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viernes, abril 19, 2024

Transformar la realidad rápido y teniendo la razón

Por Noé Morales Antonio

Nuestra realidad se transforma día a día y todo ocurre en redes sociales. Por muy exagerado y reduccionista que parezca la anterior aseveración, le puedo asegurar al lector, no se encuentra distante de nuestro acontecer. Este artículo, de una serie de tres, ofrece una idea sobre la influencia de las redes sociales en nuestro presente, modificando la realidad que tenemos de frente. Veíamos en el primer artículo[1] cómo se modifica, de manera clara, la percepción del tiempo en las discusiones al interior de las redes sociales, buscando tener la razón siempre en dichas intervenciones, tal como lo tratamos en el segundo artículo[2].

Las redes sociales ofrecen un espacio común y popular en el cual se socializa y divulga el acontecer mundial en el momento exacto en el cual sucede. Cualquiera que tenga un celular con acceso a internet podrá tener al alcance de su mano toda la información que necesite y requiera para poder comprender su presente. Tanta información se comparte en las redes sociales que deberíamos de ofrecer opiniones críticas y mesuradas sobre nuestra realidad, pero no encontramos con la contrariedad de peleas furtivas y los tiempos tan acelerados.

En la antigüedad las cosmogonías, tenían un carácter pedagógico donde se socializaban las virtudes deseadas por los integrantes de la sociedad, de tal modo que a través de estas historias se construía una idea de legislación político- moral que permitía comprender su sociedad y los comportamientos deseables en la misma. El escudo de Aquiles es el ejemplo adecuado, para comprender el carácter educativo de las cosmogonías, en este se podía comprender a la sociedad griega, las obligaciones de su gente, su conformación social y económica. Las cosmogonías tenían la capacidad de divulgar en la sociedad su presente.

Las cosmogonías no eran discutibles, al menos no de manera pública, se seguían los ejemplos admirables de los grandes héroes. Hoy en las redes sociales no tenemos héroes, pero tenemos grandes gurús, de moda, política, comedia, morales. Y aunque no todos seguimos o congeniamos con el mismo, es cierto que cada uno tiene un gran número de seguidores y defensores; los seguimos e imitamos sus acciones y sus pensamientos, citamos sus tweets y peleamos con el que lleva la contraría. Comenzamos a construir nuestro presente, congeniamos o discutimos en redes sociales y empiezan las aseveraciones tajantes y autoritarias. Claro que no todo es negativo, las redes sociales han tomado un papel importante en el acontecer social, se han colocado, en algunos casos, por arriba de los procesos jurídicos, han servido para evidenciar injusticias y con ello agilizado los procesos mismos. Pero, lo que se quiere poner en el reflector y en la atención del lector es la importancia e influencia que las redes sociales tienen, pues también podemos encontrar casos totalmente indeseables, se han convertido en el paredón digital de todo aquel que sienta que es el ejemplo de comportamiento.

Un comentario, un tweet, una foto publicada en los medios digitales puede llenar de inspiración los corazones de las personas guiándolos a ejercicios humanitarios, de cuidado y conciencia; y luego la otra cara de la moneda, con la misma facilidad incitar a juicios apresurados, a linchamientos públicos sin sustento y con ello decidir un futuro laboral o inclusive una adaptación social. Y no se trata de ver este proceso desde una moralina antigua y cansada, si no desde la responsabilidad que está en nuestras manos, literal, en nuestros dispositivos móviles. Basta con un grupo de personas con los seguidores suficientes para generar una tendencia en la sociedad que pueda impactar y cambiar dinámicas políticas, morales, populares, económicas.

Aunque pareciera que tenemos una herramienta clara de construcción, que ayude a mostrar los límites claros de nuestras legislaciones, enriquecer la tolerancia y poder divulgar conocimiento, la realidad nos impacta cuando vemos que la prudencia no es la característica principal de los usuarios de estas redes sociales. La velocidad de respuesta con la clara intensión de tener la razón establece limites a las redes sociales como herramienta de análisis del presente y la transforma en un espacio de subjetividades, “la aceleración es el intento de hacer desaparecer el intervalo espacial”[3].

Kant criticaba la dependencia que en su época se tenía sobre objetos o profesiones: “tengo un libro, que suple mi entendimiento; a quien cuida de mi alma, que suple mi conciencia; a un médico, que prescribe la dieta, etc., de modo que no tengo que esforzarme”[4]. Las redes sociales no se encuentran lejos de tenernos cómodos, pues, nos comunican lo bueno, lo malo, lo justo, lo correcto, lo propio y nosotros solamente damos like, nos proclamamos en contra o a favor. La realidad nos invita a esforzarnos, hoy no podemos entender de manera clara todo lo que nos rodea, la violencia, migración, manifestaciones en todos lados, que se presentan como un foco rojo que exige nuestra atención y nuestro análisis, adoptamos tiempos veloces y “la aceleración conlleva un empobrecimiento semántico del mundo”[5].

La época digital abre un espacio para todos, donde se es libre pero no siempre responsable de lo que se expresa, donde mi comentario se suma a un cambio estructural en la sociedad, mi like refuerza el conflicto y espesa la bruma que bloquea la comprensión clara de mi presente. Así que estimado lector, nuestra mayor responsabilidad hoy será esforzarnos por poner atención, tomarnos el tiempo de análisis, comprender los conflictos y construir un presente crítico.

[1] https://zonafranca.mx/opinion/la-necesidad-de-criticar-el-presente/

[2] https://zonafranca.mx/opinion/todos-tenemos-la-razon/

[3] Han, Byung-Chul, “”, Pág. 61

[4] Kant, I., Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la ilustración?, Alba Editorial, España (1999), Pág. 63

[5] Han, Byung-Chul

Sporadikus
Sporadikus
Esporádico designa algo ocasional sin enlaces ni antecedentes. Viene del latín sporadicos y éste del griego sporadikus que quiere decir disperso. Sporás también significa semilla en griego, pero en ciencia espora designa una célula sin forma ni estructura que no necesitan unirse a otro elemento para formar cigoto y puede separarse de la planta o dividirse reiteradamente hasta crear algo nuevo. Sporadikus está conformado por un grupo de estudiantes y profesores del departamento de filosofía de la UG que busca compartir una voz común alejada del aula y en contacto con aquello efervescente de la realidad íntima o común. Queremos conjuntar letras para formar una pequeña comunidad esporádica, dispersa en temas, enfoques o motivaciones pero que reacciona y resiste ante los hechos del mundo: en esta diversidad cada autor emerge por sí solo y es responsable de lo que aquí se expresa.

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