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viernes, abril 19, 2024

YOUTH

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¿Qué implica vivir en gracia? Rodeado de lujos y una tranquilidad ¿El hombre necesita de esto para ser feliz o requiere de más emociones en su vida? ¿Vivir así es vivir? Estas preguntas salen al ver Youth, la nueva película de Paolo Sorrentino, a quien no le resultan extraños este tipo de cuestionamientos que ha llevado en su filmografía.

La película llega a las salas de cine de nuestra ciudad con un destiempo grosero de medio año y con muy pocas funciones, situación que no hace más que resaltar los intereses de las cadenas nacionales de cine (pero no hablemos de esta situación en esta ocasión, indaguemos mejor sobre el filme).

Fred Ballinger (Michael Caine) y Mick Boyle (Harvey Keitel) son dos amigos que pasan unas vacaciones en un hotel de lujo en los Alpes Suizos. Este par se dedica a vagar por el lugar porque sus mejores años ya pasaron; Fred está reacio a volver a dirigir una orquesta incluso si esta labor viene como petición por parte de la reina Elizabeth II, mientras que Mick está con un grupo de guionistas trabajando en lo que será su última película. Mientras están en el lugar, reciben la visita de Jimmy Tree (Paul Dano), un actor que es recordado por su papel como un robot y Lena (Rachel Weisz) la hija de Fred y quien está en el lugar porque su esposo –quien es el hijo de Mick– la engaña con una cantante pop.

En efecto, la nueva película de Sorrentino trata sobre la búsqueda de la juventud, cosa que los protagonistas ya no tienen por obvias razones y que definen más allá del hecho de no tener reumas o la inflamación del abdomen. Mientras que Mick se encuentra laborando con un grupo de jóvenes y se muestra más abierto a la idea de buscar algo que lo anime y le incite a ser feliz –en este caso, hacer filmes- Fred es más retraído. Abandona la música por una situación personal, pero sabe que en el fondo no puede dejarla, sea que esté jugando con una tira de papel o que esté escuchando la música que proviene por parte de un niño inexperimentado.

Hay una similitud hedonista entre Fred y Jep (el protagonista de “La gran belleza). Incluso comparten el mismo look elegante y de lentes gruesos (mismo look que no dejo de asociar con el maestro Morricone).
Hay una similitud hedonista entre Fred y Jep (el protagonista de “La gran belleza). Incluso comparten el mismo look elegante y de lentes gruesos (mismo look que no dejo de asociar con el maestro Morricone).

Esta idea de encontrar lo que le dé sentido a nuestras vidas se mueve en un ambiente letárgico en donde los ancianos van a pasar los últimos años de su vida con lujos pero sin alguna interacción social, hay una noción de lo apagado que puede resultar una idea del glamour está perfectamente retratada por la cámara de Luca Bigazzi quien genera momentos en los que vemos desnudos pero no con las intenciones de generar un deseo, sino el de denotar una profunda mezcolanza por el pasado.

Aunque en esta ocasión la cámara de Bigazzi omite los movimientos creativos y sus acercamientos son tenues.
Aunque en esta ocasión la cámara de Bigazzi omite los movimientos creativos y sus acercamientos son tenues.

Como de costumbre, el filme está plagado de momentos surreales, como los sueños de diferentes personajes, una miss universo que resulta ser más lista de lo que aparenta, y un gastado Maradona paseándose en los alrededores del lugar. Todo esto contribuye a la intención de Sorrentino de intentar formular la noción de que en la vida hay elementos extravagantes en cualquier minuto de nuestra existencia, pero desgraciadamente la belleza visual e ideal de la película se desmorona en un punto porque lleva un ritmo letárgico. Quizás esto sea a propósito –después de todo, el par está en un lugar esperando el ocaso de sus vidas- pero esto no explica las otras historias que intenta plantear la película y que no nos importan.

Jimmy con un desaprovechado Paul Dano se vuelve tedioso y en realidad no sabes si lo que estaba buscando era una exploración de un personaje o simplemente evadir la fama que no quiere tener. Otros personajes llegan y no mueven nada ni aportan a una historia que por sí sola se mostraba interesante, ya que Michael Caine entrega una actuación de esas que ya no suele hacer y junto a Harvey Keitel presentan una química de amistad conmovedora que gana tu interés. Pero no dejas de pensar que el guion del propio Sorrentino no es perfecto porque para poder apreciar estos momentos tiene que pasar un gran número de eventos que la vuelven hasta en un punto, tediosa. Pero, si uno tiene el temple suficiente y acepta estos desbalances, se encontrará con un final portentoso y optimista, de esos que dejan un buen sabor de boca.

Sorrentino presenta una película irregular tras su obra maestra, pero incluso esta obra irregular resulta más atractiva que las opciones en la cartelera de esta semana. Es por ello que es la recomendación adecuada para aquel que busca otros panoramas dentro de la sala de cine, aun cuando estos se encuentran en opciones limitadas que hacen pensar a la audiencia que de orcos y tortugas ninja no vamos a salir.

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