Después del triunfo electoral y una vez en el poder el presidente de la República puso de moda el término, ser “Fifí”, el cual tengo que reconocer y lo manifiesto abiertamente me gusta mucho. En el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española se define como la persona presumida y que se ocupa de seguir las modas, y para el mexicano significa ser presumido, creído y “fresa”; pero ahora en política, el término está dirigido principalmente a aquellos que, desde su posición, además son contrarios al presidente y critican su actuar. Tenemos entre ellos a:
Prensa “fifí”: los críticos más férreos al actuar del presidente y se dice que lo hacen fuertemente porque vieron afectados sus intereses por la 4T.
Protesta “fifí”: todos los ciudadanos que no creen o no les parecen las políticas públicas implementadas por el presidente de la República y salen a la calle a manifestarse o bien lo hacen en las redes sociales Twitter o Facebook.
Empresario o constructor “fifí”: aquel que pagó campañas políticas e invirtió a candidatos de la mafia del poder a cambio de concesiones y negocios redondos; o bien asignación de obra pública, donde eso sí, solían ganar todos; además de ejercer tráfico de influencias y pedir favores personales.
Gobernador “fifí”: Es el emanado de un partido distinto al del presidente, que utiliza solo vehículos blindados y tiene un gusto por viajar en jet privado, helicóptero y siempre está rodeado de guardaespaldas.
Presidente municipal “fifí”: Es el que no quiere que a su municipio entre gente pobre, sólo quiere tener de visita personas que traigan dinero suficiente para comer en restaurantes y no coman tortas en la calle, que no le gustan los mochileros y mucho menos los que llegan en camión rentado por “coperacha”.
Síndicos y regidores “fifís”: Son los que llegan a las presidencia municipal a las 12:00 p.m., no salen a recorrer comunidades ni colonias, por que se llenan de polvo; hablan como si tuvieran una papa en la boca además de caminar de puntitas; y que por lo general piensan que todo lo saben y que se consideran ya los próximos candidatos; y por si fuera poco cargan al erario público sus desayunos y comidas por supuestas actividades de trabajo.
Diputado “fifí”: Es aquel que sólo levanta el dedo en el Congreso Local o Federal. Se la pasa pensando en qué traje, perfume y zapatos usar, y también qué auto comprar para estar en sintonía con el estatus político que ostenta. No aporta nada en el congreso pero si le preocupa que no llegue la austeridad republicana a su dieta y como buen político ya piensa en la reelección.
Pero ¿qué cree? No todo está en la imaginación de AMLO, pues hablando de “fifís”, existe un rumor muy fuerte de que, en la casona de la Plaza de la Paz cuando alguien necesita una gestión, pongamos de ejemplo un constructor que necesita un favor personal, recurre al inquilino en turno (para recordarle quien aportó en su campaña y por quién llegó) para hacerle la petición y éste sale corriendo rumbo al boulevard de la Conspiración en un municipio vecino donde dicen, que el que despacha y el que despachaba, sólo levantan el teléfono y ejercen influencia sobre los que trabajan en la calle Paseo de la Presa. A este fenómeno le llaman ya: el triángulo perfecto. En Guanajuato, entre fifís te veas…
