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viernes, abril 19, 2024

Suerte te dé Dios, que el saber nada te importe: UGénero

Hace 3 años se anunció cual película hollywoodense la creación de UGénero. Y  así como sucede en las películas, también estuvo lleno el reparto de puros actores y actrices, que en la vida real tampoco son especialistas en los papeles que fingen representar en sus obras. Asimismo se gastó más en anunciar y publicitar dicha actividad, que en lo que costó producirle. No puedo encontrar una mejor analogía para describir a dicho programa.

Nos encontramos claramente ante una simulación. Tenemos un programa que sirve a las estudiantes para dos cosas, para nada y para lo mismo. Quienes actúan dentro del presente programa defienden una perspectiva de género inexistente. De lo contrario la universidad tendría que deshacerse de una gran cantidad de amigos del Rector General (y eso no le conviene). Lo que sí le conviene es repartir nombramientos que se preocupen más por quedar bien con Agripino.

En consecuencia, nos debe quedar claro que en dicho programa no se tiene la más somera preocupación, experiencia y perspectiva de género de tan delicado tema que le toca afrontar. Sin embargo, la nueva titular de este programa lo ve como “una oportunidad de expansión profesional”.

En días pasados se anunció el nuevo nombramiento de la titular de UGénero, la noticia no fue esta en sí, sino la inexistente preparación para ostentar dicha responsabilidad por parte de la nueva titular.

Si a cualquier persona que nunca ha estudiado medicina, el día de mañana le dieran un nombramiento en algún hospital como neurocirujana, también podría aceptar dicho cargo. En ambos casos, sabemos que tanto la nueva titular de UGénero, como quien admite el cargo de neurocirugía no están capacitadas para ejercer dicha labor, ¿pero qué importa? Ha de ser lo de menos el saber y las consecuencias que deriven de dichos nombramientos.

Recordemos que esto constituye un evidente acto de corrupción, además de ser una responsabilidad administrativa para los servidores que otorgan cargos para los que no se encuentran capacitados y para quienes los aceptan sin encontrarse preparados.

En estos casos hay que tener la suficiente honestidad personal e intelectual para no aceptar cargos que no somos capaces de desempeñar. Esto parece no importarle a una institución que sueña con crecer académicamente ni a quienes aceptan dichas coordinaciones. Por ese tipo de acciones, seguirá soñando en convertirse en un centro digno de mejores estudiantes y profesores.

Después de 3 años y hoy vigente, la UG nos ha dado varias lecciones de lo que NO se valora:

Que tengan al menos una treintena de académicas y académicos que se han quemado las pestañas al menos por 10 años, en estudiar y abordar desde diferentes perspectivas los estudios de género. Se ha dejado en evidencia que puede más “disfrazar una preocupación real por los problemas internos” utilizando una falsa virtud feminista.

Me parece una grave humillación para todas las académicas y académicos ser invisibilizados por su propia universidad. Ni siquiera son tomados en cuenta para aplicar sus conocimientos a las áreas internas correspondientes. ¿No les parece una discordancia? Para mí es un desinterés del tema.

Otra incoherencia es que cuando instituciones gubernamentales y académicas de la entidad, requieren de participación, consultoría y elaboración de proyectos relativos a estudios de género, una de las primeras referencias obligadas debería ser la de “la máxima casa de estudios”, pero nunca lo ha sido así. Si su misma universidad no quiere recurrir a ellas, ¿entonces quién sí les da un aval moral? ¿UGénero?

Ya que antes de que el nuevo nombramiento llegara, todos ellos ya contaban con largas y reconocidas trayectorias profesionales, dudo que alguno de ellos proteste, ya que todos sabemos que los profesores acosadores son intocables, sin embargo a los profesores que estudian y pueden frenar este tipo de situaciones los han anulado, puede que si alguno protestara, a ellos sí los corren.

De igual forma me parece preocupante que ignoren categóricamente la amplitud de tratados internacionales (firmados y ratificados por México), leyes federales y locales, que garantizan el acceso a una vida libre de violencia de género a las estudiantes. Las estudiantes somos la razón de ser de una Universidad, y en consecuencia lo que más debe importarles a las autoridades universitarias. Honestamente, yo los veo más preocupados por calumniar (infructuosamente) a las 17 + estudiantes.  Esto debe cambiar.

Mientras no se quiera reconocer auténticamente que existen problemas en nuestra casa de estudios, vamos a tener por seguro que seguirán habiendo profesores acosadores. Que muchos de ellos seguirán ofreciendo sobornos para aprobar a las y los estudiantes. Que otros investigadores más seguirán plagiando a sus alumnos avances de tesis para simular producción académica. Que seguiremos encontrando personas ejerciendo cargos injustificados, desempeñando papeles que son dignos de un talkshow. En eso han transformado a la Universidad de Guanajuato.

 

María Isabel Puente Gallegos
María Isabel Puente Gallegos
Abogada por la Universidad de Guanajuato, Maestra en Derechos Humanos y Doctoranda en Sostenibilidad por la Universidad de Valencia, España. Activista. Fanática de la Fiera. mapuenga@alumni.uv.es Facebook: María Isabel Puente

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