Declaro no tener conflicto de intereses.
Estoy convencida que hay muchas más lactancias de más de un año de las que pensamos…
¡Y tú lo sabes!
Tú, que evitas dar pecho en la calle para evitar las miradas morbosas o los comentarios no solicitados porque tu hijo “ya tiene dientes”, “es mayor” o “ya camina”.
Tú, que te has cansado de oír la sandez de que después de los 6 meses tu leche se vuelve agua (por arte de magia) y que ya no nutre.
Tú, que ya no le dices a tu pediatra que aún amamantas para evitar regaños o malos tratos.
Tú, que permites que le den fórmula en la guardería para que no tiren la leche que te extraes con tanto esfuerzo.
Tú, que has sido criticada y señalada por tu familia y amigos por “causarle mamitis” a tu hijo que quiere estar pegado al pecho.
Tú, que no cuentas con un lactario ni apoyo para sostener tu lactancia en tu centro de trabajo.
Tú, que te ves forzada a dejar de hacer las extracciones porque tu hijo tiene más de 6 meses y la ley ya no obliga a tus empleadores a darte ese derecho.
Tú, que tienes que negociar con tu hijo que las tomas las harán sólo en casa para no tener que soportar las infaltables e irritantes preguntas prejuiciosas de los demás: “¿todavía le das?”; “¿Y sí te sale leche?”.
Tú, que lo que te agota no es en sí amamantar, sino todo lo demás que debes gestionar (casa, hijos, trabajo, presión social, aislamiento, duelos).
Tú, que has iniciado un proceso de destete más por complacer a los otros que porque tú lo desees.
Tú, que sientes que ya ha llegado el momento de concluir esta etapa pero continúas dándole para aportarle los nutrientes, defensas inmunológicas y contención para enfrentar esta pandemia.
Tú, que te has dado cuenta de que en este confinamiento, el mayor consuelo de tu hijo se encuentra en tu pecho.
Tú, que, en estas semanas de aislamiento social e intimidad en casa, has podido gozar/sufrir/disfrutar/agotarte con tu bebé, sin la intromisión de los demás.
A ti quiero decirte que estás haciendo una gran labor, que no tendrías que sentirte retada, incómoda, inadecuada o extraña por mantener una lactancia más allá de los 6 meses, uno, dos, tres, cuatro o todos los años que para tu hijo y tú estén bien. Que sólo estás sembrando beneficios inmunológicos, nutricionales y emocionales en tu hijo y que lo que piensen, objeten o se escandalicen los demás, no es tu problema es de ellos, de su falta de información, mitos e introyectos.
Así que sal del clóset de la lactancia, tómate todas las fotos que quieras amamantando, siéntete orgullosa de esta donación temporal de tu tiempo, tu cuerpo y de tu alma; es un gran regalo, para tu hijo, tu familia y el mundo.
¡Tus tetas, tus reglas!
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