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sábado, abril 20, 2024

¿Por qué sigo en el PAN?

Perdimos; esa realidad se reveló en toda su dolorosa plenitud el pasado primero de diciembre, durante la toma de protesta de Enrique Peña Nieto. Por supuesto, desde aquella tarde de las elecciones, e incluso antes, teníamos muy claro que nuestra candidata había sido derrotada y que el próximo presidente sería del PRI, sin embargo, en algún escondido rincón de nuestro subconsciente, permanecía la esperanza de que todo aquello fuera un mal sueño y que al despertar nos encontráramos con que alguna clase de milagro había revertido la catástrofe.

Por eso fue que solo al observar a Peña portando la banda presidencial ante el alborozo de los diputados priístas, y la muy mal disimulada alegría de los locutores de televisa por el regreso de su partido a Los Pinos, pude comprender en toda su magnitud el fracaso que para el PAN representó la desastrosa campaña de Vázquez Mota. No solo perdimos una elección, sino que en multitud de casos, desde las candidaturas municipales hasta las federales, caímos en muchos de los vicios que tanto criticamos de los priístas. La derrota duele más, porque caímos imitando los modelos deleznables del PRI, jugamos en su cancha, con sus reglas y perdimos por goleada.

Es un hecho: el PAN está en crisis, no solo por los apocalípticos resultados obtenidos en estados como Jalisco, que anteriormente habíamos considerado un bastión, sino porque aún hacia el interior hay mucho por corregir, reconsiderar y criticar. En cierta forma nos derrotó la victoria, caímos en la obsesión de ganar elecciones y al dejar de lado el resto de la misión ciudadana del partido acabamos sin uno ni lo otro.

Ante este panorama tan complicado el CEN lanzó una campaña para refrendar la militancia (en buena medida buscando resolver el desbarajuste provocado por las afiliaciones masivas de hace unos años) y el cuestionamiento obvio para quienes hemos participado en el partido es ¿por qué seguir en el PAN?

En mi caso me planteé esta pregunta al acudir al comité municipal para realizar el trámite y llegué a la conclusión de que, incluso en esta, quizá la hora más obscura del blanquiazul, vale la pena seguir siendo panista, porque Acción Nacional ha sido y es (a pesar de los pesares) una institución positiva para la vida de México.

Desde 1939 el PAN ha sido una fuerza para la democracia y el diálogo como armas en la lucha política; en un país de caudillos, tiranos y balazos, los panistas le apostaron a la modernización por la vía de las leyes y la participación ciudadana, sin desesperar ante las trácalas, los ardides e incluso la represión sufrida a manos del entonces PRI-Gobierno.

Vale la pena seguir en el PAN por que este partido porta en su identidad el legado de sacrificio, de entrega y de esperanza de miles de hombres y mujeres que, a lo largo de todo el país, dedicaron sus vidas a esa “brega de eternidad” que tan machaconamente repiten los azules en discursos y proclamas.

Vale la pena seguir en el PAN porque es, con sus errores y miserias, el mejor ejemplo de una institución democrática en nuestro país. Ningún otro partido se acerca siquiera a la pluralidad, contrapesos y espacios de decisión de la militancia que gozan los panistas.

He de confesarle, estimado lector, que no creo en el Camelot blanquiazul con que la historiografía oficial del partido nos pinta esos primeros años, aquellos líderes impolutos que no luchaban entre sí por el poder (de entrada, porque no había ningún poder a la mano por el cual luchar). Seguramente hubo desde el comienzo envidias, conflictos y ambiciones, así es la naturaleza humana y la grandeza de la institución consiste justamente en haber superado esos escollos.

No se trata de regresar a los orígenes de un prístino pasado, ni de volver a ser los “místicos del voto”, pero sí de entender, con el orgullo y la responsabilidad que ello implica, que nuestra historia tiene más luces que sombras, que la gran mayoría de los panistas, de carne y hueso, con virtudes y vicios, han luchado por un México más libre y que ahora nos toca a nosotros hacer lo propio.

Nuestra vocación en la política consiste en promover, desde la sociedad y el gobierno: la solidaridad, la subsidiariedad, el respeto a la dignidad de la persona y el bien común, valores que son mucho más que palabras, guías para navegar en la azarosas aguas de la nueva época.

Hoy más que nunca México necesita esa opción leal y madura que Acción Nacional ha representado desde su fundación y por eso, para poner mi granito de arena, participé en el refrendo, aún cuando hay temas en los que he manifestado mi desacuerdo, incluso públicamente, pues en la partidocracia nunca encontraremos una opción construida al 100% a nuestro gusto, debemos sumar visiones y encontrar coincidencias.

Esa misma será la gran tarea del panismo en nuestra generación, sumar voluntades sin diluir la identidad del partido, para construir un amplio consenso social que permita consolidar, de una vez por todas, la transición y la plena democracia.

La tarea no resultará sencilla, la extraordinaria oportunidad, de construir esta tarea desde el gobierno federal, se ha esfumado; el nuevo inquilino de Los Pinos llega con las mismas mañas de siempre, es cierto, aderezadas con un toque de modernidad, pero, en esencia, es el mismo PRI que se fue hace 12 años y ahora ha regresado para reclamar sus fueros.

De frente a Peña nos corresponde apoyar lo positivo y rechazar, con argumentos y coherencia, aquello que dañe al país, impidiendo, en la medida de nuestras posibilidades, el regreso del autoritarismo.

De frente a la sociedad nos corresponde volver a ganar la confianza de los ciudadanos, presentar un mensaje claro, atractivo y coherente, demostrando en los hechos que Acción Nacional representa una opción diferente, exitosa, mejor.

Por eso sigo en Acción Nacional, porque comparto sus principios, su vocación y sus desafíos, porque en la democracia hay que elegir la mejor opción y trabajar desde ahí, porque la libertad de nuestro México vale la pena.

Garibaycamarena@hotmail.com

www.sinmediastintasblog.com

Gerardo Enrique Garibay Camarena
Gerardo Enrique Garibay Camarena
Escritor, Católico por vocación y convicción, libertario, escéptico de la política y desconfiado de las intenciones de los políticos Twitter: @garibaycamarena "Personas libres y mercados libres." Wellington.mx

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