Ante la grave crisis por la que atraviesan los partidos políticos en México, cuyo momento más notorio fue la derrota en las urnas el pasado 1 de julio, la oposición al joven gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) la encabezan algunos de los comentócratas más conocidos. Esta figura (comentocracia) comenzó a ganar notoriedad justamente durante el proceso electoral recientemente concluido.
Efectivamente, ante el desafecto ciudadano hacia los partidos politicos tradicionales y el fracaso para detener el ascenso de MORENA y de su candidato AMLO, creció una casta apoyada por los medios de comunicación tradicionales dedicados a volcar toda su energía a oponerse al candidato morenista. Desde luego que no fue una ofensiva gratuita; desde el poder se les brindaron toda suerte de canonjías y recursos económicos para descarrilar la candidatura presidencial. Medios y comentócratas al servicio del gobierno y de la oposición anti AMLO.
Llama la atención que esa comentocracia funcionó perfectamente como el aceite de los gobiernos en turno: unas veces panistas, otras priistas. Dependendiendo de quien encabezará el gobierno en turno. Eran perfectamente funcionales; se desempeñaban como voceros gubernamentales. Los recursos económicos desde los poderes de la Unión eran cuantiosos. Chayoteros les llaman también en el argot periodístico. Eran medios y comentócratas conservadores. Su labor era justificar, en aras de la democracia y las buenas conciencias, las políticas gubernamentales. Por eso el pavor ante el ascenso de AMLO: de ganar la Presidencia el negocio se ponía en peligro.
Durante los últimos 12 años la verdadera oposición (la única partidista) fue la encabezada por López Obrador. El fijaba la agenda (incluso desde 2000 cuando asumió la jefatura de gobierno del Distrito Federal). Sin embargo, la oposición de hoy es de naturaleza distinta. La inexistencia de liderazgos políticos fuertes y la crisis de los partidos políticos posibilitan que la amplia facción de la comentocracia asuma el papel opositor: a nombre, preferentemente de la llamada “sociedad civil”.
Pero estamos ante una oposición conservadora, reaccionaria. Según la Real Académica de la Lengua, por reaccionaria debemos entender “que tiende a oponerse a cualquier innovación”. Ese papel están cumpliendo: oponerse a toda propuesta emanada del gobierno de AMLO. Uno lo puede comprobar al revisar sus notas y artículos, programas de televisión y radio. Nadie puede negar que son muy activos. Su encomienda será mantenerse en esa tesitura durante los próximos años con el ánimo de ir minando la credibilidad de López Obrador y MORENA. La recompensa mayor vendría con el retorno del PRI o del PAN al Poder Ejecutivo. Mientras los recursos fluirán de los dueños de sus medios. ¿Alguien piensa que la llegada de Juan Pardinas a la dirección general de Reforma es para profesionalizarlo? El todólogo Pardinas tiene la clara encomienda de convertir a dicho medio en uno de los principales vehículos de crítica (visceral) al nuevo gobierno.
Un sistema democrático requiere partidos políticos fuertes, institucionalizados, que aprendan a ser gobierno u oposición. Requiere también una prensa libre que actúe al margen de consignas. Eso no existe en México y va a costar mucho construirlo. La comentocracia y algunos que se dicen representantes de la sociedad civil ni tienen los tamaños ni está en su naturaleza convocar a transformar al país a nombre de los ciudadanos. Su papel es otro. Me llama la atención que ahora veo a algunos sintiéndose los depositarios de las mejores causas cuando por décadas solo han vivido de las dádivas gubernamentales. Quizás están viendo peligrar sus canonjías o algunos grupos interesados les están hacienda buenas ofertas. No será de otro modo. La alternancia no cambia en automático los vicios y actitudes corruptas de esa prensa que hoy se autodefine como libertaria. Ya veremos cuanto les dura su lucha para que no cambien los privilegios y de ser posible, nada cambie.
