“Espiar es un delito y cuesta mucho dinero (…) Se van a entregar contratos que se encuentran en los archivos de la Secretaría General del Ejecutivo federal”.
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.
Con los juegos olímpicos en Tokio, Japón, inicia un nueva era en este tipo de eventos internacionales que en el pasado reciente, dejaban grandes derramas económicas en los países sede de dichos eventos, pero ahora la realidad ha cambiado pues la pandemia por el covid-19 modificó la forma de convivir en la humanidad. Nos acercó con los nuestros, es decir nuestras familias, pero nos alejó de las multitudes y grupos numerosos. Es una realidad que tenemos que asumir con responsabilidad tanto gubernamental como ciudadana, la nueva forma de vivir y convivir con los demás, pero también con el coronavirus, pues en la villa olímpica del país oriental hay medidas extremas de seguridad. A los atletas les realizan pruebas diarias para verificar que no estén contagiados del tan temido virus mortal, pero eso no es todo, pues las competencias deportivas se desarrollan como nunca se hubiera imaginado: sin público.
Por lo pronto en nuestro país, sigue el debate y destape de las corruptelas del pasado pues desde palacio nacional, el apóstol de la 4T hizo público tanto los montos como las empresas que se beneficiaron con las transacciones millonarias por el sistema de software espía conocido como Pegasus. Éste, nos costó a los contribuyentes poco más de 32 millones de dólares a través de empresas mexicanas que triangulaban recursos públicos. Es un tema que nos dará mucho más de que hablar en las próximas semanas o meses, aunque por lo pronto el primer mandatario de manera muy habilidosa como lo acostumbra, capitaliza el tema para generar descontento social ya que se aproxima la consulta popular para enjuiciar a los expresidentes de nuestro país.
El regreso a clase presencial es inminente, raro pero ya están de acuerdo tanto gobiernos estatales como el federal. Dicen que es necesario regresar a clase a las aulas, independientemente de la tercera ola de contagios que azota el mundo. Desde el Senado la legisladora del PAN Kenia López insiste en criticar al presidente por la medida, pero en Guanajuato el gobernador del PAN defiende regresar a clase y se atrevió a decir que el ciclo escolar terminado fue un “año perdido” poniendo en duda el sistema educativo y minimizando la labor de los docentes. En resumen no se ponen de acuerdo los azules y al final acá nos aplicarán la frase juvenil: “No pasa nada”. Para defender la postura hacen comparativos de México con países europeos donde ya regresaron a clases presenciales, solo que no dicen que en esos países sí se invierte en pruebas de laboratorio para detectar y aislar los casos positivos de Covid-19 y que cuando es irremediable detener los contagios suspenden clases, cosa que aquí en México no pasará, pues están más preocupados por la reactivación de la economía de sectores como el del calzado por mencionar alguno. El tema ha causado división de opiniones en nuestro estado, padres de familia no están muy convencidos pues nuestros niños, adolecentes y jóvenes no están aún vacunados y la movilidad aumentará al iniciar las clases.
Sin duda muchos profesores queremos el retorno a las escuelas, pero con responsabilidad y mucho cuidado. Esto no depende de que médicos den sus opiniones en periódicos de alta circulación estatal, como el Dr. Ángel Córdoba y el Dr. Alejandro Macías, se trata de ver cómo hacer que funcione la educación en tiempos de Covid-19, se trata, de cuidar la movilidad sin dejar de lado la realidad económica de los alumnos. El colmo es que parece ser que las autoridades educativas planean hacer firmar a los profesores una carta donde externan que es un regreso voluntario, lo cual no es del todo cierto, es un regreso con gusto a las aulas pero debiera ser que el gobierno tanto federal como estatal asuman la responsabilidad de las consecuencias que esto implica, pues dicha carta pretende liberar de compromiso al gobierno o los subsistemas educativos en caso de muerte de algún profesor por contagio. Eso se llama irresponsabilidad y cobardía de las autoridades educativas.
Siguiendo con temas formativos, me tocó conocer el caso de un joven al que no le entregaron su beca Benito Juárez, de esas que da la 4T. Resulta que al joven al que llamaremos Javier, le mandaron múltiples mensajes SMS para que fuera a recoger su beca pues como la plataforma se cerró en tiempos electorales y además ya es recién egresado de un CBTIS, tenía que presentarse en las oficinas de Bienestar. Muy gustoso habló para confirmar dicha información a lo que le respondieron que si era verdad que el sistema arrojaba un saldo a favor de 3,200 pesos por lo que decidió emprender el viaje a su municipio natal pues ahora Javier vive en Guanajuato, pero estudió en San Luis Potosí. Al llegar a las oficinas de Bienestar le dijeron que no había nada para él, al explicarles que era un viaje de 5 horas y después de exigirles que revisaran la información en su base de datos, bajo presión con mucho nerviosismo verificaron que si tenía un saldo a favor, para luego imprimirle su documento debidamente firmado y sellado para que acudiera a hacerlo efectivo. Para sorpresa del joven al llegar al banco Azteca le informaron que su beca fue cobrada el 6 de mayo del presente año en la caja uno de dicha sucursal. Lo sorprendente me platica el joven, es que él por la pandemia llevó clases en línea y tiene un año fuera de su tierra natal por lo que de ninguna manera asistió a cobrar dicha beca. Investigando le pregunté a otros jóvenes que reciben la beca cuál es el procedimiento de pago, a lo que me confirmaron que se debe llevar la hoja donde esta asignada la beca con un código QR, lo escanean en las cajas y solamente les preguntan su nombre y fecha de nacimiento, para luego entregarles el efectivo, sin mediar identificación alguna. A todo esto, mi estimado lector puedo concluir contrario a lo que dice el presidente “No todo el pueblo es bueno” y la corrupción sigue presente en el gobierno federal y lo interesante es que es también, de abajo hacia arriba. Mi estimado lector si conoce de un caso similar le pido me contacten al correo traselvitral@gmail.com para orientarles del cómo presentar la denuncia ante la Secretaría de la Función Pública.