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viernes, marzo 29, 2024

Sin popote, por favor

Por: Maritere Izaguirre Hernández*

 

No usar popote está de moda y es maravilloso para el planeta. A esta medida nos sumamos ciudadanos, empresas y asociaciones y rápidamente logró una enorme popularidad. Buscamos proteger al ambiente dejando de utilizar estos innecesarios tubitos de plástico y quien no esté de acuerdo es visto como un irresponsable o una persona a la que el mundo no le importa. A mi parecer, no deberíamos sentirnos orgullosos con tan poco y el tema del uso de plásticos y desechables debe ir más allá.

Dejar de usar popotes es fácil porque no son necesarios, puedes continuar tomando tu bebida tenga o no popote, es una medida muy cómoda para sentir que estás salvando al mundo sin realmente cambiar tus hábitos de consumo. Pero, ¿de qué sirve no pedir popote si estás utilizando un vaso desechable?, ¿hace realmente una diferencia no usar un popote pero sí pedir comida para llevar en recipientes de unicel? Empezar por dejar de usar popotes está bien, pero es una medida incompleta y no podemos quedarnos ahí y pensar que el problema se acabó.

El plástico está en todos lados y forma parte de prácticamente cualquier cosa, desde bolsas, envolturas y botellas hasta ropa, celulares y automóviles. Y precisamente, como el que usamos está por todas partes, también el que desechamos y este dato es aterrador: para el 2050, habrá tanto plástico en los océanos que el peso de todo el plástico será mayor que el de todos los peces.

El problema se complica aún más cuando nos damos cuenta de que la contaminación por plástico no es el único reto ambiental que enfrentamos y que algunos de los productos que utilizamos para sustituirlo tienen mayores desventajas. Como ejemplo: se estima que anualmente se utilizan en el mundo 6 mil 900 millones de bolsas de plástico. Para evitar seguir consumiéndolas, que terminaran en un basurero o en los cerros y océanos contaminando el paisaje y envenenando a los animales, se comenzaron a producir bolsas reusables de algodón estampadas con románticas leyendas ecológicas. Hasta aquí suena perfecto, pero hay un grave inconveniente ya que fabricar una bolsa de plástico requiere mínima energía y produce tan pocas emisiones de carbono que es necesario utilizar una bolsa “ecológica” de algodón alrededor de 7 mil 100 veces para que ésta tenga un impacto ambiental menor que una de plástico. En otras palabras y suponiendo una visita semanal al supermercado, tienes que usar la misma bolsa de algodón durante 136 años para que finalmente sea menor su efecto en el entorno.

Todo lo que consumimos repercute de alguna manera en el ambiente y es difícil encontrar el balance adecuado. No podemos satanizar el uso de los plásticos, sin embargo, es nuestra responsabilidad detenernos un momento a evaluar todos nuestros hábitos de consumo, buscar e investigar las opciones, apoyar el desarrollo científico y tecnológico alrededor del tema y ayudar a resolver el problema de manera articulada e intentando considerar todas las perspectivas.

Así que, antes de salir corriendo a comprar el nuevo popote de acero inoxidable o la bolsa ecológica para las visitas al supermercado, pensémoslo dos veces y, si de verdad queremos contribuir al medio ambiente, entonces: sin popote, por favor… y sin muchas cosas más.

 

*Maritere Izaguirre Hernández es ingeniera biotecnóloga por el IPN y estudiante de la maestría en Genética y Biología Molecular en el Cinvestav.

 

Maritere Izaguirre
Maritere Izaguirre
Maritere Izaguirre Hernández es ingeniera biotecnóloga por el IPN y maestra en Genética y Biología Molecular en el Cinvestav.

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