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miércoles, abril 24, 2024

Venom (2018)

Debo ser honesto: nunca he encontrado fascinante a Venom. Dentro de la galería de villanos de Spider-Man prefiero otros como Misterio, Kraven o los Caza arañas que al simbionte y a sus vástagos. Obviamente soy de la minoría que predica este desinterés, porque el némesis de lengua larga del amigable vecino era del agrado de mi hermano, de mis conocidos, y de todo el mundo… hasta de mis padres que me llegaron a regalar cosas del “Spider-Man Malo”.

Venom transformer a serpiente de tres cabezas contra un Spider- Man transformer a murciélago no es algo que olvidas en la vida.

Venom es el villano más rentable de Spider-Man, apareciendo en la etapa de David Michelinie y Todd McFarlane (que debe ser de las más vendidas del trepamuros), el concepto de Venom tuvo potencial y resonancia con los lectores: un despojo extraterrestre enamorado de nuestro héroe arácnido, toma en represalia otro huésped en forma de Eddie Brock una persona a la que le echa toda la culpa de lo malo que le pasa a Spider-Man. Esta unión forma una versión grande y grotesca de nuestro héroe que es capaz de inhibir su sentido arácnido, tiene telaraña infinita, y peor aún: conoce todos sus secretos.

Eso cambiaba drásticamente la dinámica del personaje y lo hacía sentir amenazado, porque Venom no quería deshacerse tan fácil de su enemigo sino hacerlo sufrir con sus seres queridos, de ahí que en todas las adaptaciones que recuerdo de videojuegos con el personaje, se dedique a secuestrar a Mary Jane Watson.

Naturalmente, con las posibilidades de adaptar a Spider-Man al cine, se vio la posibilidad de que su enemigo más reciente y popular entrara a la pantalla grande. Por más sorprendente que parezca, la aparición de Venom en los cines antecede mucho más atrás de la trilogía de Raimi con un guión de David S. Goyer para la extinta Artisan –quienes tenían los derechos de Punisher– y que nunca avanzó. Posterior a la aparición del personaje en Spider-Man 3 (2007), reviven los planes para sacar un spin off, y nada. Corte al fallido reboot de Spider-Man de esta década y ¡Oh sorpresa! El spin off sale a flote; con la muerte de la franquicia y la inminente noticia de que Sony cede los derechos de Spider-Man al universo cinematográfico lo que le resta hacer al estudio, es presionar, presionar para que sus películas sean parte del universo de Marvel, tratando de ganar la mayor cantidad de personajes de Spider-Man y crear spin offs para que no tengan otra opción.

Venom, es el primer intento por esto. Las cosas pintaban bien: Ruben Fleischer de Zombieland (2012) sería el director, Tom Hardy sería Eddie Brock/Venom, y la película estaría contemplada para un público adulto, pero eso perfecto si no tomamos en cuenta de que: 4 personas están involucradas en el guión, y que el estudio metió de más su nariz, volviendo a filmar gran parte del proyecto buscando una clasificación para un público adolescente. Sí, este es otro Frankenstein del estudio, y dios… ¡qué Frankenstein!.

Hay elementos positivos dentro de Venom, aunque usted no lo crea. El más curioso, es que han sabido adaptar la dinámica de Eddie Brock y Venom. La gente sólo recuerda de que el personaje es en extremo violento, pero suelen olvidar, que gran parte del tiempo Venom se la pasaba haciendo chistes pésimos y teniendo una moralidad similar a la de un niño. Actúa por instinto y eso le ocasiona pensar en que hace lo correcto no importa a quién haya desmembrado (y no olviden que es educado). Esto se aprecia en la dinámica de Eddie Brock y Venom realizada por Tom Hardy. Como Eddie es un idiota que actúa sin pensar en las consecuencias todo en busca de su satisfacción como reportero honesto, sólo que en el fondo Eddie no es tomado en cuenta como una figura importante dentro de San Francisco, acuden a él porque es el que se atreve, pero no puede imponer respeto ni con sus jefes, ni con sus entrevistados, ni con su vecino. La dinámica que posee con su parásito al principio parece ser la de un ego y alter ego, pero curiosamente Venom es otro perdedor, quizás más atrevido porque nada le hace daño, pero un imbécil como Brock con el que encuentra empatía, y podría decirse… bueno, no podría decirse, QUEDA claro de que está enamorado de él.

Enamorado de un reportero tímido al que invade su cuerpo, lo atrofia y le obliga a comer carne humana para sobrevivir a la par de que trata de resolver su vida amorosa… y no lo digo como queja.

Por desgracia, Tom Hardy hace lo que puede con una película desinteresada en los demás niveles. La dirección de Fleischer carece de creatividad y se apoya de paisajes nocturnos –que no le ayudan a las secuencias de acción en donde el personaje es negro- con coreografías confusas, que tienden a repetir una y otra vez los autos que se estrellan, no exige ninguna otra actuación a la par de la de Hardy desperdiciando a Michelle Williams que está ahí con un rostro de incomodidad y al cual su personaje nunca queda implícito por qué ronda cerca de Brock salvo las exigencias de guión.

Este apartado es donde más adolece, porque el trabajo de Jeff Pinkner, Scott Rosenberg, Kelly Marcel, Paul Wernick y Rhett Reese no logran hacer un guión coherente… o eso le debemos acreditar a Sony y al estudio asiático que sirvió de coproductor porque hay una escena al principio que no lleva a ninguna parte y sirve como revelación que no funciona dentro de cualquier coherencia, además de que el acto final se siente apurado y con un villano de cajón que nunca terminamos por entender.

No dejo de escuchar las comparaciones de Elon Musk con el personaje de Carlon Drake, interpretado por Riz Ahmed… ¿Por ser millonario? Yo no recuerdo que Elon Musk sacrificara vagabundos para su propio beneficio.

Hay buenas ideas detrás de Venom pero que últimamente terminan desmoronadas por la actitud estúpida de Amy Pascal y compañía, en Sony pictures, quienes ven menos a los personajes secundarios de Spider-Man como posibles vías de entretenimiento independiente siempre y cuando encuentren a la persona adecuada y más como los hijos de un divorcio al que uno de los padres quiere que estén con él, para hacer sentir menos al otro.

 

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