Por: Adrian Zentella Tusíe
¿Cuánto se le debería pagar a las personas que ponen en riesgo su vida todos los días? Aunque la policía en nuestro país no tiene una buena reputación, muchos oficiales salen a trabajar todos los días sabiendo que por lo menos uno de ellos no regresará y lo hacen por un sueldo promedio de $7,300 pesos al mes. Lo más irónico, es que a pesar de la precariedad y riesgo que implica su trabajo, la clave para un México en paz está en ellos.
En México llevamos tantos años experimentando de forma cotidiana la violencia e impunidad, que la idea de militarizar el país nos resulta tentadora por parecer una respuesta sencilla al delito. Ya sea movilizando al ejército y a la marina, o convirtiendo a los policías en otro cuerpo militar, la única respuesta que hemos tenido para contener el crecimiento del crimen organizado y la violencia que ejercen ha sido la de utilizar soldados preparados preparar soldados para la guerra.
Pero, ¿Por qué la militarización es algo tan malo? Y ¿por qué deberíamos voltear a ver a los policías? Aunque existen varios argumentos en contra de la militarización, quizá el más preocupante es el que tiene que ver con su efectividad. Aunque parezca extraño no existe ninguna evidencia en México o Latinoamérica de que el uso de fuerzas armadas para combatir el crimen haya logrado reducir la violencia. La evidencia inclusión sugiere lo opuesto. Cuando el gobierno le declara la guerra a los grupos criminales, termina por crear organizaciones más violentas y desorganizadas, dispuestas a todo con tal de ganar un poco de dinero.
Entonces ¿cómo asegurar la seguridad sin generar más violencia? Al final, sin importar la cantidad de leyes, tecnología o armamento que utilicemos para combatir el crimen, dependemos de las personas que utilicen estas herramientas. Para asistir y proteger a las víctimas, lejos de necesitar militares, necesitamos oficiales que entiendan bien los derechos de las personas y que estén bien respaldados por nuestro sistema de justicia.
Claro que para detener la violencia del crimen organizado hace falta mucho más que personas bien preparadas. Pero no todo el crimen y la violencia en nuestro país se relacionan con los cárteles de drogas. ¿Cómo esperamos detener los delitos más comunes sin policías? Si un ciudadano es víctima de fraude, violencia intrafamiliar, acoso o robo, tiene el derecho de acudir a la policía.
El problema es que necesitamos de estas personas, pero poco hacemos por mejorarmejora sus condiciones de trabajo que actualmente son sumamente precarias. Además de los bajos salarios, casi la mitad de los policías estatales y municipales del país trabaja más de 12 horas al día. Solo 20% de los policías de todo el país cuentan con seguro de vida. Y más del 60% de los policías nunca ha sido ascendido o recibido un estímulo económico por su trabajo.
No es ningún secreto que la mayoría de nosotros desconfiamos de la policía. Y claro que estas fuerzas de seguridad tendrán que trabajar para limpiar su imagen. Pero antes de militarizar el país creo que necesitamos preparar mejor y dignificar el trabajo de nuestra policía.
Aunque en estas elecciones se nos prometa el fin de la inseguridad, el delito y la corrupción, no habrá cámaras, patrullas, leyes, políticas o promesas que puedan asegurarlo. La seguridad sin guerra se encuentra en en quienes combaten la violencia sin violar los derechos de las personas.