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martes, abril 23, 2024

Sexismo y especismo, opresiones amigas

 

Carla Alicia Suárez Félix

El especismo y el sexismo responden a patrones similares de dominación. En ocasiones, la lucha feminista no toma en cuenta que otras luchas, como la antiespecista, buscan cosas semejantes. Dentro de estos dos movimientos, podemos ver comúnmente a feministas especistas y a antiespecistas sexistas, esto da como resultado que ambas luchas no vean la raíz común y que apelen a una solución parcial de la problemática. Los argumentos para establecer el paralelismo entre el sexismo y el especismo pueden comprenderse fácilmente con la teoría del referente ausente de Carol J. Adams.

Es común que alguien reconozca y le sean tan claros los mecanismos de opresión contra los que lucha, pero que al mismo tiempo ignore que estos mecanismos son los mismos que oprimen a ese “otro” por el que lucha una causa diferente. Esto lo puede posicionar en un lugar en el que actúe como opresor y como aquel que ahora utiliza esos mecanismos sobre otro; por ejemplo: una feminista que utiliza cuerpos de animales para alimentarse y argumenta que comer animales es su decisión o que estos fueron creados para consumo humano se vuelve la oprimida-opresora que ignora que los mecanismos de dominación especistas son parecidos a los del sexismo, por ejemplo, la cosificación y la fragmentación del otro.

Sucede también a la inversa con el antiespecismo sexista, como el caso de algunas ONG’s, que utilizan para sus campañas comerciales antiespecistas mujeres desnudas o semi-desnudas mostrando disponibilidad sexual, es decir, que están en una posición pasiva que invita al hombre a que las consuma visualmente. Estas mujeres, en su mayoría celebridades, responden a un estereotipo de belleza occidental.

Lo anterior muestra que dos causas pueden luchar contra la opresión y al mismo tiempo invisibilizar estos mecanismos en otro contexto. Aclaramos que el desnudo femenino no es el problema, sino, como menciona Adams, “la asunción de una perspectiva masculina blanca como universal y una apropiación de los cuerpos femeninos por prerrogativas masculinas” (2017, p. 75). 

Lo que queremos señalar aquí es que el sexismo y el especismo despliegan mecanismos de opresión similares. Por tanto, nuestra obligación como antiespecistas no sólo es con los no humanos, y como feministas no sólo con las mujeres. Cuando las luchas convergen en los mecanismo de opresión hablamos de interseccionalidad. Un ejemplo de intersección de estas dos luchas unificadas podría ser el ecofeminismo que reconoce que la explotación de las mujeres y de la naturaleza hunde sus raíces en en la dominación patriarcal y capitalista.

Pero ¿cómo es que para algunas personas sea tan obvio el sistema de dominación en una causa y en otras causas no? Esto lo responde la teoría del referente ausente. El referente ausente, como explica Adams (2016), disloca la carne que se come y al animal. La importancia de la teoría del referente ausente radica en caer en cuenta de cómo en nuestra sociedad los animales desaparecen como individuos, como seres con una vida propia y se convierten en objetos que podemos usar a nuestro antojo. A través de su muerte es como los animales se vuelven este tipo de referentes, ya que tanto su nombre como su cuerpo, se ausentan como animales para existir únicamente como carne. Son sus vidas arrebatadas las que hacen posible que exista la carne, si están vivos no pueden ser carne ya que ésta implica la ausencia de vida. El referente ausente nos ayuda a olvidar al animal.  Algo parecido nos sucede a las mujeres, pues estamos sometidas a este proceso del referente ausente en la sociedad patriarcal de forma que en repetidas ocasiones se nos ve como un recurso disponible y dispuesto para el disfrute de los hombres heterosexuales.

Los cuerpos de los animales se cortan en trozos para consumirse por separado y los de las mujeres para consumirse en la pornografía, la publicidad, etcétera, de tal forma que no se nos ve como una entidad con personalidad e ideas propias.

La función del referente ausente en relación a los animales es mantener la carne separada de la idea de que alguna vez tuvo vida. Cuando la existencia de la carne se desconecta de la existencia de un no-humano asesinado para que exista ese producto que llamamos carne, entonces se convierte en un objeto desanclado de su referente original y se elimina cualquier rastro de individualidad para transformarlo en comida, es decir, en un referente ausente.

 En el ejemplo de las mujeres utilizadas como carnada en campañas antiespecistas la mujer carnada es un producto que se consume visualmente y su cuerpo se separa de cualquier referencia a la persona que tiene sentimientos, sueños y vida desapareciendo, pues ahora es algo inerte. Tanto animales como mujeres son representados en imágenes como pedazos de cuerpo fragmentados.

  Amy Hamlin, acuñó el neologismo antropornografía para señalar la incitación de actitudes opresivas mediante la feminización y sexualización de los animales y la animalización de las mujeres. Como menciona Adams (2016), la antropornografía hace que la degradación y el sufrimiento de los animales sean atractivos y divertidos, al mismo tiempo que vuelve la degradación de la mujer divertida porque la efectividad del anuncio requiere la referencia implícita al estatus de subordinación sexual de las mujeres. Louise M. Antony comenta que las feministas no quieren decir simplemente que las mujeres no son felices en el patriarcado, sino que las mujeres somos constantemente deshumanizadas (1998). La antropornografía es una forma de despojar a las mujeres de su humanidad y feminizar a los animales para reforzar su calidad de disponibilidad.

En la cultura patriarcal, la estructura del referente ausente fortalece opresiones individuales recordando siempre a otros grupos oprimidos. Es por la estructura de distintos referentes ausentes superpuestos, tan arraigada en la cultura occidental, que la implicación de individuos es inevitable. Todos participamos de esta estructura pues se encuentra en patrones, opiniones culturales y en cómo nos relacionamos.

 Por lo anterior, nos es muy difícil ver la violencia y la dominación que subyace en esta estructura. “La interacción entre la opresión física y la dependencia respecto a las metáforas que, a su vez, dependen del referente ausente, indica que nos distanciamos de todo lo que sea diferente igualándolo a algo que previamente ya hemos objetificado” (Adams, 2016, p. 137).

Todo aquello que se encuentra ausente nos remite a un grupo oprimido y al mismo tiempo define a otro. Esto tiene implicaciones teóricas tanto en la clase y la raza, como en la violencia contra las mujeres y los animales. Los animales vivos y enteros son el referente ausente en el consumo de carne, pero también en el comercio de pieles y la experimentación en laboratorios. Todos estos animales son oprimidos y explotados, para que estas opresiones sucedan interactúan sobre la base del referente ausente. Según Adams, después de la cosificación viene la fragmentación y, finalmente, el consumo. 

En conclusión, todos entramos en este entramado de referentes ausentes que se traslapan y vuelven difusos los mecanismos de opresión que operan en distintos niveles de nuestra cotidianeidad ¿Alguna vez nos hemos dado cuenta de cómo consumimos simbólicamente los cuerpos de mujeres en la publicidad o en la calle? ¿Nos damos cuenta de que la carne en nuestro plato es un trozo del cuerpo de alguien?

Referencias:

Adams, C. J.(2016). La política sexual de la carne: Una teoría crítica feminista vegetariana. Madrid: Ochodoscuatro ediciones

Antony, L. M. (1998) “PHILOSOPHY OF PERSONS “Human Nature” and Its Role in Feminist Theory” en Philosophy in a Feminist Voice, ed. Janet A. Kourany p. 63-91. Princeton: PRince ton University Press. Recuperado de http://www.jstor.org/stable/j.ctt7s6sv.7 

Sporadikus
Sporadikus
Esporádico designa algo ocasional sin enlaces ni antecedentes. Viene del latín sporadicos y éste del griego sporadikus que quiere decir disperso. Sporás también significa semilla en griego, pero en ciencia espora designa una célula sin forma ni estructura que no necesitan unirse a otro elemento para formar cigoto y puede separarse de la planta o dividirse reiteradamente hasta crear algo nuevo. Sporadikus está conformado por un grupo de estudiantes y profesores del departamento de filosofía de la UG que busca compartir una voz común alejada del aula y en contacto con aquello efervescente de la realidad íntima o común. Queremos conjuntar letras para formar una pequeña comunidad esporádica, dispersa en temas, enfoques o motivaciones pero que reacciona y resiste ante los hechos del mundo: en esta diversidad cada autor emerge por sí solo y es responsable de lo que aquí se expresa.

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