Por: Nancy Angélica Canjura Luna
El pasado 19 de abril, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) publicó la actualización de su Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU), correspondiente al primer trimestre de 2023. En este informe se reportó que la percepción de inseguridad disminuyó 2.1% en promedio a nivel nacional, respecto del trimestre anterior de 2022, y 4.1% respecto del primer trimestre de 2022.
Por otra parte, el informe de incidencia delictiva del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que se dio a conocer un día antes, el 18 de abril, se reportó un incremento del total nacional de víctimas registradas en el primer trimestre de 2023, en comparación con el mismo periodo de 2022, en razón de casi un 10%. En cuanto a los delitos de alto impacto, las estadísticas son variadas, ya que se reportó un incremento de 2% en las víctimas reportadas por homicidio doloso a nivel nacional y de 8% en víctimas de extorsión, mientras que el número de víctimas de secuestro disminuyó 27% y de feminicidio 8%, en el comparativo de los mismos periodos.
Ahora bien, ¿qué puede estar pasando que, a pesar de una mayor incidencia, ha disminuido la percepción de inseguridad? ¿es relevante el resultado de las encuestas de percepción? Si bien no hay una respuesta única y fácil, podemos aproximarnos a la respuesta desde dos apuntes principales: el primero es de carácter geográfico y el segundo de carácter discursivo.
En el primer caso, habría que destacar que la ENSU abarca 75 “ciudades de interés”, es decir, que está enfocada en el ámbito urbano. En marzo de 2023, las ciudades con mayor porcentaje de población de 18 años y más que consideró inseguro vivir en su ciudad fueron: Fresnillo (96.0 %), Zacatecas (94.3 %), Naucalpan de Juárez (88.0 %), Ciudad Obregón (86.4), Uruapan (86.2 %) y Colima (85.7 %). En contraste, las ciudades donde la percepción de inseguridad resultó menor fueron: San Pedro Garza García (18.3 %), Benito Juárez (19.4 %), Piedras Negras (19.9 %), Los Cabos (22.7 %), Saltillo (23.9 %) y Tampico (24.1 %) (ENSU, 2023)[1].
En ese sentido, la distribución geográfica de la percepción de inseguridad se encuentra en ciudades que actualmente concentran la incidencia delictiva de homicidios dolosos y feminicidios. El factor geográfico es importante porque explica la dinámica delictiva que impacta a los ciudadanos, partiendo de la capital del país y con dirección al norte, la percepción de inseguridad está ligada a la presencia de grupos de la delincuencia organizada, mientras que, hacia el sur, a incivilidades y casos de violencia familiar. De igual forma, dan cuenta del impacto de la estrategia de seguridad que no ha dado resultados para atender la criminalidad a nivel local, tanto para la disminución de la incidencia real, como para la sensación de seguridad de la población, aun cuando estas ciudades han recibido un mayor despliegue de elementos de la Guardia Nacional y del Ejército, como es el caso de aquellas ubicadas en los estados de Zacatecas, Sonora y Michoacán.
En cuanto a la explicación discursiva, hay que decir que a nivel nacional existe una campaña mediática a través de las conferencias matutinas sobre la reducción de los homicidios dolosos, a hombros de cualquier comparación estadística que sea necesaria para sostenerla. El mensaje que prevalece es que la violencia no es tanta ni es tan grave, lo que puede crear una desconexión de ciertos sectores de la población, que pudieran considerar que el riesgo de ser víctima de un homicidio doloso solo ocurre a quienes “andan en malos pasos”. Este discurso no solo influye en la percepción de inseguridad en las ciudades, sino que criminaliza a las víctimas, lo que frena la posibilidad de sentir empatía por éstas.
En ambos casos, el tipo de violencia que prevalece en la zona es un factor que pudiera ayudar a explicar la sensación de inseguridad. La violencia homicida es la más dolorosa y la que merma el tejido social y su relación con su gobierno; por otro lado, la violencia social se concentra en los sectores de la población más vulnerados, por lo que es percibida como menos importante. Otros delitos que impactan de forma relevante en la percepción ciudadana son los que afectan a la economía comunitaria, como la extorsión y el robo de vehículos con violencia.
Hay que decir que la seguridad tiene distintas caras, es de igual forma un servicio como un estado de las cosas y una sensación, y cada una de ellas debe ser objeto de análisis de los gobiernos con igual seriedad; haber mejorado la percepción de seguridad en un 2% no repara las omisiones y los fracasos que pesan sobre los estados y la federación misma. En un país con 87 asesinatos[2] y 26 personas desaparecidas por día[3], según datos oficiales, es imperdonable perder de vista la realidad.
[1] Inegi. Encuesta Nacional de Seguridad Urbana, marzo de 2023. https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2023/ensu/ensu2023_04.pdf
[2] Fuente: Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, corte del 20 de enero de 2023. https://www.gob.mx/sesnsp/acciones-y-programas/victimas-nueva-metodologia?state=published
[3] Fuente: Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No localizadas. https://versionpublicarnpdno.segob.gob.mx/Dashboard/Sociodemografico consultado el 25 de marzo de 2023.