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martes, enero 21, 2025

Delfines en cautiverio: La cruda realidad detrás del lujo en la Riviera Maya

Ciudad de México. (SinEmbargo). La Riviera Maya, famosa por sus playas y hoteles de lujo, oculta una alarmante realidad: La presencia de más de 31 delfinarios en la región. En el caso del hotel Barceló Grand Mayan, su delfinario refleja las duras condiciones que enfrentan estos ejemplares.

Lo que muchos turistas perciben como una actividad entretenida e inofensiva es, en realidad, una fuente de sufrimiento. Los delfines permanecen confinados en un espacio reducido que no satisface sus necesidades básicas ni les permite comportarse como lo harían en su hábitat natural.

Foto: Especial.

El delfinario del Barceló es un espacio extremadamente limitado, con tan solo 2 metros de profundidad, apenas suficiente para los delfines que lo habitan. Estos animales, que en su hábitat natural nadarían cientos de kilómetros diarios y se sumergirían a grandes profundidades, viven confinados en un tanque sin estímulos y con agua clorada. La falta de sombra agrava su situación, provocando problemas como cataratas y ceguera debido a la constante exposición al sol.

En el año 2019, se reportó la muerte prematura de dos delfines, información que solo salió a la luz gracias a un denunciante anónimo. Es probable que haya más casos que nunca serán conocidos, ya que en México la corrupción y la falta de regulaciones efectivas permiten que estos hechos se encubran y que los delfinarios continúen operando como si nada hubiera pasado.

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A pesar de los llamados de 34 organizaciones mexicanas e internacionales al hotel Barceló para que tome medidas, la empresa ha guardado un silencio ensordecedor. Este mutismo no solo refleja desinterés, sino también complicidad en la perpetuación de una práctica que ya no tiene cabida en un mundo que avanza hacia el respeto por los seres sintientes.

NO ES UN CASO AISLADO

Este caso no es un incidente aislado. México cuenta con estándares de bienestar animal muy bajos, y las autoridades no están haciendo lo suficiente para proteger a los delfines y otras especies en cautiverio.

El delfinario del Barceló es un recordatorio de que el lujo no debe construirse sobre el sufrimiento. Como sociedad, debemos exigir que estos espacios sean clausurados y que los delfines que aún permanecen en cautiverio sean trasladados a santuarios donde puedan vivir de manera digna.

Por: Jessica González Castro

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