León, Gto. Si hay un tipo de comerciante que se verá perjudicado si las medidas sanitarias vuelven a cerrar el primer cuadro de la ciudad, son los boleros que lustran el calzado en el Centro Histórico de León.
Para llegar con los tradicionales boleros, es necesario pasar caminando por el cerco metálico que delimita los principales accesos a la zona peatonal y el jardín principal.
Sin embargo en este espacio público no solamente hacen su vida los boleros, sino que es compartido con comerciantes semifijos como vendedores de periódicos, flores y trabajadores de otras tiendas comerciales.
Durante un recorrido hecho por el jardín principal, Zona Franca, levantó los testimonios de un par de boleros que recordaron que en noviembre pudieron volver a trabajar después de permanecer por casi seis meses sin darle brillo a los zapatos.
“Somo casi 50 boleros registrados ante el municipio, pero ahorita solamente a menos de la mitad nos dieron el permiso, hay boleros que son población vulnerable y están en sus casas, nosotros venimos porque se nos dieron las facilidades de volver a abrir, aunque casi no hay trabajo porque no muchas personas vienen al centro con la idea de bolear sus zapatos”, comentó un bolero llamado Pablo.
Los encargados de limpiar el calzado cargan en sus maletines de madera sus herramientas para desempeñar su trabajo. Cremas, ceras, betún, cepillos, trapos y una actitud de servicio al cliente, son algunas de ellas.
“Un compañero bolero cuando comenzó la pandemia dejó de venir y luego puso su teléfono porque no había clientes, así como muchos trabajaron desde casa, nosotros también hicimos nuestra lucha, aunque es muy difícil porque los apoyos del municipio y del estado no llegaron para todos y quien se benefició con la ayuda no es suficiente para salir adelante”, cuenta Mario, otro bolero.
Los entrevistados que ofrecieron sus palabras en un momento sin clientes, se mostraron contentos por ocupar de vuelta sus plazas, aunque el desconcierto y el temor sobre lo que se avecina respecto al número de infectados de coronavirus, los hace preocuparse porque saben que podrían volver a cerrar por más tiempo.
“Trabajamos con miedo de contagiarnos y de quedarnos sin trabajo, muchos somos adultos mayores y otros nos estamos cuidando porque si los positivos y fallecidos de coronavirus, siguen creciendo, volveremos a las restricciones del principio y otra vez no podremos trabajar”, dijo el bolero.
Los boleros lamentaron que las medidas sanitarias implementadas sean cada vez más estrictas, pues las vallas metálicas, a pesar de que haya un control de temperatura y que anden regalando gel antibacterial, limitan cada vez más la percepción de actividad en la zona.
“Vienen muchas personas a la zona centro pero pocos consumen aquí en la plaza principal, las bancas están delimitadas con cinta amarilla y solo es zona de paso, antes los visitantes descansaban, se tomaban una cebadina y después de venían a bolear sus zapatos o botas, hoy ni clientes hay”, lamentó.
