Era el año de 2004 en León, Guanajuato cuando el Tec de Monterrey impulsa el concepto de la economía del conocimiento, que en esa época comenzaba a ser tendencia mundial y se realizaban muchos estudios y proyecciones sobre ello. En el Centro de Ciencias Explora, formamos un equipo de trabajo, con asesores de esa casa de estudios, en donde discutíamos la importancia del conocimiento para generar riqueza y cuáles deberían de ser los programas estratégicos para que más personas se interesaran en estudiar las “carreras del futuro”, precisamente aquellas que estaban basadas en la generación y uso del conocimiento. Hace 20 años, la apuesta principal de los programas de educación no formal eran incentivar la permanencia de la gente en la educación formal.
Alfredo Molina Ortiz, fue una de las primeras personas que conocí que escribían e investigaban profesionalmente este tema en nuestro país. Siendo director de desarrollo e innovación regional en el ITESM Campus León participó en la elaboración de varios libros, entre ellos “la economía basada en el conocimiento” que medía el “índice estatal de la economía basada en el conocimiento en México”, la primera edición es de principios de este siglo.
En el año 2005, siguiendo este boom sobre el concepto de “economía del conocimiento” el ITESM León trajo a sus instalaciones al autor del libro “el efecto Medici”: Frans Johanson, quien explica de manera muy acertada conceptos que siguen vigentes hoy en día para la innovación, las cuales son:
Buscar la diversidad: Es importante rodearnos de personas que tengan diferentes habilidades, conocimientos, intereses y orígenes, y que nos aporten visiones distintas a las nuestras.
Fomentar la colaboración: No basta con tener diversidad, también hay que facilitar el diálogo y la cooperación entre las personas. Para ello, es necesario crear espacios de encuentro e interacción.
Estimular la experimentación: La innovación requiere de un proceso de prueba y error, donde se puedan explorar diferentes opciones, probar hipótesis y aprender de los resultados. Para ello, es necesario crear un clima de confianza y seguridad.
Cultivar la curiosidad: La innovación también depende de nuestra actitud ante el mundo. Es importante mantener una mente abierta y curiosa, que nos impulse a buscar nuevos conocimientos.
Johanson dice que “el efecto Medici” es un fenómeno que produjo la explosión de creatividad e innovación en el renacimiento italiano, cuando personas de diferentes disciplinas, culturas y orígenes se encontraron y compartieron sus ideas en la ciudad de Florencia, bajo el patrocinio de la familia Medici. Un modelo que, aplicándolo correctamente, propicia la innovación, el desarrollo y la derrama económica.
A veinte años de que se escribiera ese libro, varios conceptos han evolucionado. Hoy, de acuerdo al Banco Interamericano de Desarrollo, tenemos a la economía naranja que resalta el valor útil de todo lo intangible como el arte, la programación, las ciencias, la arquitectura entre muchas otras cosas. El British Council fomenta la participación de líderes creativos dando énfasis en la profesionalización del quehacer de los líderes creativos fortaleciendo el modelo de gobernanza cultural de sus instituciones fomentando la colaboración internacional para incrementar el impacto de los espacios públicos en la sociedad.
En la ciudad de León, Guanajuato, el modelo de trabajo del sistema de parques del municipio establece como uno de sus ejes rectores que éstos sean educadores. Esto ha llamado la atención en otras partes del país y fuera de él, pues es a través de ellos, de los espacios públicos y las instituciones de educación no formal, como Explora y el Zoológico de León (Parque de la vida), que se puede potenciar e impactar ampliamente a las personas para que tengamos en ellos diversidad de pensamiento, fomento de colaboración, estimulo de la experimentación y cultivo de la curiosidad.