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miércoles, abril 24, 2024

¡Vergonzosos indicadores!

Hablar de corrupción nos debe llevar en primer lugar a pensar en un lastre de gigantes proporciones, pero habría que asumir que no es un acto unilateral. La corrupción implica al menos a dos partes actoras, no hay activos y pasivos. Eso quiere decir que el gobierno tiene mucha responsabilidad en lo que vivimos, sobretodo en el establecimiento de políticas públicas integrales y con garantía de correcto ejercicio para el combate a todo lo relacionado con este tema. Pero por el otro lado estamos los ciudadanos y tenemos también la responsabilidad de evitar, educar, denunciar y combatir la corrupción. Es necesario que dejemos de pensar como víctimas y asumamos nuestra responsabilidad social para darle vuelta a este tema.

Transparencia Internacional acaba de dar a conocer los nuevos indicadores en materia de corrupción con corte al 2018 ¿y como creen que salió México?

En 2017 ocupábamos la posición número 135 de 180 países evaluados en índices de corrupción. Éramos el país latinoamericano donde más se da el pago de sobornos para acceder a un servicio público (escuela, hospital, justicia, trámites, etc.). Éramos el país más corrupto de los integrantes del G-20 que integra a las 20 economías más importantes del mundo y también el más corrupto de los 35 países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico –OCDE– y que por cierto dirige el mexicano José Ángel Gurría.

¡Brutales y vergonzosos números!

Pero bueno, para este 2018 bajamos aún más en el único indicador en el que podíamos bajar -en los otros ya éramos el último-. Ahora somos la nación 138 más corrupta de las 180 que se evalúan.

Para que dimensionemos el tamaño del lastre que tenemos: El Banco Mundial estima que el costo de la Corrupción en México es del orden del 10% del Producto Interno Bruto. Si pensamos que México invirtió en 2018 el 5.4% del PIB en todo lo referente al tema educativo en el país, podemos darnos cuenta de lo que significa el costo de la corrupción.

Pero además no podemos separar que una de las principales consecuencias de la corrupción es la violencia rapaz que hoy padecemos. Resulta claro que cuando se dan desigualdades sociales y económicas, así como la perdida de los recursos públicos que deberían atender a nuestra población más desprotegida y que como consecuencia de los índices de corrupción no se destina a ello, la realidad es que el encono social y la violencia se disparan.

En este tenor, el Índice de Paz México 2018, elaborado por la ONG Instituto para la Economía y la Paz, estima que a nuestro país la violencia le costó en 2018 el equivalente al 21% del PIB. La suma de los costos del binomio corrupción/violencia es de cifras que rondan el 30% del PIB. Eso equivale a 10 veces la inversión en salud pública y 7 veces la inversión en educación en nuestro país.

En verdad podríamos tener una nación más equilibrada, prospera y ser incluso potencia mundial si combatiéramos frontalmente el flagelo de la Corrupción.

Pero ¿qué es lo que la ocasiona?

Primero que nada, es el resultado de la falta de condiciones que hagan más costoso seguir el camino de la corrupción en comparación con el de la legalidad. Es decir, es muy “barato ser corrupto” incluso cometer cualquier delito en México es muy barato, pues sólo el 7% de los delitos son denunciados y de esos sólo el 30% terminan en algún tipo de sanción

La impunidad permite que en México se puede cometer un delito con una bajísima probabilidad de ser denunciado y posteriormente castigado.

Igualmente, la corrupción no se podría entender sin un elemento fundamental: la ausencia de transparencia por parte de los gobernantes y los diversos actores políticos.

Definitivamente hablar de falta de transparencia significa encontrar una correlación directa con la corrupción. La opacidad y el oscurantismo en la persona de nuestros gobernantes y en sus actos a la hora de ejercer el poder, no solamente mantienen, sino que fomentan este tipo de acciones deleznables.

Debemos nosotros como ciudadanos forzar la transparencia y la rendición de cuentas como un elemento necesario y permanente dentro de la gestión gubernamental.

Además, será fundamental el trabajar desde la sociedad en fortalecer los valores y el andamiaje ético para hacer de México la nación que queremos, la nación equitativa, justa y llena de oportunidades. Es un trabajo de todos, pero creo que más de nosotros los ciudadanos.

Eric Bolivar
Eric Bolivar
Abogado especialista en Derechos Humanos, activista en apoyo a migrantes centroamericanos, colaborador voluntario de la Fundación TELETÓN, columnista, fotógrafo; actualmente dirige Donadores Compulsivos Guanajuato A.C., dedicada a promover la donación altruista de sangre y plaquetas. Correo electrónico: Ebolivar1975@gmail.com. Twitter: @eric_bolivar

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