La iniciativa de Reforma Hacendaria anunciada por Peña Nieto en su campaña finalmente se presentó: Con bombo y platillo en presencia de políticos aplaudidores, gobernadores, miembros del gabinete, representantes del sector privado, el domingo pasado el Titular del Ejecutivo pronunciaba su discurso con la retórica de siempre acerca de las maravillas que generará su eventual aprobación por el Congreso.
Con el paso de las horas y a medida que se han venido conociendo las “letras chiquitas” del documento, analistas, legisladores, medios de comunicación y abrumadoramente en las redes sociales la oleada de críticas, han venido dando cuenta de los claroscuros que encierra una reforma disminuida, que más bien parece una miscelánea fiscal regresiva para recaudar más ingresos para el gobierno que una verdadera reforma que fomente el crecimiento económico e incentive la producción y el empleo, aparejada al paquete económico de ingresos y egresos para el año que viene, el panorama no parece ser alentador especialmente para la vapuleada y disminuida clase media que habrá de sufrir las consecuencias de su aplicación. Por lo pronto, el PAN y sus legisladores federales ya se pronunciaron en contra de gravar con IVA las colegiaturas, las hipotecas, la compra de vivienda y la homologación de 16% del IVA en la frontera norte, el endeudamiento y el aumento del ISR del 30 al 32%.
Si bien es cierto es positivo, entre los claros, la eliminación de regímenes especiales y de consolidación que permitía a las grandes empresas la evasión de impuestos, así como la eliminación del IETU que se había convertido en el tormento del sector privado, también entre los oscuros está sin duda la propuesta de un endeudamiento global del 1.5% del PIB para el 2014 con el argumento de detener la caída que ha estado sufriendo nuestra economía desde que entró este gobierno para ejercer un mayor gasto público, lo que traerá consigo el costo de intereses y un riesgo mayor de crecimiento de la inflación, como en los últimos 30 años del priato previos al año dos mil. El Gobierno recurrió al endeudamiento para dizque dinamizar la economía, al financiamiento de programas populistas y generó las graves crisis sexenales del perverso estado de bienestar que fueron la causa de los grandes males que padecimos en el pasado. Por eso la reforma es regresiva, populista y altamente peligrosa.
Pero lo que causará un gran daño a millones de familias de la cada vez más menguada clase media, es el pago de IVA a las colegiaturas, representa un duro golpe a la economía familiar que además de injusto, habida cuenta que las escuelas particulares hacen la labor que le correspondería hacer al Gobierno, hay que recordar que apenas hace dos años el presidente Calderón impulsó la deducción de las colegiaturas. Por si fuera poco y más grave aún, es el cobro de IVA a las hipotecas y a la compra de vivienda, pone en jaque a la industria de la construcción, al mercado inmobiliario y a quienes se han venido haciendo de su casa pagando a plazos con enormes sacrificios.
Es cierto que pagar impuestos no es popular, pero en este caso, la reforma hacendaria propuesta por el gobierno priísta genera más dudas que certezas. El Impuesto a los depósitos en efectivo (IDE) que fue diseñado para ampliar la base de contribuyentes y evitar la informalidad y el lavado de dinero, también desaparece, luego uno se pregunta: ¿No sirvió? ¿De dónde saldrá el dinero para el seguro de desempleo y la pensión universal? Durante los dos sexenios anteriores se tuvo control de la deuda y se pagó una buen parte, hubo disciplina en el gasto público para que el gobierno no gastara más de lo que le ingresa, eso nos permitió tener una inflación a la baja ¿Por qué recurrir de nuevo al endeudamiento? En fin, se habían generado grandes expectativas de crecimiento con la reforma hacendaria, lo que vemos es que será una más, pero con carácter regresivo e inflacionario en el mediano plazo. Peña Nieto dijo que estaba dispuesto a jugarse todo su capital político con esta reforma, pero francamente esto es un dispendio, la clase media y los pequeños empresarios se lo recordarán al PRI en las elecciones del 2015, al tiempo y ojalá les “caiga el veinte” a los legisladores que aprobar como va lo que les presentaron sería un grave error que tendrán que pagar muy caro.
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