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jueves, abril 18, 2024

Year Zero

La inspiración proviene de lugares insospechados, para Trent Reznor, esta provino gracias a los ruidos que hacía su computadora personal mientras viajaban en el autobús de su gira mundial. La idea de que el sonido invadiera de manera agresiva el monitor y que nadie parecía percatarse de ello le afectó, porque esto, esto parecía una advertencia sobre el fin del mundo.

Por primera vez decidió que la idea generada en un lapso creativo sería el timón para el nuevo proyecto de Nine Inch Nails, uno que tendría por título Year Zero. Y es así, que este hombre, por increíble que parezca, se puso a realizar el disco por su propia cuenta, sin la ayuda de los demás miembros desechables del grupo (desechables en el sentido de que NIN cambia de miembros más rápido de lo necesario).

Recordemos esos rostros que fueron devorados por Atticus Ross en nuestros tiempos.

Reznor decidió que el Apocalipsis que visualizó era una advertencia, y lo presentía de tal forma por las cosas que sucedían en el mundo durante el 2007, así que dejó que ese tema fuese el central durante todo el disco, el primero en ser conceptual de toda su carrera. Pero además de eso, consideró que esto debía dar el salto.

Year Zero no sólo iba a ser un disco, la gente comenzaría a dudar de sus intenciones y de manera más macabra, comenzarían a plantear que esto era real, todo gracias a una serie de pistas. Desde una playera que mostraba ciertas letras, hasta USB encontradas en conciertos de la banda que además de dar una canción gratis mostraban imágenes de una mano espectral, la gente comenzó a recolectar información sobre el futuro y conocieron la historia que se nos advertía.

Es entonces que las advertencias se plasmaban en nuestro mundo, con murales y grafitis, mucho antes de la llegada de Banksy.

Porque en el año 2022, el mundo está jodido. Invadido por las constantes guerras y ataques terroristas, Estados Unidos le concede control total a sus gobernantes que ahora siguen una ideología extremista cristiana. El Norteamericano promedio no puede ser libre de sus acciones y para todo requiere permiso del estado, dígase el conseguir trabajo, hasta el hecho de querer procrear hijos. Aquel que contradiga al gobierno, de inmediato es desaparecido sin que sus familias levanten un pero. Y es que el gobierno ha logrado mantener tranquila a la población a través de una droga que implementan en el agua que consumen los ciudadanos, quienes engañados la toman pensando que así evitarán morir ante posibles ataques terroristas.

Todo esto cambia, cuando la gente, drogada o no, comienza a ver una mano gigante a la que nombran “La Presencia”. Las pruebas de que esto no es la visión de una multitud en histeria colectiva se van obteniendo porque todo mundo de pronto ya percibe a “La Presencia” y aquellos que se atreven a grabarla, o a intentar tocarla terminan iluminados por la mano espectral quienes anuncian que esta ha venido a juzgar a todos por igual, a terminar la estadía del hombre en la Tierra.

El gobierno ataca al espectro, la gente no sabe qué hacer y mientras el pandemonio se corre en todo el país, un grupo de rebeldes ha comenzado a conseguir que el viaje en el tiempo sea un éxito, por lo menos en forma de material como grabaciones de voz, páginas de internet y piratería de estaciones. La gente debe saber de las amenazas del gobierno, del uso de las drogas que los controlan y del inevitable fin en caso de que la distopía sea un hecho 100% irreparable.

Eso es Year Zero: su música es un predicador de relatos de diferentes personas que plasman sus visiones.

El disco abre con HIPERPOWER!, un track instrumental que comienza con una batería recreando un tambor de marcha militar que se mezcla con una guitarra y sonidos electrónicos que tratan de ahogar unos gritos que cada vez se van haciendo más notorios. Este caos musical es el tema del gobierno totalitario que de inmediato apaga a las voces de golpe antes de que se vuelva más escabroso el asunto.

The Beginning of the End es precisamente un chascarrillo, porque aquí es donde aparece letra tras la introducción de HIPERPOWER! y que además inicia el viaje hacia el último registro humano. De hecho sigue la misma estructura de la anterior canción, con la batería abriendo y dejando que las guitarras y los sintetizadores se vuelvan abrasivos.

Se nos narra cómo es la vida en el 2022 en Survivalism, en donde la paranoia reina suprema y surge el canto de rebelión por parte de Art is Resistance, un movimiento antisistema que busca derrocar al gobierno que no permite la expresión del ser humano.

Hay un cambio tonal en la música y aparece el primer tema no agresivo: The Good Soldier, donde vemos el punto de vista de un soldado que por primera vez en su vida considera que lo que está haciendo no está bien, que carece de las motivaciones para seguir adelante en sus labores lastimando inocentes y arriesgando su vida, es interesante porque la voz de Reznor se mezcla con unos segmentos de xilófono dando a entender que “el buen soldado” a pesar de sentir remordimiento, no se encuentra del todo bien de su mente, se encuentra resquebrajado por todo lo que ha visto.

Claro que al soldado se le calla con una droga que eleva sus capacidades humanas, haciéndolo un superhéroe y “el buen soldado” es sometido a esta prueba a través de “Vessel”, sus exclamaciones de sorpresa y placer se van distorsionando a través de sintetizadores y coros que parecen salidos de un mensaje subliminal, pidiendo que vayan más rápido, casi en un tono erótico (aunque irónico considerando que las drogas que otorga el gobierno producen anorgasmia en los ciudadanos del año cero).

Este mismo desarrollo musical de patrones repetitivos y subliminales culminan con Me, i’m not. Tercera parte de la visión del soldado, con un sentimiento de culpa de prestarse a una droga que le nubla la mente y no le permite realizar lo que su psique realmente quiere. La diferencia entre las dos canciones es que “el buen soldado” en esta ocasión se siente reprimido, no con un dejo de tristeza, ni con el frenesí de la canción pasada, es monótono.

Year Zero abandona unos minutos las declaraciones del futuro para hablar sobre el misterioso “G”. La letra nos habla de un hombre que está a cargo del país y que no tiene la mejor de las decisiones, sea lanzando bombas o no preocupándose por el calentamiento global: este hombre es un imbécil y una amenaza. Todo esto mientras el ritmo de los sintetizadores le dan un tono torpe como de canto de niños pero que por alguna razón es la canción más agradable para audiencias externas que no hayan escuchado NIN en su vida. Reznor siempre estuvo mencionando que el misterioso “G” se refería a “greed” –avaricia en inglés- pero salió la verdad tiempo después, porque la situación de su país se presentaba decadente y la política era absurda gracias a George W. Bush quien adquirió el título del hombre que nos lleva a la ruina en el 2020 (aunque sabemos que hay otro siguiendo sus pasos y de piel grotesca).

“El buen soldado” regresa como concepto con My Violent Heart. Se da cuenta de que los movimientos rebeldes y él no están tan ajenos a la mentalidad de cansancio y claman que sus diferencias no los excluyen de arrastrarse en el lastimero mundo. En los versos el soldado parece narrarlos y es en la parte de los coros que los unen en contra del sistema que se aproxima una agresividad por las guitarras y distorsiones logradas por una grabación en “pared de sonido” como lo desarrolló Phil Spector.

Hacia el lado B el segmento final presenta una dupla muy nutritiva tanto en la narrativa que intentaba hacer Reznor como para los oídos del oyente.

The Greater Good, es en su mayoría una canción instrumental, que se presta a distraer el oído mientras unos suspiros tratan de calmar a los habitantes a que le respiren, que se vuelvan él. Esta canción es una lectura de las dos cosas que amenazan la nación en estos momentos: las drogas que calman a la población, y el espectro que ahora flota sobre el capitolio de los Estados Unidos. Es hipnotizante y tranquila, pero incómoda en un sentido viperino, porque lo que sigue, es el auténtico fin.

The Great Destroyer siempre se ha tratado como un himno de los rebeldes, del movimiento AIR y como un legado antisistema… pero eso no cuadra con su estructura instrumental que comienza a ser movida y emocionante, hasta que la voz de Reznor avisando la llegada del “gran destructor” rompe la señal, es decir… la canción y la realidad entran en una licuadora conceptual y se rompe el sonido, se englitcha, y es una obra de arte, porque en el sentido experimental esto es para que se escuche con audífonos y poder percibir ese caos que se expone en tus oídos al que le encuentras un hilo armónico y que tiene miles de capas que percibes como nuevas cada que la vuelves a escuchar.

Si The Great Destroyer es la explosión que no podemos comprender por parte de esta amenaza en forma de mano -que además no sabemos si atacó o si fue bombardeada- In This Twilight es el registro del último atardecer humano. Mientras la decadencia de sus letras tratan de dar un ánimo a los últimos que son testigos del final con frases sacadas de un contexto religioso como “Polvo eres y en polvo te convertirás” y que “Tras el ocaso habrá un mejor lugar” de manera paralela escuchamos un ruido similar al que uno escuchaba cuando se conectaba a internet por cable telefónico o el de una impresora, y es que mientras hemos estado presenciando las narraciones de soldados y rebeldes, de drogadictos y de desesperanzados, de imbéciles y de nobles, otro grupo de humanos quieren advertir a sus hermanos del pasado sobre lo que pasó, por lo tanto ese sonido tiene una representación de la información que se está mandando directo a nuestros tiempos, para que podamos hacer un cambio.

La visión de In This Twilight es por parte de un colectivo, pero en Zero-Zum el mensaje es otorgado por Este mensaje se repite en forma de grabación por parte de un testigo llamado Doug, quien deja este legado no sólo para el pasado, sino para su recién nacida hija a la que ha desatendido para encargarse en labores gubernamentales, pero no de manera optimista como la canción pasada; son revelaciones de un hombre que a punto de morir, no deja de pensar que en el fondo, sólo somos 1 y 0 en la escala universal: nada.

Year Zero también fue el final para NIN bajo un sello gigante de música, ya que la banda había estado soportando las exigencias de Universal que no se adaptaban a las nuevas tendencias, que aparte nadie creía que serían exitosas. La gota que derramó el vaso fue cuando Reznor se dio cuenta de que los precios que ponían a los discos de la banda en diferentes partes del mundo rayaban en el insulto, y al no poder hacer algo al respecto, pintó su dedo medio de la manera más satisfactoria posible.

Porque a pesar del trabajo implementado en horarios no tradicionales, de grabar demos en autobuses, de una campaña publicitaria exitosa y de un gran número de ventas gracias a fanáticos incondicionales, Trent Reznor filtró el disco antes de su lanzamiento, por internet… y gratis.

Si los sellos discográficos no se iban a adaptar a las tendencias nuevas y dejar de ser un dolor de cabeza, tendrían que aprender a la mala, y es curioso que eso haya pasado porque en estos tiempos, diez años después, el mundo de la industria musical es diferente. La música se consume en digital y sin compras, por sitios en donde lanzan nuevos artistas y en donde también existe la idea de pagar lo que consideres justo por el material.

Year Zero fue visionario porque vio el fin de la industria, pero también de la banda.
Porque fue su acercamiento más hacia un sonido electrónico experimental, abandonando en su totalidad la esencia industrial sucia pero logrando plasmar uno de los discos temáticos más logrados de este siglo, porque ninguna canción es una pausa para contar la trama que además tenías que desenredar tú como usuario de internet.

Y eso fue novedoso, porque yo a los 16 años me sentía inteligente e interesado por encontrar pistas sobre la historia, encontrar relatos, visitar foros de internet que encontraban nuevo material de nuestros hermanos del futuro que se las veían muy mal. Me recuerda a la campaña que tuvo Pink Floyd en 1994 con The Division Bell, la diferencia está en que esta se generaba con acertijos y no trazaba una historia que por más que nos cueste admitir, estamos a un paso de volver a presenciarla.

¿Es Year Zero una advertencia del futuro? A veces me gusta ir a la cama pensando que no… pero cada vez se hace más rara esta tranquilidad.

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