Pese a la realidad abrumadora, arrolladora, me niego a creer que tenemos el gobierno que merecemos. Simplemente, nos falta la motivación adecuada para creer y asegurarnos de tener un gobierno a la altura de nuestras necesidades y nuestras capacidades. ¡NO quiero el gobierno que merezco, quiero el que necesito! No quiero un gobernante con educación promedio, ni con prácticas generales -por negativas que sean-. Lo lógico es que quien aspire a gobernarnos tenga comportamientos y capacidades muy por arriba de la media. Si nos quiere dirigir debe tener capacidades especiales y la sensibilidad de entenderse no como parte del problema sino de la solución.
El cinismo político ha existido siempre, pero en los años electorales en verdad que se llevan las palmas. Me parece impresionante la coraza impenetrable con la que se mueven los actores políticos y que los vuelve inmunes casi a cualquier comentario.
En verdad me sorprende que una persona que lleva viviendo del presupuesto quien sabe cuántos años, tenga la capacidad cínica -con nivel Post Doctoral-, de volver a pedir nuestro voto a sabiendas de que nunca nos ha cumplido y que nos vuelva a ofrecer que ahora sí, nos cumplirá. Llegan, nos ponen cara de angelitos, pero tras esa sonrisa de Photoshop, se esconde un político indigno de la confianza que ya hemos depositado en ellos.
El comportamiento de la clase política me lleva a experimentar bipolaridad: me debería dar mucha risa lo que hacen, pero la verdad es que lo que me da es tristeza y vergüenza. El espectáculo parece sacado de película de bajo presupuesto -basta ver los registros de los candidatos a alcaldes y Diputados que llevaron a cabo los partidos la semana pasada, particularmente el PRI y en donde varios de los candidatos llegaban a su registro acompañados de un grupo especializado en aventar confeti; por otra parte el grupo de los que aplauden y echan porras ruidosas y no podía faltar la tambora o el mariachi- Parece una escena de la “Ley de Herodes”, o la unción de un candidato de país bananero. Me da risa en la película. En la vida real me avergüenza.
Hoy en Irapuato tenemos por un lado un Alcalde que quiere reelegirse y que no pierde la oportunidad en sus propias palabras de dejarnos en claro que nadie llena sus zapatos. Nadie de acuerdo a su muy particular juicio, merece la oportunidad de despachar desde la silla que él hoy ocupa. Las objeciones, serias, en materia de inseguridad, falta de planeación, derroche de recursos en obras innecesarias, no le quitan el discurso de que sólo él sabe gobernar y administrar. Los otros 750,000 habitantes somos incapaces de ser alcaldes. La soberbia política tampoco me da risa.
Por el otro lado, tenemos una candidata que no se me olvida que cuando llegó a la Diputación Federal de 2009, a los dos días pidió licencia para dejar su cargo a su suplente. ¡Claro!, un hombre. Ha mostrado disciplina partidista, pero por supuesto eso está muy lejos de los intereses de la comunidad.
¡Porqué los políticos no entienden que no se deben a sus partidos, se deben a la gente!. Claro, que lo entienden, pero su ambición personal por lograr cada tres años otro cargo, hace que los intereses de la gente no les importen.
Saben, que si se sujetan a los intereses partidistas aseguran su “hueso” tal como lo pidió la Regidora con licencia y hoy candidata a la diputación local por el Distrito XII de Irapuato, Sharon Orozco, quien sin que su trabajo como Regidora haya destacado, puso en su twitter en navidad pidiendo de regalo un “hueso”, por qué se había portado bien. Pues lo obtuvo.
Por otro lado, la hoy presidenta del H. Congreso del Estado, Irma Leticia González, priista de nacimiento político, se indignó por qué su partido no le dio la postulación a la candidatura que ella consideraba acorde y renunció a su partido un día para al día siguiente aparecer en el evento de AMLO en León. Va por la alcaldía en Irapuato por Morena. Una semana antes estuvo en el evento con Meade con banderita y todo, aventando confeti. ¡Les digo que me impresiona el cinismo y ego que los hace creer solo ellos merecen los puestos y cargos!
¡Yo tengo memoria y me gustaría ver que somos muchos los que la tenemos!
Recientemente hablé con la gente del IEEG. Estiman que de 47 personas que buscamos construir una candidatura independiente en el Estado, seamos entre 32 y 34 aspirantes los que logremos estar en las boletas.
Eso puede tener dos lecturas: la primera es que es muy fácil ser un candidato independiente, lo cual les puedo asegurar pues lo viví, que nada más lejano de la realidad. Es muy, muy complicado serlo. Cada paso es contracorriente.
La segunda lectura y que es a la que me inclino, es el hecho de que estamos hartos los ciudadanos de los partidos y de clase política que tenemos. Y que somos muchos los que tenemos memoria.
Estoy seguro que el 1º de julio romperemos paradigmas y escribiremos una nueva historia para nuestro Estado y nuestros Municipios.
