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miércoles, abril 24, 2024

En las universidades: maestros batallan contra apatía y falta de recursos tecnológicos

Guanajuato, Gto. Actividades que se creían fáciles, resultaron un reto completo para los maestros de nivel superior de diferentes universidades de la entidad. Desde actualizarse en materia de tecnología para impartir clase en línea, hasta adecuarse a la  “nueva normalidad” en medio de una pandemia por COVID-19. Para ellos continúa el reto y ahora con mayor incertidumbre.

Cuatro maestros accedieron a contar su experiencia de impartir clase de manera virtual en universidades de las ciudades de León y Guanajuato y los cuatro se encontraron con escenarios muy similares: limitación en acceso a recursos tecnológicos, complicaciones para lograr captar la atención de os alumnos y también falta de empatía de los estudiantes

Según datos de la Secretaría de Educación de Guanajuato en la entidad, existen 245 planteles de educación superior, donde existe una plantilla de docentes de 17 mil 325 maestros, que educan a 161 mil 356 alumnos universitarios.

Adecuación de espacios en casa y se encuentran con apatía

La adecuación de un espacio en casa para poder trabajar fue lo primero que necesitaron algunos maestros, como el caso de Isaac docente desde hace siete años, en la Universidad Tecnológica de León (UTL) en el área de Técnico Superior Universitario en Turismo.

“Uno de mis trabajos internos fue tratar de adecuar un espacio donde yo pudiera trabajar de manera mas creativa e investigar más, personalmente adecue la terraza, con decoración de mismos objetos de la casa, un sillón unos muebles un escritorio una mesa, este lugar lo utilice mucho en los primeros meses para dar clase en línea desde ahí transmití mis primeras clases”, señaló.

Pero ese fue sólo uno de los primeros retos, pues mencionó que su área de enseñanza es más presencial, ya que se requiere del diálogo diario e interacción con los estudiantes. El turismo en un área en donde se comparten experiencia en hotelería y prestación de servicios.

Lo mismo ocurrió para Lourdes (quien prefirió ocultar su identidad), docente en la Universidad de Guanajuato, quien señaló que el confinamiento trajo consigo interacción diaria con la familia y con ellos dijo, buscar un espacio dónde impartir clase sin las distracciones provocadas por los miembros de su familia.

“Tuve que buscar espacio aislado, sin ruidos que me distrajera, con buena señal de internet y sobre todo, con la disponibilidad de mis alumnos, cosa que casi era imposible, nunca sabes qué están haciendo ellos al no saber si están presentes o por lo menos visibles”.

Para Horacio López fue similar, él es docente de inglés de la UDL con varios grupos y algunos alumnos poco dispuestos a trabajar y cumplir con asignaciones. Para Horacio el uso de la tecnología no fue un problema, pero si apatía de algunos de sus estudiantes para participar en actividades planeadas durante horas por el mismo, para poder lograr los conocimientos requeridos de acuerdo al nivel educativo.

“No teníamos una plataforma para la impartición de clase, tuvieron que adaptarla varios maestros. Mi experiencia en trabajos donde el uso de tecnología es indispensable ya lo conocía, incluso es cómodo para mí. México no está educado en educación tecnológica, no hay disposición y mucho menos recursos para algunos en por lo menos tener una computadora, es un reflejo de nuestra sociedad”.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el país en 2019 menos de la mitad de los hogares cuentan con una computadora en casa, pero la cifra se contrapone al 50 de os hogares donde las familias si cuentan con conexión a internet.

Karla (maestra en la UDL y que prefiere el anonimato por posibles represalias) señaló que algunos alumnos no valoran el tener tecnología al alcance, pues son contados los interesados en verdaderamente adquirir conocimiento y concluir su licenciatura

“Hay alumnos de este municipio (Guanajuato) y de uno del norte que usaban sus datos celulares para estar conectados, otros que sabía que tenían el modo, con computadora, con internet no lo aprovecharon, algunos hasta ofrecían dar y hacer trabajo extra al no concluir la clase porque no tenían conexión, este mundo está al revés”, declaró.

“No somos maestros de tiempo completo”.

Isaac, Horacio y Karla encontraron complicaciones para encontrar especio para sus actividades personales y las docentes. Al principio la organización les costo trabajo, pero con el tiempo lograron entender que no son maestros de 24 horas.

Entre su actividad profesional y las necesidades personales, durante el primer período de clase en línea tuvieron que cambiar su ritmo de vida. El trabajo en casas incrementó, los gastos también, en cambio sus ingresos se vieron disminuidos y el estrés les abrumo durante varias semanas.

“Quisieron disfrazar la situación de reducción con el argumento de que ya no íbamos de manera presencial, que ya no usamos gasolina para el auto, de que ya no pagamos transporte, eso los directores no lo ven, pero ya usamos más luz, ya estamos conectados más horas, bien pudiéramos expresar, ustedes ya no pagan servicios básicos, pero eso, ellos no lo ven”, señaló uno de ellos.

Dos de los cuatro maestros entrevistados por Zona Franca, coincidieron en que la atención a sus hijos trajo consigo la necesidad de diseñar una rutina para que cruzar u organizar las actividades de ambos y poder tener tiempo de calidad con la familia. Ahora todos creen que esto último es lo más valioso que les ha dado la pandemia, la posibilidad de pasar más tiempo con sus seres queridos.

“Estabas acostumbrado hacer todo con reloj, determinadas actividades en ciertas horas y no había cambio, ya es recuerdo, hoy es totalmente diferente todo”, sostuvo Karla.

Isaac tiene un hijo de 10, con quien ahora también puede pasar más tiempo, los apoyo a hacer sus tarea y después buscan actividades en que entretenerse.

“Tenemos el home office casi al mismo tiempo ambos, yo doy clase y el está en clase, nos dedicamos a lo de nosotros y eso es hasta cierto punto es bueno, cuando nos desocupamos estamos juntos al momento y no cuando tenía que viajar una hora de ida y otra de regreso”.

Para Horacio y Lourdes es diferente pero no ajena, él vive solo, ella con cuatro dos niños menores de siete años. Él se enfrentó a la poca disponibilidad de sus alumnos para aprender y mantener encendidas su cámaras, ella a tener que lidiar con el lenguaje tecnológico y virtual y con ello la poca empatía de parte de sus alumnos.

Temor al futuro

Los cuatro maestros mencionaron que se vive con incertidumbre, confiados en que ya está confirmada su participación para el próximo periodo para la impartición de clases virtuales, tienen temor de que pueda ser el último y dejen de recibir su salario completo o a encontrarse alumnos con poca disponibilidad a la nueva dinámica.

“Me dijeron que tuviera disposición, no me entregaron horarios pero sí pidieron que estuviera con disponibilidad, soy madre soltera y no tengo para dónde hacerme, tengo que esperar para ver qué horarios me darán ahora que vuelva a tener presenciales, tendré que ver con quien dejo a mi hijo, no sabemos qué nos depare el destino”, señaló Karla.

Lo mismo fue para Horacio, quien tiene la intención de viajar y vivir en el extranjero, por lo pronto su plan se vio mermado a causa de la pandemia, se retrasó ya un año su interés en tomar una maestría.

“El COVID-19 llegó y nos retrasó la vida a todos, nos afectó mucho, algunos les quitó a sus familiares, a otros simplemente los encerró y a otros más nos quitó planes, pero seguiremos con intensión”, añadió.

Isaac añora regresar a la antigua realidad, aunque está consiente que quizá ésta nunca más vuelva a ser igual. Isaac disfruta la interacción social y la convivencia con los alumnos, por ahora se conforma con la comunicación que tienen con ellos a través de plataformas tecnológicas y redes sociales.

Lo mismo espera Lourdes, aunque no se resiste al cambio y está dispuesta a aprender y mejorar en lo que sea necesario para que sus alumnos aprendan y logren obtener sus títulos universitarios para enfrentar un mundo distintos y cada vez más competitivo

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