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jueves, abril 25, 2024

De Mara, a la pelirroja escocesa

SEGUNDA PARTE.

Memphis Tennessee no era tan grande como llegaría a ser. Pero no estaba nada mal. Además, era la ciudad donde vivía la familia escocesa de Charly Fenton, y sobre todo su hermana pelirroja a la que ya antes mencioné, en una antigua casa construida por el primer escocés llegado a la ciudad, algo así como ciento cincuenta años atrás. La casa era grande. Muy grande. Antes de presentarnos ante la familia de Charly Fenton vendimos la moto con la que nos fugamos de Las Vegas, y de la que quedaba muy poco. Con lo logrado, compramos algo de ropa de tercera mano y zapatos en una tienda de beneficencia. En una gasolinera cercana a la enorme casa tomamos un baño, y ya más o menos presentables llamamos a la puerta a través de un timbre que repiqueteaba en la lejanía. Un ruido extraño de algo acercándose a velocidad descontrolada llegó hasta la parte de adentro de la enorme puerta de madera, golpeando con fuerza contra ella. Contra la puerta. Una sonrisa grande como un sol, apareció en los labios de Charly Fenton.

_ “Esa es mi hermana bipolar.” Dijo.

Caben aquí algunas aclaraciones o no vas a entender nada. No creo necesario aclarar que a partir de este momento me veo en la imperiosa necesidad de traducir al español todo lo que en la realidad se escuchó en una suerte de escocés barroco antiguo. Dicho lo anterior, continúo. ¿Cómo una familia escocesa integrada en su totalidad por pelirrojos y pelirrojas, pecosos y pecosas en su mayoría, tenían entre ellos a un negro como Charly Fenton? Y más aún, formar parte, Charly Fenton del grupo, no como un invitado ocasional. Como un advenedizo. ¡No! Uno más de la familia, sino por derecho propio, si otorgado por los Fenton, a quien antes no era más que Charly Chaplin, homónimo del célebre comediante, y que por llevar tal nombre recibía, frecuentemente burlas y hasta desprecio de propios y extraños. Entre los extraños, hablamos de la gente blanca. Con lo de propios, nos referimos a otros negros. Y así los Fenton, originarios de los barrios bajos de Edimburgo mataban dos pájaros de un tiro. Por una parte, lavaban su conciencia por vivir bajo la sospecha de que algún primo lejano, emigrado a Holanda, en su momento pudo haberse dedicado al lucrativo negocio de traficar desde África hasta Nueva York, después de la segunda guerra mundial, personas desesperadas por abandonar las infernales llanuras africanas, mostrándoles fotografías y cortos de películas de la gran manzana, cubierta por las sábanas impolutas de las nevadas infinitas. Por la otra parte, cumplían con un capricho más mundano. Baladí si se quiere. Alguno de ellos, de los Fenton, nadie sabe cuál, en una cena de navidad, que terminó hasta la madrugada del tres de enero, hizo notar a la enorme concurrencia de pelirrojos y pelirrojas, la monotonía de sus vidas. Todos blancos, todos pelirrojos, todos pecosos. Y soltó su idea antes de perder la atención de los demás. “Debemos adoptar un negro.” Y la idea caló entre todos. Para el seis de enero, iniciaron los trámites. Para fines de septiembre, desalentados por los trámites burocráticos, recordaron a su vecino Charly Chaplin, y para el día de acción de gracias de ese año, el nuevo integrante de los Fenton; Charly Fenton, cortó uno de los seis pavos con los que la familia, originaria de los barrios bajos de Edimburgo, a su manera, celebraba año con año el despojo sufrido por los pieles rojas más de doscientos años atrás.

Edgar Salguero
Edgar Salguero
PINTOR Y AHORA CUENTISTA, LLEGÓ DESDE COSTA RICA A GUANAJUATO HACE 45 AÑOS.

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