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viernes, abril 26, 2024

Blues funerario

Por: Aleqs Garrigóz

“Funeral Blues” o “Stop all the clocks” es un poema de W. H. Auden que apareció por primera vez en la obra de teatro de 1936 The Ascent of F6. Auden reescribió sustancialmente el poema varios años después como una canción de cabaret para la cantante Hedli Anderson. Ambas versiones fueron puestas en música por el compositor Benjamin Britten. La segunda versión se publicó por primera vez en 1938 y se tituló “Funeral Blues” en AnothertTime de 1940 de Auden. El poema experimentó una renovada popularidad después de ser leído en la película Cuatro bodas y un funeral (1994), lo que también generó una mayor atención en el otro trabajo de Auden. Desde entonces, ha sido citado como uno de los poemas modernos más populares en el Reino Unido.

BLUES FUNERARIO

Paren todos los relojes, corten el teléfono,
prevengan que el perro ladre con un jugoso hueso,
silencien los pianos y con un redoble amortiguado
traigan el ataúd, dejen llegar a los dolientes.

Permitan que los aviones circulen gimiendo sobre nuestras cabezas,
garabateando en el cielo el mensaje: “Él está muerto”.
Pongan lazos de crepé alrededor de los blancos cuellos de las palomas públicas;
que la policía de tránsito use guantes de algodón negros.

Él era mi norte, mi sur, mi occidente, mi oriente,
mi semana laboral y mi domingo de descanso,
mi mediodía, mi medianoche, mi charla, mi canción.
Creí que ese amor duraría para siempre: estaba equivocado.

Las estrellas no son requeridas ahora; quítenlas todas,
empaquen la luna y desmantelen el sol;
vacíen el océano y barran con los bosques;
porque nada ahora podrá llegar a ser bueno.

 

FUNERAL BLUES

Stop all the clocks, cut off the telephone,
Prevent the dog from barking with a juicy bone,
Silence the pianos and with muffled drum
Bring out the coffin, let the mourners come.

Let aeroplanes circle moaning overhead
Scribbling on the sky the message He Is Dead,
Put crepe bows round the white necks of the public doves,
Let the traffic policemen wear black cotton gloves.

He was my North, my South, my East and West,
My working week and my Sunday rest,
My noon, my midnight, my talk, my song;
I thought that love would last for ever: I was wrong.

The stars are not wanted now: put out every one;
Pack up the moon and dismantle the sun;
Pour away the ocean and sweep up the wood.
For nothing now can ever come to any good.

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