“La paz comienza con una sonrisa”
En la actualidad el estrés es algo muy común en el día a día, es una palabra que se escucha muy a menudo, podemos escuchar que nos estresamos por los “excesos” y las “faltas”, por ejemplo, la faltad de tiempo, por exceso de trabajo, etc.
En las exigencias del día a día, es importante saber gestionarlo para que no se vuelva crónico, recordemos que todas las a sensaciones, emociones y sentimientos en exceso no nos permiten llegar a ser funcionales.
¿Qué es el estrés?
Es la respuesta del organismo a todas las exigencias, tensiones y agresiones de la vida cotidiana a las que se ve sometido. Cuando esa demanda es desmedida, puede ocasionar efectos negativos en nuestra salud y forma de vida.
Sin embargo, el estrés es una respuesta adaptativa, funcional y necesaria que ayuda a solucionar situaciones de amenaza esporádica. Cada que aparece esta respuesta lo hace de manera muy frecuente, intensa o duradera, produciendo un desgaste físico o emocional, sensación de bajo rendimiento, enfermedades y es ahí cuando aparecen las llamadas patologías del estrés.
Algunas de las consecuencias del estrés Predisposición a contraer enfermedades físicas y emocionales, alteración de las relaciones personales y disminución de nuestras capacidades y habilidades
Causantes del estrés
Exógenos (ambientales): ruidos, cambios de temperatura y en la alimentación, consumo de sustancias, etc.
Endógenos (del organismo): frustración, ansiedad y sobrecarga emocional. La anticipación o suposición de situaciones o hechos.
Estrés vs Ansiedad
En el estrés a diferencia de la ansiedad, siempre hay un estímulo de por medio, el cual se le denomina estimulo estresante, y la causa siempre es identificable, y en la ansiedad no, todo se vuelve mas difuso.
En el estrés hay, predomina la preocupación. Esta puede definirse como un estado en el que se mezclan el nerviosismo y la frustración. Esto puede incluir irritabilidad y, a veces, tristeza.
En la ansiedad, predomina el miedo. Se trata de una sensación de peligro inminente que tiende a crecer como una bola de nieve. En casos graves, al bloqueo o la parálisis.
El estrés y sus fases
- Fase de alarma o huida. La primera fase se caracteriza por que el cuerpo se prepara para producir el máximo de energía, con los consecuentes cambios químicos y produce tensión muscular, agudización de los sentidos, aumento en la frecuencia e intensidad de los latidos del corazón, elevación del flujo sanguíneo, incremento del nivel de insulina para que el cuerpo metabolice más energía. También se cierra el sistema digestivo y se produce una mayor tensión muscular.
Todas estas respuestas son normales y necesarias para que la persona tenga energía suficiente para salir corriendo y huir del enemigo y de la situación de peligro.
- Fase de adaptación o resistencia. El organismo intenta retornar a su estado normal, y se vuelve a producir una nueva respuesta fisiológica, manteniendo las hormonas en situación de alerta permanente. La adrenalina mantiene la situación de alerta permanente.
- Fase de agotamiento. La tercera fase es de agotamiento, y se produce cuando el estrés se convierte en crónico y se mantiene durante un tiempo. La sensación es de estar superado, se descansa mal, se vive con prisas y sensación de angustia permanente, depresión, desánimo y deseo de huida a cualquier parte para alejarse de la situación, disminución de memoria y de orientación espacial.
En condiciones apropiadas, y a corto plazo, los cambios provocados resultan beneficiosos, como por ejemplo durante un incendio, o el ataque de un animal. Algunas personas llegan a desarrollar, en situaciones de peligro, habilidades que no podrían haber imaginado. Los síntomas del estrés desaparecen cuando el episodio concluye.
Cómo gestionar el estrés
– Identificar los estresores, si son ambientales o del organismo, en ocasiones es fácil identificar que situaciones nos generan una serie de sintomatología y cambios en el organismo que nos pone en fase de alarma o huida, es ahí donde podemos partir para identificar los recursos de ayuda.
– Identificar nuestros recursos de afrontamiento, es decir saber con que cosas o apoyo contamos en ese momento, que esta a nuestro alcance o que personas nos pueden ayudar, algunos recursos son personas, música, actividades, etc.
– Acción, una vez identificado nuestros recursos de afrontamiento es importante ponerlos en acción, e identificar como va cambiando nuestro sentir.
– Mantenimiento, poner en practica nuestros recursos de afrontamiento cada que nos sintamos en fase de alarma o huida.
Ahora que conoces algunas técnicas para gestionar el estrés ¡te toca ponerlo en práctica!