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jueves, abril 18, 2024

UNA NOVELA CORTA.

POR CAPÍTULOS.

HOY, CAPÍTULOS DEL UNO AL SEIS.

INICIAMOS.

CAPÍTULO UNO.

No cabe duda. Las moscas roban los puntos sobre las íes cada vez que, por confiar en ellas, dejo mi matamoscas colgado detrás de la puerta. No siempre fue así. Pero hace poco mi novia Mercedes, después de mucho insistir, me ha convencido para adherirme a una secta que promueve la ecología y la protección a cuanto ser vivo se nos atraviese. Y he fingido aceptar todos los términos, con la esperanza de adherirme a Mercedes, pronto. ¡Cuánto antes!

CAPITULO DOS.

Voy perdiendo poco a poco las esperanzas he adherirme a Mercedes. Y es que ahora, el gurú de la secta ha decidido, que, a partir de ya, no sólo somos naturistas, veganos y espirituales, sino que también; célibes.

Debo tener paciencia.

Mientras, he decidido acompañar a Mercedes, quién toma un intrincado taller que promueve entre la secta, el antiguo e incomprendido arte del macramé hindú.

Es por decir lo menos un arte difícil de descifrar. Ayudo en lo que puedo a Mercedes, haciendo para ella, los nudos más bonitos de todos. Siento que está contenta, pero muy poco interesada en lo de adherirse.

“Debemos dominar las tentaciones.” Dice mi novia Mercedes. “De acuerdo.” Concedo sin convicción ni entusiasmo. “Felicidades hijos míos.” Bendice el gurú.

CAPÍTULO TRES.

Después de tres meses en el taller de macramé, Mercedes y yo, entre los dos, hemos terminado una preciosa hamaca tamaño matrimonial. Mis esperanzas renovadas de estrenarla con mi novia, llevando a buen término mí ya descontrolado deseo de adherirme a ella, a Mercedes, se han desplomado.

Ahora el gurú dice, que además de todo lo demás, ahora somos también, dogmáticos e iconoclastas. Bien a bien no entiendo tales términos, pero para nada me suenan a “adheríos los unos a los otros.” O mejor; a las otras.

Por alguna razón que no comprendo, el gurú ha declarado que he sido bendecido, por él, por el gurú, con la encomienda de transformar sus enseñanzas, y convertirlas en una representación artística, que nos defina. Que defina a la secta.

Mi novia Mercedes dice que es una locura contradictoria.

Yo, no sé qué hacer.

CAPÍTULO CUATRO.

Sigo sumido entre dos posturas enconadas. Por un lado, mi gurú. Por el otro, mi novia Mercedes, a la que sigo queriendo adherirme sin el éxito esperado.

CAPÍTULO CINCO.

Esta madrugada nos hemos despertado con una algarabía que se escucha a la distancia. Suenan voces indistintas, e instrumentos autóctonos de muchos lugares como: maracas, árboles de la vida de Chiapas y castañuelas. Conforme se acerca la algarabía, todo se va aclarando.

Además, claro, porque con ellos, ha despuntado el amanecer.

Son muchos.

Entonces caigo en la cuenta de que, para secta, no cumplíamos, sin saber exactamente cuál es el mínimo, con lo que dar la idea de una secta respetable. Contándome yo, mi novia Mercedes, el gurú y la señora que nos cocina, como que no me cierran las cuentas. Sobre todo, considerando que además de cocinar, la misma señora, imparte el curso de macramé hindú, para lo que, en un afán de mostrar versatilidad, usa unos lentes de esos llamados “de aviador.” Dejando fuera de mí, y otros cualesquiera, la posibilidad de acceder a su mirada inescrutable. Dándole, a propósito, o no, un cierto parecido con Chavela Vargas.

Pregunto disimuladamente a ni novia Mercedes por lo que sucede. “Nuestra Santidad, El Gurú Mom, líder moral de toda esta congregación en la que ahora estamos inmersos de por vida, recurrió a un cirujano plástico, para mostrar al mundo, una imagen rejuvenecida que lo catapulte en las mentes de sus seguidores presentes y virtuales (no olvides por lo que estamos atravesando) como el faro de juventud y liderazgo, que sus miserables vidas presentes y futuras anhelan y necesitan.”

CAPÍTULO SEIS.

_ “Pero Mercedes mi amor, sol de mi vida, motivo de mis angustias, desvelos y desvaríos nocturnos, eso que traen cargando en esas inestables andas, sobre todo por el rijoso, impúdico, lúbrico y libidinoso bamboleo que le imprimen a sus caderas, las voluptuosas y semidesnudas cargadoras al ritmo de una de tantas libertinas y sonoras cumbias colombianas, que ni siquiera los cuadripléjicos más aferrados, pueden evitar bailar; ¡Es un Decrépito Anciano!”

_ “Dices tal cosa porque nunca antes lo conociste.”

Contestó mi novia Mercedes, mientras bailaba sudorosa, lasciva y desaforada.

(CONTINUARÁ)

 

edgarsalguero@hotmail.com

Edgar Salguero
Edgar Salguero
PINTOR Y AHORA CUENTISTA, LLEGÓ DESDE COSTA RICA A GUANAJUATO HACE 45 AÑOS.

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