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viernes, abril 26, 2024

Suicidio, emociones y alimentos

Muchos de ustedes podrían preguntarme por qué una nutrióloga habla sobre suicidio.  Primero, es importante recordar que en septiembre se celebra el día mundial para la prevención del suicidio, así es que es un tema totalmente pertinente.  Segundo, trabajo con pacientes con trastornos de la conducta alimentaria (TCA), que es un grupo particularmente en riesgo.  Por otro lado, una médico amiga mía me señalaba recientemente que una alimentación inadecuada es también un atentado contra la vida, en cuotas.  Para muestra basta un botón:  de acuerdo con la Alianza por la Salud Alimentaria, en una publicación del 2020, más de doscientas mil muertes por año en nuestro país son por causa de la obesidad.  De esas muertes, más de ochenta mil son debidas a diabetes y más de cien mil a enfermedades cardiovasculares; la mayor parte de estos decesos están ligados al consumo de productos alimenticios ultraprocesados:  tan solo el consumo de bebidas con azúcar adicionada es responsable de más de cuarenta mil muertes al año.

Bien, regresando al tema del suicidio, con datos de la Organización Mundial de la Salud, cada año se suicidan 700,00 personas en el mundo.  El suicidio es la cuarta causa de muerte en jóvenes entre 15 y 19 años y el 77 % de los casos se dan en países de ingresos bajos y medianos.  En un estudio publicado por Koyanayi en el 2019, se encontró que la inseguridad alimentaria, específicamente el hambre, está asociada con un riesgo incrementado de suicidio en jóvenes de 31 de 44 países estudiados. Ciertamente, hay muchas posibles causas para que un joven o cualquier otra persona tome este tipo de decisión. Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos indican que los problemas de salud mental como ansiedad, depresión y trauma aumentan el riesgo.  Otros factores incluyen a los antecedentes familiares de suicidio, violencia o drogadicción. Los problemas familiares o con amigos, las rupturas amorosas, problemas en la escuela o cualquier otra situación que lleve a pensar que se acabaron las opciones, son ejemplos de condicionantes para tomar la decisión de quitarse la vida.

En un inicio, hablábamos sobre que el suicidio está asociado a los trastornos de la conducta alimentaria. Existen múltiples publicaciones en las que se presentan estadísticas sobre enfermedades mentales de Estados Unidos de América (EUA) y se sabe que hay un riesgo elevado para suicidio en esta población.  Es así como me ha tocado trabajar con jóvenes y adultos jóvenes con trastornos alimentarios y que en su historia o durante el proceso de atención presentaron o presentan ideación suicida o intentos de suicidio. Como punto fundamental, requiero señalarles que trabajo en un equipo multidisciplinario, estos casos no los tomo sola, primero porque la psicoterapia es el tratamiento líder en TCA y luego porque se necesita medicación psiquiátrica e intervenciones desde otras especialidades médicas. Para darles un ejemplo de la seriedad de la relación TCA-Suicidio, Udo y colaboradores encontraron que los adultos que han padecido de este tipo de trastornos a lo largo de su vida tienen cinco a seis veces más riesgo de tener intentos de suicidio que quienes no tienen un TCA definido.

De acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud de EUA, los TCA están ligados en un alto porcentaje a otros desórdenes mentales, entre los que se cuentan la ansiedad, cualquier alteración del estado de ánimo, desorden en el control de impulsos y abuso de sustancias. Desde la nutrición, se puede apoyar a mejorar sintomatología ligada a estos trastornos. La Escuela de Medicina de Harvard ha hecho varias publicaciones en las que se señala a la psiquiatría nutricional como una estrategia para disminuir ansiedad o depresión. Al parecer, la dieta de tipo mediterránea es la que favorecería un mejor estado de ánimo en las personas con depresión. Por cierto, la dieta mexicana basada en frutas, verduras, derivados del maíz, leguminosas y productos de origen animal bajos en grasa, puede ser considerada como una variante de las características de la dieta mediterránea.

Para disminuir la ansiedad, dicha institución promueve el consumo de magnesio a través de hojas verdes como la espinaca o leguminosas, nueces y granos integrales. Los alimentos ricos en cinc, como el hígado, la carne de res o la yema de huevo.  El omega tres, proveniente de alimentos como salmón o atún, los alimentos ricos en probióticos como el kéfir y el espárrago, así como alimentos ricos en vitaminas del grupo B como el aguacate y las almendras ayudan a reducir este trastorno.  También se sabe que una dieta baja en antioxidantes puede favorecer que se sienta ansiedad.  Así es que hay que comer una dieta rica en ellos.  Incluyan frijoles, frutas y verduras de distintos tipos y colores (introduzcan moras a su alimentación), ingieran nueces y otras oleaginosas y empleen especias.

Una alimentación de este tipo también sirve para disminuir la sintomatología en depresión. En esta condición es necesario mantener la microbiota intestinal (que antes llamábamos flora intestinal), saludable. La recomendación más importante es mantener una alimentación basada en productos frescos y evitar los procesados o ultraprocesados, así como incrementar nuestro consumo de fibra.

Como pueden observar, la alimentación saludable tiene un efecto en el estado de ánimo, con lo cual podemos influir positivamente en las emociones de la población en general. Específicamente para la prevención del suicidio, requerimos tomar otras estrategias. Es necesario hablar del tema con los jóvenes, sobre todo, capacitar maestros, entrenadores, médicos. La detección temprana de factores de riesgo permite prevenir, lo mismo que en el caso de los trastornos alimentarios. Finalmente, la Organización Mundial de la Salud pide desarrollar habilidades socioemocionales en los chicos. Por cierto, si ustedes detectan a alguien con depresión, ansiedad, aislamiento social u otros síntomas o conductas de riesgo, soliciten apoyo profesional especializado de forma inmediata.

 

ANA OLIVIA CABALLERO LAMBERT Miembro y expresidente del Colegio de Nutriólogos de León. Nutrióloga Clínica, máster en Psicología Clínica. Entrenamiento en trastornos alimentarios. Educadora en Diabetes. Profesora de la Universidad Iberoamericana León, consultora privada. Coach nutricional.

 

REFERENCIAS:

Alianza por la Salud Alimentaria (2020). Las principales causas de muerte en México derivan de una mala alimentación. Disponible en : Las principales causas de muerte en México derivan de una mala alimentación – Alianza por la Salud Alimentaria (alianzasalud.org.mx).  Consultado: 12 de septiembre de 2021.

Organización Mundial de la Salud (2021).  Suicidio.  Disponible en: Suicidio (who.int). Consultado: 12 de septiembre de 2021

Koyanagi AI, Stubbs B, Oh H, Veronese N, Smith L, Haro JM, Vancampfort D.Food insecurity (hunger) and suicide attempts among 179,771 adolescents attending school from 9 high-income, 31 middle-income, and 4 low-income countries: A cross-sectional study. (2019) Journal of Affective Disorders https://doi.org/10.1016/j.jad.2019.01.033. Disponible en: (https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0165032718329768) Consultado: 12 de septiembre de 2021.

Udo T, Bitley S, Grilo CM. Suicide attempts in US adults with lifetime DSM-5 eating disorders. (2019)  BMC Medicine. Disponible en: Suicide attempts in US adults with lifetime DSM-5 eating disorders (springer.com). Consultado:  12 de septiembre de 2021.

Escuela de Medicina de Harvard.  Nutritional psychiatry:  your brain on food. (2020) Disponible en: Nutritional psychiatry: Your brain on food – Harvard Health. Consultado: 12 de septiembre de 2021

Escuela de Medicina de Harvard. Nutritional strategies to ease anxiety. (2019) Disponible en: Nutritional strategies to ease anxiety – Harvard Health.  Consultado 12 de septiembre de 2021.

Escuela de Medicina de Harvard. Gut feelings: how food affects your mood.  Disponible en: Gut feelings: How food affects your mood – Harvard Health Consultado 12 de septiembre de 2021.

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