Por Gerardo Ibarra Aranda*
Los museos y centros de ciencia de México somos actores muy importantes para el desarrollo de un país. Tiene un papel fundamental en vincular la ciencia y tecnología con la población en general y fomentar en ella su interés por saber más acerca de temas de actualidad para tener una sociedad más informada, lejos de las pseudociencias y mejores elementos para tomar decisiones informadas.
Los museos y centros de ciencia, como todo en la vida, evolucionan. Pasamos de ser sólo divulgadores a vinculadores del conocimiento con la sociedad y más recientemente, en la actualidad, a ser agentes de cambio. A transformar el mundo desde aquí. Estos espacios se han caracterizado por ser siempre lugares seguros para conversaciones difíciles.
Hoy el Museo Interactivo de Xalapa Veracruz pasa por una situación difícil y es, aún, un espacio seguro para dialogar, para proponer y acordar acciones en favor de la ciencia, la tecnología y la innovación de aquel estado.
Nuestra asociación ve hacia el futuro y encontramos en el ingeniero Cuitláhuac García Jiménez y en el doctor Darwin Mayorga Cruz, aliados estratégicos para rescatar este espacio. La culpa no es de nadie, la responsabilidad es de todos.
Hoy en día somos 40 instituciones las que conformamos la Asociación Mexicana de Museos y Centros de Ciencia y Tecnología (AMMCCyT). Algunos de nuestros asociados son el Museo Descubre en Aguascalientes, El Trompo Mágico en Tijuana, el Centro de Ciencias Explora, en Guanajuato, el Museo “El Rehilete” en Hidalgo, El Papalote Museo del Niño en la Ciudad de México. En conjunto, en nuestras instalaciones atendemos a cerca de seis millones de personas al año y en actividades extramuros y con programas de divulgación en medios de comunicación es de 20 millones de personas por año.
Según la encuesta “Museos 2017” que nos presentó el INEGI en la asamblea de directores, el MIX es el único espacio dedicado a la ciencia y a la tecnología en el Estado de Veracruz, por lo que su cierre no solo es un retroceso en las políticas públicas de ese estado, es extinguir de un “plumazo” el único espacio dedicado a fomentar la ciencia. Además, no es una buena decisión cerrar el MIX cuando Veracruz está en el lugar vigésimo quinto nacional con 0.09 investigadores por cada mil habitantes según el informe general del estado de la ciencia, la tecnología y la innovación 2016 publicado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
El primer paso para rescatar al Museo Interactivo de Xalapa es la voluntad del gobernador del estado, sin ésta, no habrá esfuerzo ni propuesta que funcione. Si el ingeniero García Jiménez y el doctor Mayorga Cruz no creen que, con el trabajo de la AMMCCyT, de la sociedad civil organizada, con los colaboradores del MIX, la comunidad académica y científica de Veracruz se puede hacer algo el MIX, habrá visto ya su final y habremos perdido un lugar con 26 años de servicio a la ciudadanía Veracruzana.
Si por el contrario, existe la voluntad del titular del ejecutivo para que se escuchen propuestas para el rescate del MIX, se arrancará todo un plan de análisis de proyectos en donde se realizará un trabajo de diagnóstico actual, desarrollo de conceptual, propuesta museográfica, educativa, financiera y de conformación legal del órgano de gobierno del nuevo MIX habrá un proyecto ejecutivo que nos dirá, con pesos y centavos, el número de etapas y los alcances de cada una de ellas, será medible y transparente. Las ideas se autorizarán o descartarán por discusión y no por omisión sin siquiera escucharlas.
Sumemos esfuerzos, hagamos las cosas juntos, sociedad y gobierno. La culpa no es de nadie, mejor, que la responsabilidad de rescatar al MIX sea de todos.
*Gerardo Ibarra Aranda es presidente de la Asociación Mexicana de Museos y Centros de Ciencia y Tecnología. Director General del Centro de Ciencias Explora. Senador Universitario de la Universidad Iberoamericana León. Catedrático de posgrado en la UNIVA León, Universidad Meridiano y UNIVER Lagos de Moreno. Maestro en Administración Organizacional por la Universidad Iberoamericana León.
