“Ante ataques mi escudo protector es la mañanera y mi ángel de la guarda es el pueblo”:
AMLO.
Dijo el presidente, luego de que esta semana los ataques y descalificaciones no se hicieron esperar por temas como la crisis económica, el COVID-19 y para rematar la iniciativa presentada en el presupuesto de egresos para el 2021 y aprobada ya en la Cámara de Diputados, donde se desaparecen 109 fideicomisos; y agregó “si se cuenta con el apoyo de la gente y se mantiene la comunicación con el pueblo, no hay nada que temer, esa es la estrategia”, así que continuando con su estrategia aclara y comenta: “Lo que se está haciendo es una revisión, va a haber control y vamos a saber si estaban bien aplicados los fondos. Seguiremos dando apoyo que se bajaba a través de fideicomisos a escritores, deportistas y científicos pero vamos a evitar que aviadores sigan operando… Vamos a poner orden. La Secretaria de Hacienda va a ordenar esos recursos y entregarlos…Lo que queremos es que se transparente todo lo que tenga que ver con presupuesto, porque es dinero del pueblo. Quienes reciben los apoyos, no van a esperar ni un mes para quienes lo reciben…”.
La noticia de la desaparición de dichos fideicomisos en el país claro que ha causado molestia e incertidumbre, al grado que los conservadores se pronunciaron en contra, alegando que será una verdadera catástrofe económica pues existen sectores sociales que se verán gravemente afectados. Se suprimen fideicomisos de educación, ciencia, deporte y desastres naturales por la sombra de supuesta corrupción, pero en cambio, mantienen sin tocar un fideicomiso de aduanas por 70 mil millones de pesos, al igual que un fideicomiso de la SEDENA para compra de armamento que cuenta con 30 mil millones de pesos.
Así este martes, con 242 votos a favor y 178 en contra, la Cámara de Diputados extinguió el Fondo de Desastres Naturales, el Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (FIDECINE), los fideicomisos que sostienen 26 centros de investigación como el CINVESTAV o el CIDE, entre otros, los que pasarán a la Tesorería de la Federación para que Hacienda disponga de ellos y, al parecer, poder hacer frente a la pandemia de COVID y sus efectos.
Para el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas en la Cámara de Diputados, “el fideicomiso es un contrato por virtud del cual una persona física o moral denominada fideicomitente, transmite y destina determinado patrimonio (bienes o derechos) a una institución fiduciaria encomendándole la realización de fines determinados y lícitos en beneficio de una tercera persona o en su propio beneficio”.
Es decir, un fideicomiso público es un fondo que obtiene y administra recursos públicos para cumplir un fin específico. Cada uno tiene sus reglas, y el ejemplo más claro es el Fondo para Desastres Naturales (FONDEN), del que salen los recursos que se asignan para responder a emergencias como sismos o huracanes.
Lo interesante es que me encontré con una nota de la famosa revista “EXPANSIÓN” de fecha 09 de mayo 2018, antes de las elecciones donde ganara la presidencia de la República el apóstol de la 4T. En ella se hablaba de la existencia de 374 fideicomisos a nivel federal los cuales en ese momento manejaban 835,477 millones de pesos, monto equivalente al 15.8% del presupuesto de ese año, pero el estudio fue más a fondo y concluyó que esos fideicomisos eran la mejor forma de desaparecer dinero público, por la falta de mecanismos de control de esas figuras jurídicas ya que permiten que se escapen del escrutinio público y que por lo tanto se prestan a realizar actos de corrupción.
Al final, se puede criticar del actuar del presidente ante la existencia de fideicomisos opacos que la salida haya sido desaparecerlos, cuando se pudo ponerles reglas de operación más transparentes que garantizaran el manejo correcto de los recursos. Y lo grave será el pase automático a la Secretaria de Hacienda, a la caja “chica” que como se puede observar en el actual gobierno bajo el argumento anticorrupción, los recursos recuperados son usados de manera centralista y populista sin aceptar sugerencia alguna para su uso.
Pues “Otra vez la burra al trigo” dicen por allí cuando se tiene la costumbre de repetir una acción, y pues el presidente una semana si, y la otra también no deja de golpear a Javier Corral, gobernador de Chihuahua. A mi humilde forma de ver, AMLO le está calculando mal, al quererlo quemar desde sus mañaneras pues si éste se conduce con honestidad como es el caso de Javier Corral, será muy dificil que le provoque un daño en su imagen; por lo tanto lo que pasará es que la popularidad del político Chihuahuense subirá. ¿Porqué me atrevo afirmar lo anterior? Le platico el caso de dos políticos que les gustaba trabajar con honestidad y muy cercanos a la gente, lo cual llegó a provocar malestar entre sus adversarios, en especial a un político al cual apodaremos el “Tuntún”. Tuntún pagaba a televisoras locales y medios digitales para golpearlos, denostando su imagen con mentiras. Decía que alborotaban a los diversos sectores sociales, lo que le molestaba pues él quería conservar el control absoluto en el pueblo. Tuntún estaba feliz pues algunos periodistas sin ética se prestaban a sus fines. Pasaron los días y el Tuntún pagó una encuesta para analizar los resultados de tan afanada hazaña en contra de aquellos incómodos políticos. El efecto fue sorprendente, la casa encuestadora le entregó los resultados y la sorpresa fue, que gracias a esos golpes bajos la popularidad de los políticos subió al grado de ser más importante que la del propio Tuntún.
Moraleja: “Qué hablen bien o mal, lo importante es que hablen de mí…”
Mientras esperemos la respuesta del papa Francisco, con su disculpa para los mexicanos y pueblos originarios por los excesos durante la conquista; que le solicitó por escrito el presidente y que entregó personalmente su enviada especial “la NO primera dama”.
