Mientras Viva, echaré de menos el futbol americano. No lo digo con tristeza, porque siempre supe que sólo duraría un tiempo y que era inevitable. En mi tiempo de jugador, mis entrenadores lo repetían a diario, “APROVECHAEL TIEMPO, SÉ CONSTANTE, DISFRÚTALO, ESTO SE VIVE UNA SOLA VEZ EN LA VIDA, HAY TIEMPO SUFICIENTE PARA HACER OTRAS COSAS”.
Y creo que tenían razón, jugué por lo menos ocho temporadas, fue algo complicado, ya que inicié a los 18 años, una edad avanzada para comenzar en esta actividad, sin embargo desde los seis años realicé todo tipo de deporte, fui convocado a la Selección Nacional sub. 14 en el futbol soccer (con el entrenador Chucho del Muro) y de los 14 a los 17 años practiqué el Voleibol, tenía cualidades atléticas suficientes, pero me hacía falta algo… más que experiencia, me faltaba una meta, el deseo de ser mejor, terminar lo que había iniciado. En el futbol americano, como en cualquier otro deporte se necesita disciplina, responsabilidad, constancia y lo más importante, comprometerte con un ideal o aferrarte a un sueño.
La idea de jugar futbol americano nació de una discusión con mi padre, él decía que mi problema es que iniciaba una cosa y nunca la terminaba y que siempre dejaba las cosas para mañana y que lo del futbol americano, no iba a durar ¡como siempre!… afortunadamente para mí, no fue así.
Desde ese momento, siempre he intentado terminar todo aquello que he deseado o con lo que me he comprometido.
Fue muy difícil, en mi primera temporada no estaba jugando, es normal que un novato no juegue en su primer año y más con mis características, ya que tenía compañeros con más experiencia, eso lo hacía más complicado. Sin embargo, seguía trabajando con entusiasmo (Flacofiestas). Si hubiera permitido que ese estado de ánimo prevaleciera al grado de afectar mi esfuerzo físico, tal vez nunca hubiera conocido la sensación de haber sido Campeón Nacional por tres ocasiones (Bucaneros de Satélite en el 82, Osos de la UNAM en 83 y 87).
En mis tiempos universitarios, uno podía ganar o perder y seguir desarrollándose como persona. Uno puede aprender del deporte y aplicar esas lecciones a la Vida. Lo que el deporte nos enseña es la disciplina necesaria para trabajar con ahínco y el sacrificio que se requiere para alcanzar una meta. En la actualidad hay muchos jóvenes que buscan un atajo. Quieren lograr cosas sin esfuerzo, que todo se les dé servido en una bandeja. Para quienes hemos participado en alguna actividad deportiva, sabemos lo que se requiere. No hay atajos para llegar al éxito. Sólo la sangre, el sudor y las lágrimas producen resultados (Bucaneros 1982). La vida es igual que los deportes “hay que trabajar para lograr algo”.
Ser competitivos no significa únicamente llegar a jugar, significa comprometerse con uno mismo, terminar las metas que se ha trazado, trabajar en equipo y dar siempre el segundo esfuerzo, sólo así seremos competitivos dentro de la cancha y fuera de esta.
César Flores Amezcua
Jefe del Dpto. de Deportes de la Universidad de la Salle Bajío
