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viernes, mayo 16, 2025

¿Quién era Shirley Walker?

Hace poco un amigo compartió una imagen que aludía al aniversario de Batman: La serie animada. No hace falta mencionar que es una de las mejores caricaturas de toda la historia y la mejor adaptación de Batman en otro medio que no sea el del cómic, pero me di cuenta de algo en específico:

Es una imagen bonita y hasta tomaron como influencia el estilo Deco de la serie, pero Pictoline cometió un gran error de omisión en el segmento de la música, porque aparece Bruce Wayne en vez de una de las personas más inspiradoras dentro del medio del score fílmico y auténtica figura radical para los estándares de Hollywood: Shirley Walker. El mundo de la música es uno predominantemente masculino, y es algo que se lleva arrastrando pues… desde los inicios de esta labor, son muy pocas las mujeres las que han tenido oportunidad y la vida y obra de Walker merecen un mejor reconocimiento.

Y si no sabes quién es, bueno, un poco de historia:

Shirley  Walker nació en California el 10 de abril de 1945 y desde que era una niña sus padres le inculcaron el valor de la música a pesar de que estos no fuesen profesionales en el área. Walker pocas veces llegó a mencionar sus primeros logros en el mundo de la música, pero son tremendos: antes de tener una carrera, ya era una virtuosa en el piano, compuso un musical para su clase de danza –llamado Make way for love– y comenzaba sus estudios en el polémico género del jazz de manera extra escolar. Walker tenía hambre de más y al ingresar en el Colegio estatal de San Francisco luchó por tener avances en sus estudios puesto que los directivos y maestros le veían como una alumna nueva…  sólo tuvo que pasar una semana para que sus profesores se dieran cuenta de que la capacidad  de Walker era superior a la de cualquier ingresado de la escuela.

Después de salir con éxito de la escuela –con una tesis basada en La consagración de la primavera– comenzó a trabajar haciendo jingles para empresas de publicidad para ponerse en pausa, porque Walker toma un rumbo tradicionalista de 7 años en los que se dedica al cuidado de su nueva familia y a ser una ama de casa. Para 1979 y por petición de su esposo vuelve a la música, y con ello su primera gran oportunidad.

Conoce a Dan Carlin, un editor musical que le invita a participar en las sesiones de grabación de dos proyectos de la familia Coppola: Apocalipsis Ahora (Francis Ford Coppola, 1979) y El Corcel Negro (Carroll Ballard, 1979). En los dos proyectos trabaja de cerca con el padre de Francis Ford Coppola, Carmine Coppola, y además de ser la encargada de los sintetizadores, ayuda a Carmine a refinar la composición de temas de las películas. En especial con El Corcel Negro, la labor de Shirley Walker es más extensa: no sólo es la orquestadora y directora del proyecto, sino que por petición de los productores, reescribe gran parte del score final sin mencionárselo a Carmine, el cual termina furioso porque se da cuenta gracias a un flautista de la orquesta, alejándose de la persona que pensaba como alumna potencial; claro que la culpa no era de Walker, sino de los productores del filme, pero se generó un drama durante la post producción del filme. A pesar del distanciamiento de Coppola con Shirley –que terminó en Coppola encerrado gritándole a los de la cabina de control durante la sesiones de grabación- El Corcel Negro fue un éxito de taquilla, y el score fue alabado por todos, menos por Shirley. Para evitar más problemas, a la hora de dar créditos del proyecto, Shirley termina cediendo el crédito de co-compositora para el beneplácito de Carmine Coppola, el cual termina ganando el Globo de Oro a mejor Música en una película dramática, sin que ella asista a la ceremonia, o pueda subirse a recoger el premio… el máximo reconocimiento que tuvo fue por “Arreglo especial” en la edición comercial del score.

 

Con tristeza, Shirley Walker se dio cuenta de un asunto del que no se habla muy seguido: la colaboración fantasma en los proyectos fílmicos, colaboraciones que terminan sin dar reconocimiento a las personas detrás de ciertos proyectos por temor a no estar nominadas o simplemente por egos.

“Llegué a este negocio cuando la idea del “ghost writing” era que obtenías dinero por no hablar del hecho de que lo hacías y de que apoyabas una ilusión o desilusión -como prefieras verlo- de que cierto compositor estaba haciendo el trabajo del que te pagaban. Cuando empecé no era joven, porque me encontraba en mis treintas, pero tenía un entusiasmo increíble similar al que tienes cuando descubres un mundo que no sabías que existía, y estás tan ciego por la noción del dinero, estás mirando directamente a las luces sin saber que hay un auto dispuesto a arrollarte detrás de esas luces. Por un tiempo fui feliz haciendo escritura fantasma, pero al final me impactó: me di cuenta de que había estado gastando tiempo haciendo ver bien a otras personas en vez de hacerme ver bien a mí”.

Los ochentas son una década diferente.

No quiere escribir en secreto música, y se dedica enteramente a la orquestación y directora musical, ocasionalmente trabajando en colaboraciones. Las más populares que realiza son con Richard Band para Ghoulies (Luca Bercovici, 1985) y The Dungeonmaster (Varios directores, 1984), y la dirección de orquesta de The Acussed (Jonathan Kaplan, 1988) de Brad Fiedel. Una colaboración en la orquestación de Scrooged (Richard Donner, 1988) la acerca a Danny Elfman, y al personaje que le cambiaría la vida.

Elfman le contrata para las sesiones de grabación para Batman (Tim Burton, 1989), una película que nadie quiere apoyar por controversias estúpidas, siendo la más notoria, de que no es el Batman de los años sesenta. La película le calla la boca a todo el mundo, porque Batman no sólo rompe records de taquilla, sino que toda su estética y alma es perdurable e influyente. A pesar de ser objeto de burlas –en parte por la aparición de un mito de que Danny Elfman no sabía escribir música y la nula atención del score en las listas de premios- la colaboración con Danny Elfman es fructífera, trabajan juntos en Nightbreed (Clive Barker, 1990) en donde co-compone, Dick Tracy (Warren Beatty, 1990) y El hombre manos de tijera (Tim Burton, 1990), como orquestadora en ambos proyectos. La dupla de Elfman y Walker llega a la televisión con el superhéroe menos esperado:

 

Fue Doug Frank –jefe del departamento musical de Warner Bros.– el que se acercó a Shirley tras ver el éxito que lograba con The Flash, y le tenía una propuesta de lo más inusual, que se volviera la compositora de una serie de animación. Al principio Shirley lo tomó con gracia, porque no esperaba contribuir en dicho proyecto, pero conforme comenzaba a ver los diseños de producción que tenían los involucrados en la serie de animación de Batman, cambió de opinión, porque esto era único, esto era grandioso.

Su inspiración para construir el sonido de Ciudad Gótica, fue en los sonidos que ella conoció de niña, como Lee Zahler con su Captain Midnight (James W. Horne, 1942) y los seriales de Flash Gordon –que tienen música stock de la Universal– además del sonido de Bernard Herrmann y Jerry Fielding.

Sólo había un problema: quería despegarse del sonido de Elfman.

Para sorpresa de todo mundo en estos tiempos, Shirley no quería usar el tema de Batman que hizo su amigo, sino que quería hacer algo totalmente nuevo, su Batman. En esta noción le apoyaban Bruce Timm, Alan Burnett y Eric Radomski, que poco pudieron hacer porque Danny Elfman era insistente de una teoría musical en la que afirma que los temas de superhéroes tienen una vigencia permanente, por lo que su tema de Batman era intocable… claro que eso no explica qué haces con el tema de Neal Hefti pero es más por su conveniencia.

Por si no sabías de qué tema estoy hablando:

https://www.youtube.com/watch?v=2Wsz2TYxwwk

 

Quedaron con un acuerdo de usar el tema de Danny Elfman como tema musical introductorio, pero que nunca se utiliza en la serie animada. En vez de ello tienes el bellísimo tema de Shirley que también tiene su empeño en ser uno de los más memorables en la historia del mejor detective del mundo:

 

Cuando escuchas el sonido de Shirley y su equipo –porque no negó las contribuciones de sus compañeros Lolita Ritmanis y Michael McCuistion– primero deja en evidencia su fascinación por Herrmann, además de sonar bombástico e innegablemente con una influencia del sonido de Danny Elfman, porque juega con la noción del tema adaptativo del personaje, es decir, que tiene dos elementos: el heroico, y el que surge como un ser oscuro.

Ella lo explica mejor que yo:

La labor de Shirley abarcó 65 episodios de la serie animada, y gracias a ellos, obtendría los primeros galardones de su carrera. Un premio Emmy en 1996 a Mejor dirección musical y composición, premio que volvería a tener en el 2001 por el spin-off de la serie titulado Batman del Futuro en donde fue compositora (aunque a menor grado).

¿Otros logros dentro de la carrera de Shirley Walker?

Repitió el éxito con superhéroes porque también crearía el tema de Superman para su serie televisiva obteniendo una nominación al mismo premio en 1997, el mismo año en el que se puso experimental y crearía la música de Spawn, otro personaje de cómic que para en ese entonces ya había explotado en éxito y que fue un parteaguas de la animación para adultos (y que poca gente recuerda que era de HBO). Y si me preguntan por mi favorito… es el haber realizado el score de la mejor película de Batman:

Batman: La máscara del fantasma es una obra maestra olvidada por todo el mundo cuando se habla de la mejor película del personaje, y en ella la compositora se siente libre de tapujos de Elfman, creando una variante aterradora de su tema principal, entendiendo a la perfección la mentalidad de Bruce Wayne que a lo largo de la película nos cuenta de su inicio como Batman que le resulta algo aterrador, a eso agrégale unos sonidos extrañamente italianos para representar a los mafiosos que van pereciendo, y el jovial tema de Guasón que se encuentra con un momento apocalíptico, y estás frente a una obra maestra.

Shirley siempre fue agradable con los fanáticos y una de sus frases más famosas fue de que esperaría que cuando cumpliera 120 años, los niños que crecieron con su sonido le contrataran para hacer la música de sus películas. Por desgracia, la vida de Walker no tendría más energía para pasar a esta década. En 2006 sufrió un infarto por el que terminaría hospitalizada dos semanas, para terminar con su vida y su carrera, dejando de lado a la franquicia de Destino Final, por la que sentía tan orgullosa ya que los dvds de las películas ponían como opción el poder escuchar su música separada de todo el soundtrack.

La vida e impacto de Shirley Walker fue tal, que un premio en su honor se realizaría a partir de 2014, dando reconocimiento a las personas que contribuyen a un ambiente más sano y justo laboral de todas las identidades, en específico del género, gracias a una mujer que llegaría tarde a la hora de componer pero que cuando lo hizo, lo hizo en grande.

Y espero que tú le des reconocimiento ahora que hables de Batman: la serie animada.

 

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