ver, el Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong afirmó que se puede una familia alimentar en una semana con 320.25 pesos, lo que demuestra la falta de conocimiento de la realidad social que se vive en el país y que deja en claro que los beneficios en el bolsillo de las y los trabajadores quedara como una promesa más del anunciado desarrollo económico del país.
En esta misma semana la Auditoria Superior de la Federación anunció que en el análisis de la cuenta pública de 2014, se encontró un subejercicio por parte de varios gobiernos de los estados por un monto que va entre 63 y 70 mil millones de pesos, cerca de la mitad de lo que ahora anuncia se recortara en 2016, lo que muestra tres cosas, por un lado que la planeación de los estados no respondió con acciones concretas a la población, sea en programas, obra pública, o servicios. Por otra parte, implica que ese dinero lo tienen que regresar a la federación los gobiernos involucrados. Por último faltaría saber porque muchos gobiernos como el de Veracruz, el Sonora, el Nuevo León y una buena cantidad de municipios se han declarado sin recursos, con déficits graves en sus finanzas, que en otras palabras significa que la administración pública tiene un gran problema y que la transparencia y la rendición de cuentas se convierten en un imperativo moral del gobierno y de la ciudadanía, pero es también urgente el que haya sanciones reales a los responsables de no hacer buen uso de los recursos públicos. Faltará ver ahora los resultados de la auditoria a la cuenta pública de 2015. Pero eso será hasta dentro de un año, si bien nos va.
Es claro que México no está aislado de la economía mundial. La política económica del país ha sido la de mantener y sostener a cualquier costo la incorporación del país en las grandes ligas, es decir querer competir con las economías de naciones como Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, China, o Rusia, teniendo un equipo por así decirlo que juega en las ligas menores. Habrá que ubicar que la economía nacional es apenas equivalente a la economía del estado de California de nuestro vecino del norte.
Lo cierto es que el neoliberalismo ha sido la apuesta que desde Carlos Salinas de Gortari y que sus sucesores lo han mantenido sin ninguna revisión crítica, lo que ha implicado que los organismos financieros internacionales y ahora también de comercio dicten las estrategias y políticas económicas a seguir. Las reformas estructurales promovidas por el presidente Peña Nieto y sacadas con el aval de todos los partidos políticos de una u otra forma, son parte de las condiciones impuestas por FMI, BM, BID y por la OCDE y las medidas ahora tomadas por Hacienda el Banco de México son parte del recetario que se le aplica desde afuera y en nombre del mercado y de las ganancias financieras.
Los costos de la estrategia de querer crecer sin tener una política industrial firme y clara, sin contar con una estrategia sólida para lograr la autosuficiencia alimentaria y con programas sociales que se han usado electoralmente, que se han transformado de ser programas sociales en programas clientelares y con una falta de visión de largo plazo para aprovechar educativa y laboralmente el llamado “bono demográfico” que las y los jóvenes tenían como posibilidad para impulsar el desarrollo social y económico de forma estructural y de largo plazo, -que sin duda empañara las posibilidades de futuro del país-. A la vez de seguir tercamente en impulsar una estrategia de atracción capitales extranjeros, enajenando la tierra para la explotación minera, junto con la táctica energética de poner la industria petrolera en manos de la iniciativa privada nacional e internacional, anuncian y predicen que el desarrollo del país seguirá siendo la “única nueva promesa” para el 2018 de todos los partidos y de los candidatos a la Presidencia de la República.
