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viernes, marzo 29, 2024

Tomar distancia 

“Es el futuro lo que es más importante y más interesante, pero es inapresable inherentemente. Debido a la crisis estructural del moderno sistema-mundo, es posible, posible pero no absolutamente cierto, que un uso transformador de un complejo 1968 sea logrado por alguien o algún grupo. Probablemente llevará mucho tiempo y continuará mucho después del final de los comentarios. Es difícil predecir lo que configura esta nueva actividad.

Así, el mundo puede seguir recorriendo senderos paralelos. O no. He indicado en el pasado que pienso que hay una lucha crucial, que es la lucha de clases, entendiendo clase en su sentido más amplio. Lo que puedan hacer quienes vivan en el futuro es luchar consigo mismos para que este cambio sí sea uno real. Sigo pensando, por tanto, que hay una probabilidad de 50-50 de que ocurra un cambio transformador, pero sólo 50-50”.

Immanuel Wallerstein  (1930- 1/9/2019)

5 de agosto de 2019. La Jornada

 

Analizar la vida política de un país o de lo que sucede en el “sistema-mundo” es un ejercicio subjetivo, nunca neutral, pero sobre todo incompleto, por más procesos que se quieran considerar en cualquier pretensión interpretativa. 

No hay posibilidad de tener todos los hilos en la mano, pero sobre todo no se puede predecir el futuro, salvo como escenario de posibilidades, en dónde los actores políticos, económicos y sociales son responsables –por decirlo así-, de los derroteros que la vida económica, social y política tome. El que se puedan o no atender las demandas e intereses de todas las personas en la complejidad histórica, social y cultural que hemos construido es para algunos un ejercicio puramente político o cae en el campo de la ficción. En América Latina tenemos el realismo mágico, ese que acuñaron con sus letras Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Horacio Quiroga, Álvaro Mutis, Luis Sepúlveda entre muchos otros y que da para imaginar las historias más inverosímiles.

Al final de cuentas las realidades son múltiples, son una construcción social. Así, que el que Guanajuato siga teniendo un incremento de homicidios dolosos mes con mes, que los delitos patrimoniales crezcan y que la impunidad sea la constante en la impartición de justicia, puede ser interpretado, como se hace desde hace algunos años, como sólo un inacabable ajuste de cuentas entre grupos delincuenciales y que no les toca resolver, porque son delitos de orden federal, pero nunca como una responsabilidad de la autoridad municipal o estatal. Si la ciudadanía pide ayuda para encontrar a sus seres “desaparecidos”, la respuesta del gobierno del estado es silencio. Así, los desaparecidos se deben como alguien expresó a través de un “meme” -en las redes sociales- a que en Guanajuato hay pueblos mágicos y se desaparecen las personas por sí solas, sino dejarían ser mágicos, en la más triste ironía y sarcasmo posible.

El país requiere ser pensado desde muchas aristas, perspectivas y miradas. El pautado de los tiempos políticos como el informe de gobierno, -sea el primero o el tercero-, requiere un elemento necesario para realizar cualquier balance, calificación o crítica, y que se traduce en “tomar distancia”. Una manera de poder ver con cierta amplitud y profundad los hechos políticos y sociales es tener un margen de tiempo, pero también tomar distancia de nuestras fobias y nuestras filias, de reconocer que no somos imparciales, aceptar que nuestra mirada pinta de colores y da matices a nuestros juicios y a los análisis que pudiéramos hacer. 

La subjetividad nos atrapa y pasa sin mediación alguna, sin filtro, a la parte más emocional, creando una reacción que permea cualquier análisis, cancelando casi de forma inmediata el diálogo y las posibilidades de crear una intersubjetividad y ciertas zonas de sentido, de acuerdos, para entender lo que pasa, lo que se dice, lo que se difunde, lo que se informa. Pensar, argumentar y construir una interpretación es un derecho, ahí radica el valor de la libertad, sea de expresión, sea la prensa libre y del derecho a disentir, pero lo relevante será ejercer y ejercitar el derecho de pensamiento, necesariamente crítico. 

El informe de este 1° de septiembre de 2019, fue una ratificación del discurso promovido y difundido en estas últimas dos semanas. No podía ser diferente. Lo cierto es que desde antes ya las polarizaciones estaban al alta. Los análisis políticos y económicos envueltos en loas o alabanzas, pero también cargados de reclamos, usando cifras y datos, aderezando la incertidumbre política y económica sobretodo. Días antes del informe del presidente de la República, ha tenido que salir Carlos Slim a decirles a los empresarios del país, con todas sus letras, que el estancamiento de la economía, que el crecimiento “cero” del Producto Interno Bruto, se debe a que no están invirtiendo en el país, como se comprometieron a principios de año con el presidente. 

Las deudas de lo ofrecido como nuevo gobierno son muchas. La inseguridad, la violencia, los feminicidios y la impunidad siguen dañando la base social de pueblos, colonias y municipios, donde la vida se fragmenta y literalmente de pierde, en el sentido más amplio. Los errores de arranque, la miopía ante la realidad de las mujeres y de otros actores sociales, -sobre apoyos y necesidades concretas-, la falta de un discurso inclusivo, de una autocrítica real y la ausencia  de una armonización de visiones de gobierno, sobre lo que implican las políticas públicas y la manera de operar los programas sociales –y su evaluación- son puntos que reclaman acciones urgentes del gobierno federal. Faltan datos, junto con “yo tengo otros datos” y partir de hechos concretos, que en todo caso tienen que ser analizados e interpretados por todos y todas, pero necesariamente “tomado distancia” si deseamos construir un futuro para nuestra nación, al menos con la probabilidad de la esperanza realista y utópica de Immanuel Wallerstein  del 50-50.

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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