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jueves, marzo 28, 2024

Celaya olvida su “Domingo Negro”, su conmemoración e indemnizaciones

Celaya, Gto. Después de que, hace 21 años, tres estallidos en la calle Antonio Plaza cobraran la vida de 79 personas y muchas más quedaran lesionadas, no sólo se olvidaron las indemnizaciones por la tragedia pues la propia conmemoración “pasó de largo”.

Y es que  aún después de 21 años de la tragedia del “Domingo Negro” el casco número 30 del bombero Gerardo Arellano Martínez sigue oliendo a pólvora, por lo que parecer imposible impedir que los ojos no se cristalicen, se apriete los labios y la garganta se cierre al hablar, cuando Arellano Martínez sabe que el 26 de septiembre es su cumpleaños, porque ese día “volvió a nacer”.

Pero el 26 de septiembre fue consumido de la memoria de los celayenses cual si fuera pólvora como la que se guardaba en forma clandestina en la Abarrotera Celaya, ya que este 202 no hubo misa, no se dejaron flores en la esquina donde ocurrió la tragedia y mucho menos, las autoridades de Gobierno hicieron alguna mención y o dieron sus condolencias.

“Este acontecimiento triste (Domingo Negro) nunca se debe olvidar, al parecer las autoridades de Gobierno quiere que se olvide, por eso los familiares no deben de olvidar a sus familiares que ahí perdieron la vida, y esta fecha debería ser recordada incluso a nivel nacional, por eso las autoridades no deben abandonar a los heridos, yo puedo decir que tengo el apoyo”.

La esquina de Antonio Plaza y Felipe Ángeles, ahora hay una pollería, puesto de tacos y punto de venta de churros y botanas, cuando la promesa y compromiso era construir una capilla y monumento para recordar a todas las víctimas.

“Se dijo que ese lugar estaba decomisado y a resguardo de las autoridades federales para construir un monumento pero no se hizo nada, se habló de indemnizaciones pero no se dio nada, se habló de una remesa para los afectados pero no dieron nada, por eso quieren que se olvide y no se toque el tema”.

Gerardo, profesor de profesión pero Bombero de vocación, ingresó al cuerpo desde 1985 y dejó de prestar servicio activo en 1999 al sufrir la amputación de su pierna izquierda con la segunda explosión del “Domingo Negro”. Nombrado Comandante Honorario, aún acude cuando puede a cumplir con su guardia y siente que le “hierve la sangre” por ayudar cuando hay un reporte, sube a la unidad y colabora con sus compañero.

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