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viernes, abril 26, 2024

Peña no es pendejo

Los chistes comenzaron después de la desastrosa participación del entonces precandidato priísta a la Presidencia de la República en la Feria del Internacional del Libro Guadalajara 2011. Peña Nieto ofreció una conferencia de prensa y fue incapaz de responder cuales habían sido los tres libros que marcaron su vida.

Sorprendido por la pregunta comenzó a trastabillar y acabó confundiendo a Krauze con Fuentes antes de refugiarse, literalmente, en la Biblia. El ridículo fue inevitable, apenas unas horas más tarde las redes sociales ya estaban saturadas con enlaces al video de la conferencia en YouTube y una cantidad industrial de parodias más o menos divertidas.

Desde entonces la percepción del hoy Presidente, Enrique Peña Nieto, como “pendejo” fue propagada con singular alegría por panistas y perredistas, a través de innumerables chistes y fotomontajes, con la esperanza de evitar que ganara las elecciones.

Aún ahora, muchos de ellos, apoyándose en anécdotas como la del 3 de abril, cuando dijo que la capital del estado de Veracruz es el puerto del mismo nombre (en realidad es la ciudad de Xalapa), insisten en sus burlas; y están equivocados.

No, Peña no es pendejo y para muestra están los primeros meses de su gobierno: en apenas un poco más de 100 días la administración Peña Nieto ha logrado muchos triunfos políticos que Fox y Calderón fueron incapaces de alcanzar en los 12 años anteriores.

El Pacto por México, la reforma educativa, la visita al Vaticano sin que los dizque liberales se pararan de pestañas, los avances en materia de telecomunicaciones y el arresto de la lideresa magisterial Elba Esther Gordillo son proyectos que los presidentes del PAN habían acariciado en sus mentes, pero que nunca pudieron convertir en realidad.

Por supuesto, estimado lector, las circunstancias son distintas pero, con un mínimo de honestidad intelectual y a la vista de lo que ha ocurrido en estos meses, queda muy claro que el jefe del ejecutivo federal no sufre de “pendejez”.

Peña quizá no sea la punta más brillante del alfiletero, pero tampoco es más ignorante o incompetente que el político promedio; es cierto que no se pudo acordar de tres libros, pero lo mismo le pasa a muchos otros, como lo demostraron los papelones en los que se metieron panistas y perredistas al intentar hacer gala de “su cultura” en las semanas posteriores al tropezón de la FIL 2011.

Cuando alguien se la pasa en grillas, reuniones y eventos, de 6 de la mañana a 12 de la noche, simplemente no queda tiempo para leer o reflexionar y por eso es que, incluso ante preguntas “culturales” aparentemente fáciles, los candidatos se ven en aprietos, es un gaje del oficio.

Enrique Peña Nieto es el vocero, el rostro “amable” y visible de un proyecto de grupo que va mucho más allá de su persona; quienes toman las decisiones y definen las estrategias están atrás. El presidente no es un caudillo, sino un jugador de equipo, que cumple bien con su función de relaciones públicas, respaldado por viejos lobos de mar, que conocen a la perfección las formas y reglas de la partidocracia mexicana y las saben aprovechar.

Los acontecimientos hablan por sí mismos: pasaron menos de 5 meses para que la bronca oposición se asimilara a la plataforma de Palacio Nacional (el Pacto por México) y para la presidencia imperial comience a recuperar el lustre perdido en los sexenios anteriores.

De hecho, lo que debe preocuparnos no es la incompetencia del nuevo gobierno, sino, por el contrario, la habilidad de los integrantes de la administración Peña Nieto para manipular en su beneficio al sistema político, pues cada vez se notan más las similitudes con el sexenio de Salinas, que comenzó con algunas buenas ideas y reformas muy importantes, pero terminó en guerrilla, crisis y asesinatos políticos.

Peña no es pendejo y al considerarlo como tal los que perdemos somos los azules y amarillos, olvidando que no hay contrincante pequeño (y menos cuando ese rival es el Presidente) y que a los priístas se les puede acusar de todo, excepto de ingenuos.

No importa que no haya leído tres libros, es intrascendente que no sepa cuál es la capital de Veracruz, él y su gente tienen el poder. Si los opositores quieren tener éxito necesitan objetividad e inteligencia y más propuestas que chascarrillos, porque el futuro del país no se ganará con “likes” de Facebook, sino con votos, participación y valor.

 

Correo electrónico: garibaycamarena@hotmail.com
Twitter: @garibaycamarena
www.sinmediastintasblog.com

Gerardo Enrique Garibay Camarena
Gerardo Enrique Garibay Camarena
Escritor, Católico por vocación y convicción, libertario, escéptico de la política y desconfiado de las intenciones de los políticos Twitter: @garibaycamarena "Personas libres y mercados libres." Wellington.mx

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