Eso me preguntaba hace 16 años, cuando me convertí en madre y todo mi ser se desequilibró. En aquel momento estaba estudiando una especialidad en Orientación y Desarrollo Humano, que me vino como anillo al dedo para ir tramitando este cambio de vida, de rol, de estadío del ser.
De esta experiencia surgió un taller muy lindo que decidí llamarlo del mismo modo: “¿Volveré a tener tiempo para mí?”, dirigido a madres primerizas. Durante 10 sesiones, cada participante (y yo misma) fue hilvanando la reconfiguración de su ser, la vinculación con sus pequeños y de la maternidad que deseaban tener.
La urgencia por saber la respuesta a esa pregunta, con el tiempo se ha desteñido. En aquel momento tenía una bebé, ahora son 3 adolescentes los que llenan de brillo mis días. Los que sacan lo mejor (y a veces, también lo peor) de mí. Ellos me cuestionan, me motivan, me alegran, me acompañan, me escuchan, me apoyan.
Como madre de estas hijas e hijo, sin duda es mucho lo que también he brindado (ya lo dice Bucay, la maternidad y paternidad se dan en cascada) … sin embargo, creo que, en el balance de las cosas, sigo estando en deuda con ellos.
Si alguien nos ha motivado a mi esposo y a mí a movernos de la zona de confort, a prepararnos, a hacer trabajo de terapia, a hacer acuerdos, etc., son ellos y el anhelo de ser los padres que ellos merecen (y que seguimos intentando ser).
Así que, si lees esto HOY en el caos de la vida cotidiana, cuando te sientes rebasada por la cantidad de tareas de casa, familia y profesión que se acumulan. Hoy, que estás agotada y deseando salir corriendo de tu casa para buscar asilo en un spa. Hoy, que dormiste poco y sueñas con el destete. Hoy, que al oír nuevamente la palabra: “¡mamá!” sentiste que murió tu última neurona… te confieso que también me he sentido así alguna vez, je, je.
Por lo pronto, RESPIRA… reconoce todo lo que ha implicado este camino de la maternidad/paternidad, la transformación que ha realizado en ti, todo lo que has aprendido, la creatividad que has desarrollado para resolver problemas; la resiliencia y paciencia que ha requerido mantenerlos a salvo; la generosidad genuina en esta entrega… créeme, has invertido muy bien ese tiempo, TU TIEMPO… extrayendo en cada pequeño acto de amor, cualidades que tal vez de otro modo no hubieras ejercitado.
Lo que he podido descifrar hasta ahora es que si bien, no he vuelto a tener tiempo solo para mí… sin duda, mis horas han sido mucho más valiosas gracias a que las he compartido con ellos.
