Guanajuato, Gto. Dentro de la comunidad LGBT+ a veces pasa desapercibida la letra ‘B’ de la bisexualidad (la atracción por hombres y mujeres), a pesar de que es la orientación sexual con la que más se identifican las personas no heterosexuales.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Diversidad Sexual y de Género, (ENDISEG 202), del total de mexicanos mayores de 15 años que reconocieron no ser heterosexuales, el 51.7% se identificó como bisexual, un 26.5 % como homosexual y un 10.6 %, como lesbiana. Es decir, al menos en México, dentro del espectro de la diversidad sexual, la población bi es mayoría.

Cada orientación sexo-afectiva e identidad de género no heteronormada sufre de discriminación de manera particular y la bisexualidad, pese a ser la orientación más común de la diversidad, es fácilmente mal entendida o estigmatizada, incluso por personas dentro misma comunidad, con frases que tienden a invalidar la orientación como: “es una etapa”, “estás confundido/ confundida”, “es el brinco que haces antes de asumir la homosexualidad completa”
Los estigmas de la bisexualidad también pueden experimentarse de forma distinta entre mujeres, hombres y personas no binarias, por ejemplo: las mujeres bisexuales tienden a ser blanco de fetiches de hombres cuando se relacionan con mujeres, y los hombres bisexuales, al reconocer o ejercer su identidad, suelen considerarse como menos ‘varoniles’.
Esto hace difícil, sobre todo en Guanajuato, no sólo el poder expresar libremente su orientación, sino también reconocerse como tal: cuando se habla de la diversidad sexual se piensa casi siempre en las personas gays y lesbianas, pero no en la posibilidad de atracción por ambos géneros.
En entrevista de Zona Franca a tres personas bisexuales con distintos panoramas, las tres señalan que la edad en la que pudieron asumirse como bisexuales, fue entre los 19 y 23 años.

“Me di cuenta como a los 21, pero antes de eso ya había notado que había mujeres por las que sentía algo extraño, no sabía que era atracción sexual o romántica. Fue un poco difícil para mí entender eso, porque sabía que existían hombres gays y mujeres lesbianas, pero no recuerdo haber visto algo de la bisexualidad o haber echado hablar a nadie sobre eso. No sé si en su tiempo no había tanta representación de la comunidad ‘bi’, a pesar de que es la mayor parte de la población LGB. Fue hasta que pasó más tiempo, cuando escuché sobre la bisexualidad y ahí entendí todo”, explica Ivonne, de 27 años.
“Creo que fue como a los 19. En la carrera había un chico que me di cuenta que no nada más me caía bien, me di cuenta que me gustaba, pero también me gustaban las chicas”, comenta Oliver, de 25 años.
También reconocen que el hecho de vivir en un ambiente conservador como Guanajuato, quizá haya influido —no a reprimir su orientación o a vivir en el clóset— pero sí a elegir indirectamente estar con parejas “normativas” (del género contrario), o no vivir su orientación plenamente o a decidir con qué grupo social sí hablar de ese tema y con qué otros no, “es más fácil”, “la gente no hace tantas preguntas”, “el rechazo siempre es una posibilidad”, admiten algunos.
Para Crino, de 27 años, fue hasta los 22 años que “llegó a términos” con la etiqueta de bisexual, cuando ya no vivía en Guanajuato, sino en Canadá. Antes de asumirse como ‘bi’ reconoció que sintió un poco de bifobia internalizada.

“Mis años formativos de todo lo que es la prepa y la secundaria, yo creo que obviamente el no haber estado expuesto a un tipo de movimiento o comunidad, o de tener gente cercana a mí que fuera parte de cualquiera de las letras (LGBTIQ+) causaba cierto… «no estaría bien visto». Creo que nunca hubo un espacio seguro de gente como uno, creo que por un tema de seguridad fue buena idea el ‘haber esperado’ (¿Te sientes más libre de expresar tu orientación en Canadá?) Yo diría que sí. Por ejemplo, cuando fui con mi pareja (también un hombre bisexual) a Guanajuato, me daba un poquito de preocupación o aprehensión (expresar muestras de afecto).
Otra forma de invalidar la bisexualidad, es creer que una persona deja de serlo al momento de estar en una relación sentimental.
“En mi caso, mis parejas casi siempre han sido hombres, entonces como que la gente le resulta muy difícil entender que a pesar de que yo esté con una persona del sexo opuesto, sigo siendo una persona bisexual. Eso no invalida mi orientación”, comenta Ivonne.
Un estigma frecuente, es la asunción de estar ligada directamente con la promiscuidad, la infidelidad o las relaciones abiertas: para algunas personas ajenas al término, creen que una relación afectiva de una persona bisexual, es tener dos parejas de forma simultánea.
Algunas veces, reconocen los entrevistados, el hecho de expresar su orientación con alguna pareja o interés romántico, ha despertado inseguridades e incluso rechazo.
Oliver cuenta que después de un tiempo de salir con una chica, ésta lo rechazó tras nombrarse bisexual. “Me dijo: si fuéramos a andar, preferiría que me pusieras el cuerno con una mujer que con un hombre”

“Creo que es un prejuicio muy fuerte y muy común a la gente bisexual, incluso dentro de la comunidad. Pero no toda la gente bisexual es fan del poliamor, ni toda la gente heterosexal es partidaria de la monogamia. Puede ser que como bisexual haya más probabilidades de que te atraiga alguien, pero es lo mismo que pasa en una relación heterosexual, eso no significa que tengas que ser infiel (…) Me ha pasado con hombres mayormente, como que les genera inseguridad que me pueda gustar más el sexo opuesto, como si ‘me faltara algo’”, expresa Ivonne.
Para Crino, fue un caso de bifobia interiorizada, pues fue él quien sintió inseguridad de que su pareja también reconociera ser bisexual.
“A principios de mi relación, sentí algo de bifobia internalizada cuando mi pareja me dijo que también era bisexual, ahí también me llegó a mí la inseguridad. Pero esos eran temas de que yo no había trabajado, porque según yo mi pareja era completamente homosexual y no era así. Obviamente es una cuestión que ya he trabajado, era una cuestión que eran rollos míos y no de él. Yo creo que era una cuestión inculcada por estar expuesto a tanto contenido y tanta representación errónea de la experiencia bisexual”.