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jueves, marzo 28, 2024

Vínculos

“Me había levantado temprano y me tomaba mi tiempo en prepararme para existir.”                                                                                 

       Fernando Pessoa

“Hay en cada corazón

un rincón de soledad

que nadie puede alcanzar”                                                          

Albert Camus

 

“Me gusta perderme durante un momento, recogido, meditando, en benévolo extravío, atrayéndome, desde la lejanía… para seducirme a mí mismo”.

 

  Friedrich Nietzsche

“Ser feliz significa poder percibirse a sí mismo sin temor”.

      Walter Benjamin

 

 

Conforme pasan los años uno aprende, eso es lo que se da por descontado, pero la verdad cuesta mucho aprender de uno mismo y de todas las experiencias de vida que vamos teniendo a partir de la convivencia y trato con las personas que nos rodean y con las cuales creamos un lazo afectivo y con lo que va configurando una relación humana que se mueve en diversos planos de lo afectivo, lo emocional y lo racional.

En una cultura mexicana que, se mueve pendularmente entre la negación y represión de lo que siente y piensa por un lado y por el otro, una exacerbación de las emociones y los sentimientos, pasando por el amor y el odio con un amplio gradiente de expresiones, que nos desconciertan, nos animan, nos provocan, nos seducen, nos envuelven y que hacen que se desencaje el más sereno y controlado ser humano y que también pueda experimentar las más sublimes y fantásticas sensaciones y los más hermosos pensamientos y sentimientos.

En la vida los vínculos que vamos desarrollando van teniendo sus expresiones en el cariño, en la solidaridad, en la comprensión y la ayuda mutua, van teniendo también sus manifestaciones en las emociones y sentimientos positivos y negativos. Cada persona va desarrollando un dispositivo socio emocional para relacionarse con el mundo que le ha tocado vivir y a la par se van creando vínculos que están influidos por el sistema familiar y la forma en que se da la interacción e integración de las parejas, y evidentemente de las expectativas que se van revelando producto de la historia de cada sujeto en su constitución psíquica.

El “otro” que Lacan configuro como narrativa de posibilidad para lograr comprender lo que es cada persona y lo que se “busca” en las relaciones humanas pasa por dar cabida a la noción de que el “otro” es todo aquello que va más allá de nuestros propios límites, y es lo que hace que nos definamos y nos redefinimos a través de la existencia del “otro”. Para comprender el mundo que nos ha tocado vivir usamos el lenguaje, que no es otra cosa, que el discurso del “otro”. Así mismo, usamos el lenguaje para estructurar y enunciar nuestros pensamientos y nombrar de forma equivoca o multívoca lo que se desea y que de por sí se hace complejo por la necesidad de nombrar el deseo, que siempre es un lugar del “otro”.

Esta condición de lo humano, que hace por demás desafiante el trabajo interior, íntimo y personal de intentar conocernos profunda y genuinamente. La filosofía, la psicología, la medicina y el psicoanálisis han buscado ayudar a concretar la aspiración de entender quiénes somos y de poder llevar al plano la conciencia esa realidad como sujeto único, para con ello aceptar e integrar las emociones y sentimientos, junto con todo lo que se piensa, que se elabora -integra- como respuesta y que a su vez es memoria y olvido de lo vivido. Es un proceso lleno de vínculos que van configurando en un sentido dinámico, -desde el lenguaje-, y que pueden ayudar a comprender -por aproximaciones- el escuchar decir quién decimos que somos, tarea nada sencilla cuando el inconsciente opera para evitar las más de las veces el dolor, el trauma, el deseo y comprender la noción del gozo, y de todas las otras formas en que el inconsciente opera en cada persona.

Es un desafío personal el poder identificar, nombrar, escuchar y acomodar lo que hemos vivido, esto implica, pasar de lo anecdótico de un hecho y pasar del recuerdo simple de una vivencia a un esfera, en donde lo real, lo simbólico y lo imaginario se integran como experiencia de vida y se conectan desde el propio lenguaje lo cual hace aún más complejo el saber quiénes vamos siendo, con el propósito  de conocernos de manera comprometida, con uno mismo,  con esa historia psíquica  y poder hacerlo sin filtros, sin reservas, sin temores.

El inconsciente que se estructura como lenguaje siempre hace de las suyas y puede poner trampas, resistencias, silencios, sufrimientos, excusas, negaciones, arrebatos y enojos, haciendo por demás complejo y difícil el poder acceder a sentir y aceptar qué somos con mayor autenticidad y transparencia, en tanto nombramos lo que nos pasó y lo que nos pasa, desde un relato íntimo, por así decirlo, una narración para con nosotros mismos como personas, y a la que se le añade la triada bio- psico- social que hemos construido para pretender explicar la complejidad humana.

Hoy la vida de cada persona se inscribe en una historia singular y en una historia colectiva. La narrativa que hacemos de nosotros mismos pasa por encontrar lo que llamamos realización personal. La felicidad para por elegir y decidir lo que queremos ser y hacer, pero también pasa por tener un sentido de vida, un proyecto propio que se lo se concreta con “el otro”, con lo “otros”, de ahí que los vínculos afectivos van adquiriendo una importancia sustantiva a la hora de preguntarnos con quienes queremos vivir la vida y de qué forma.

Hoy la dimensión afectiva y personal es muy importante que podamos atender, buscar ayuda, saber pedirla y saber aceptarla es fundamental si es que deseamos aspirar a vivir una vida plena, aun sabiendo, que la vida está llena de contingencias, problemas, contrariedades y contradicciones. Es importante también atender la dimensión social, procurar y comunicarnos con la familia, convivir con amigos y amigas, establecer vínculos afectivos sanos, interactuar con la comunidad, con vecinos y con pares en el trabajo, dar espacio para las preguntas, las conversaciones y las posturas políticas es muy importante a la vez dar oportunidad y prioridad a las expresiones artísticas y a todo lo que lleva a comunicar lo se siente y se piensa, animando la creatividad. Es fundamental cuidar la dimensión biológica, esto es la salud, personal y colectiva. La prevención se convierte hoy en una prioridad ante los riesgos que siguen del Covid-19 y sus variantes, para tener una vida digna desde la salud, así, el cuidar lo que comemos, lo que tomamos, así como fomentar y practicar actividades físicas, deportivas y recreativas. Los vínculos son construcciones sociales y personales para existir.

Hoy se habla y se dice mucho sobre “soltar” -en relación con los vínculos- pero también se tiene que hablar de lo que nos sostiene -los vínculos que nos hacer ser personas-. La ponderación, valor y significado de esos vínculos es y será parte inherente de conocernos y de reconocer lo que profunda y significativamente queremos, para con ello poder ir siendo la mejor versión de cada uno nosotros mismos, en su sentido y dimensión personal y en su sentido y dimensión social y política e histórica.

 

 

 

 

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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