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martes, abril 16, 2024

Qué vulgaridad y qué cinismo…

por Rogelio García Espinosa

Con relación a las recientes declaraciones aparecidas en diferentes medios y que hacen referencia al mega convenio entre el INAH y el Municipio para la adecuada conservación de la Colección Momias de Guanajuato, no puedo dejar de manifestar mi asombro e indignación por tanta vulgaridad y tanto cinismo.

Ahora resulta que por fin y atendiendo a su brillante actuar y compromiso con el patrimonio guanajuatense, la Colección Momias de Guanajuato, será tratada con el rigor científico y técnico que merece.

No señores, en verdad resulta inexplicable tanta vulgaridad y tanto cinismo. Eso que las autoridades ahora pregonan y cacaraquean, no es resultado de su brillante lucidez y compromiso con los bienes patrimoniales, es resultado de las atinadas y enérgicas denuncias que algunos grupos de la sociedad civil y principalmente a las iniciativas que la Mtra. Paloma Robles Lacayo, desde hace poco más de un año han venido presentando.

Declaraciones y denuncias que las autoridades en turno tildaron de absurdas, inconsistentes y en ocasiones, hasta esquizofrénicas. No es posible olvidar que las autoridades municipales, insistían en que las declaraciones de la Mtra. Robles Lacayo, obedecían únicamente a resentimientos personales por los resultados de la pasada jornada electoral.

Pues no señores, los grupos de la sociedad civil y la Mtra. Robles Lacayo tenían razón; para refrescarles un poco la memoria a esas autoridades, memoria que parece ser, en la clase política no existe, haré un brevísimo recuento de las inconsistencias y absurdas e irrespetuosas iniciativas que como autoridades conscientemente han cometido y promovido:

En lugar de procurar, diseñar e instrumentar estrategias para la conservación, investigación y socialización de la colección, a partir de octubre del 2018, con la maravillosa idea de imponer eso que le llamaron túnel de la tradición, (que de tradición no tiene nada y si de mucha contaminación), los cuerpos áridos que conforman la colección empiezan a ser tratados de forma totalmente indigna e irresponsable, me parece que hasta la fecha, estas autoridades municipales, estatales y federales, no entienden que, como públicamente lo he manifestado, las momias, más que otra cosa, son restos humanos y por lo mismo, deben de ser tratados con el más absoluto respeto y dignidad.

Posteriormente y como piezas carnavalescas, fueron enviados otros cuerpos a la ciudad de Zacatecas, luego, con el mayor de los descaros y amparándose en un acuerdo absurdo y ficticio del ayuntamiento de fecha 25 de octubre de 2019 y desconociendo las recomendaciones de instituciones de carácter internacional, (UNESCO), y las leyes y recomendaciones nacionales, (Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicos Artísticos e Históricos, Comisión Nacional de Bioética), nuevamente fueron llevados otros cuerpos al túnel de la contaminación; después a San Luis Potosí, a la Feria de León y por si fuera poco el pasado mes de febrero, a la Ciudad de México, todo eso, para promocionar eventos carnavalescos donde las momias han sido tratadas como damas de compañía y con una absoluta falta de respeto.

¿Cómo es posible que después de tanta desatención para la colección, ahora las autoridades se den cuenta y decidan que es necesaria su conservación? ¿Cómo es posible que el INAH hasta ahora reconozca el valor patrimonial de la colección? Me parece que hasta en eso, el proceder del representante del INAH en Guanajuato parte de un principio equivocado y no está actuando con cabal responsabilidad, la Colección Momias de Guanajuato, está conformada por bienes muebles total e íntimamente asociados a un Monumento Histórico, el tradicional Panteón de Santa Paula de 1861, por lo tanto, forman parte de él y deben ser tratados como tal. Atendiendo a lo anterior, lo primero que debería realizar el INAH, sería reconocer a los cuerpos áridos como bienes muebles de un alto valor histórico e identitario, registrar en sus inventarios la colección y hasta entonces, sólo hasta entonces, establecer convenios, comodatos o la figura jurídica, técnica y académica más adecuada para garantizar su conservación, investigación y difusión.

Además de las iniciativas y demandas que los grupos y asociaciones civiles en la ciudad de Guanajuato han manifestado, la Mtra. Robles Lacayo, ha presentado formal y públicamente seis denuncias, mismas que han sido turnadas a la Auditoría Superior del Estado, al Instituto Nacional de Antropología e Historia, la Secretaría de Salud, la Fiscalía especializada en el combate a la Corrupción y otros. Por lo tanto, al presidente del ayuntamiento, al ayuntamiento mismo y al delegado del INAH, no les quedó nada más que reconocer el valor de la colección.

Es verdaderamente ridículo que ahora, las autoridades pretendan que la población crea tanta mentira y que ellos son los de la iniciativa, si por ellos fuera, seguirían prostituyendo y comercializando los cuerpos áridos que conforman la colección. No, no fue por la consideración que las autoridades y particularmente el alcalde y ayuntamiento de la ciudad de Guanajuato tienen para el patrimonio guanajuatense, el patrimonio no les representa ningún respeto y la conservación de este no está dentro de sus prioridades. Pruebas hay muchas y sería difícil en este momento enumerarlas todas, pero, como dice la sabiduría popular, para muestra basta un botón y desde que inició la actual administración, (para demostrar lo mucho que atienden y conservan el patrimonio), uno de los primeros botones lo encontramos en el inexplicable y abierto mingitorio público que con forma de corazón y a capricho del alcalde, se colocó y vergonzosamente se mantiene exactamente abajo del mágico, maravilloso e inigualable arco del abanico, en la única, histórica e identitaria Calle Subterránea. ¿Qué Tal?

Rogelio García Espinosa es doctor de Pensamiento Español e Iberoamericano

por la Universidad Autónoma de Madrid, España.

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